Más del 72 por ciento de los 120 encuestados así lo afirmaron, frente a los dos tercios que el año pasado consideraron que habían empeorado sus condiciones de trabajo, si bien menos del 5 por ciento aseguraron haber sido objeto de violencia física o detenciones.

Entre muchos casos, un reportero que guarda el anonimato subraya que le confiscaron su tarjeta de prensa mientras entrevistaba a familiares de pasajeros del vuelo MH370, que desapareció cuando cubría la ruta Kuala Lumpur-Pekín hace más de un año y del que aún no se sabe qué ocurrió, lo que indigna a los allegados de las víctimas.

Mientras, un equipo de una televisión internacional tuvo que echarse al suelo al ser rodeado por hombres con fusiles de asalto cuando cubrían una protesta ciudadana en Sichuan, al oeste del país.

Son algunos de los ejemplos proporcionados por los periodistas al FCCC, quienes no obstante se encuentran en mejores condiciones que sus asistentes chinos, ya que la mitad de los corresponsales que disponen de esta ayuda afirman que sus colegas han sido acosados al menos una vez en el último año, por encima del 35 % del pasado ejercicio.

Dos de los casos más flagrantes fueron el de Zhang Miao, asistente de la corresponsal para el periódico alemán Die Zeit, quien se encuentra detenida desde octubre, después de participar en una manifestación prodemocrática en Hong Kong.

La situación de Zhang se agrava por no estar registrada como asistente de un periodista extranjero, condición exigida por las autoridades chinas.

Por otro lado, la asistente de la agencia japonesa Nikkei News, Xin Jian, fue detenida después de realizar una entrevista al abogado de derechos humanos Pu Zhiqiang antes de que éste mismo fuese también arrestado y se encuentre ahora a la espera de juicio.

Además, el FCCC dice que continúa el acoso por parte de las autoridades a los ciudadanos chinos que hablan con periodistas extranjeros, además de que ciertas zonas del país, como Tíbet, permanecen vetadas a los corresponsales.

Periodistas que han viajado a Xinjiang (noroeste, hogar de la minoría musulmana uigur y punto frecuente de enfrentamientos entre estos y la mayoría han) o a la frontera con Birmania (Myanmar) al suroeste de China, cerca del conflicto entre el ejército birmano y los rebeldes kokang, también han sido acosados por las autoridades.

Un informe de Reporteros Sin Fronteras sobre la libertad de prensa mundial publicado en enero situó a China en el puesto 176 de una lista de 180 naciones.

Preguntada por la encuesta, una portavoz de Exteriores, Hua Chunying, dijo este miércoles que “China hace todo lo que puede en dar facilidades a los periodistas que trabajan en el país”, y que “los periodistas deben respetar las leyes y regulaciones chinas, como en cualquier otro lugar”.