Botox para los deprimidos; la aplicación cosmética de la toxina botulínica puede regular estados de ánimo

28/07/2014 - 1:30 am
Incluso los pacientes depresivos en países industrializados no reciben aún la óptima atención. Foto: EFE
Incluso los pacientes depresivos en países industrializados no reciben aún la óptima atención. Foto: EFE

Ciudad de México, 28 de julio (SinEmbargo).– En todo el mundo cada año se intentan suicidar entre 10 y 20 millones de personas. Mientras que un millón lo logran, el hecho es que prácticamente todos los que se encuentran dentro de este grupo están inmersos en una depresión mayor.

Quien sufre de depresión no encuentra demasiadas cosas que puedan alumbrar sus días. Estas depresiones pueden llevar a quitarse la vida sin importar la edad de quien las padezca, como lo hizo recientemente el futbolista alemán Andreas Biermann y cinco años atrás, su colega Robert Enke.

La depresión es un mal que nos puede tocar a todos, sin importar el país donde vivamos. No hay diferencias esenciales en la aparición de la depresión en países en desarrollo o en los industriales, dijo al servicio de radiodifusión internacional Deutsche Welle el profesor Ulrich Hegerl, director de la Clínica para Psiquiatría y Psicoterapia de la Universidad de Leipzig.

“El problema es la identificación y el tratamiento de una depresión. Es en estos puntos en donde, a menudo, falta atención de los pacientes o es muy precaria. Incluso los pacientes depresivos en países industrializados no reciben aún la óptima atención”, agregó Hegerl.

Además de la falsa creencia de que una depresión sólo afecta a personas “sensibles”, también se encuentra aquella que dice que es una enfermedad que afecta solo a mujeres. Sin embargo, lo cierto es que aunque las mujeres tienen una doble predisposición a desarrollar una depresión (debido a cambios hormonales o a su herencia genética) los procesos químicos y psíquicos que la generan aún siguen siendo materia de estudio.

No obstante, en lo que terapistas tratan a los pacientes con depresión y los científicos investigan sobre las causas que se encuentran detrás de esta enfermedad, de lugares impensables surgen posibles alternativas para tratarla.

Tal es el caso de la aplicación cosmética de la toxina botulínica para mejorar la apariencia de las arrugas faciales de expresión, la cual mejora los estados depresivos en pacientes que poseen dicha afección previa.

La toxina botulínica para mejorar la apariencia de las arrugas faciales mejoró los estados de ánimo de pacientes con depresión. Foto: EFE
La toxina botulínica para mejorar la apariencia de las arrugas faciales mejoró los estados de ánimo de pacientes con depresión. Foto: EFE

Así lo dieron a conocer una serie de investigaciones presentadas este año en el 72° Reunión de la Academia Americana de Dermatología sobre el uso de esta toxina, conocida por su nombre comercial Botox, publicó la revista Psychiatric Research.

Uno de los primeros estudios científicos en sugerir este efecto, fue realizado por Tillmann Kruger y colaboradores, en la Escuela Médica de Hannover, Alemania, quienes observaron que al aplicar Botox en los músculos faciales que demuestran emoción, se aliviaban los síntomas de la depresión en algunos pacientes.

Según los investigadores, los efectos positivos sobre el ánimo, se observaron en pacientes que recibieron inyección de esta toxina en la zona del entrecejo.

Previo al estudio, notaron que en algunos pacientes que habían tratado sus arrugas con Botox, la depresión había remitido o mejorado, lo que dio pie a la teoría de que la musculatura facial no sólo expresa emociones, sino que también podría regular algunos estados de ánimo.

Para confirmarlo, se trataron 30 pacientes con diagnóstico de depresión crónica severa, resistente a los tratamientos convencionales. La mitad recibió toxina botulínica y la otra mitad placebo.

Seis semanas después de una sola aplicación, el grupo tratado con toxina botulínica, experimentó, en promedio, un 47 por ciento de reducción en los valores específicos para clasificar el grado de depresión, mientras que en el grupo placebo la reducción fue del 9 por ciento únicamente.

Es así que la asociación entre la musculatura facial y las emociones puede deberse a que los músculos del entrecejo, vinculados comúnmente con expresiones de disgusto, enojo, tristeza, preocupación, al contraerse, estimulan la amígdala, el área del cerebro encargada de regular algunos de éstos sentimientos.

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