DE EL KEN A LA BARBIE

28/10/2011 - 12:00 am

II. De El Ken a La Barbie: la huida a México

ÉDGAR VALDEZ VILLARREAL nació en Laredo, Texas, el 11 de agosto de 1973. Fue el quinto de ocho hermanos que crecieron en el seno de una familia de comerciantes de clase media. Desde niño se aficionó al deporte, y durante sus años como estudiante de high school (equivalente al bachillerato) jugó para el equipo de futbol americano de su escuela en la posición de quarterback; gracias a ello obtuvo una beca para la Universidad de Texas pero, como se relató antes, un accidente de tráfico cambió el rumbo de su vida. Ocurrió durante unas vacaciones de verano. Salió de una fiesta en la que había ingerido bebidas alcohólicas; en ese estado iba conduciendo y se vio involucrado en un percance que provocó la muerte de una persona. Terminó en la cárcel, aunque por muy poco tiempo, ya que se comprobó que se había tratado de un homicidio culposo. Sin embargo, esos antecedentes penales lo hicieron perder la beca.

Acabó por abandonar los estudios en 1990, a los 17 años de edad. Y a pesar de que sus padres lo apoyaron para que iniciara un negocio de engorda de ganado en su ciudad natal, no era eso lo que Valdez Villarreal anhelaba. Le gustaba vivir bien y pronto encontró el camino para lograr sus sueños: el comercio de sustancias ilegales. Su inteligencia y facilidad para las relaciones públicas le permitieron formar su propia red de distribución de mariguana al menudeo. A los 19 años fue detenido por la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés), pero no pisó la cárcel, salió libre bajo fianza. De acuerdo con las leyes estadounidenses, las personas sorprendidas con droga pueden alcanzar fianza para ser procesadas en libertad, dependiendo de sus antecedentes penales y de la cantidad que porten.

Aquel encuentro con la justicia de su país no frenó la carrera criminal de Valdez Villarreal, sino todo lo contrario. En 1998, cuando éste ya tenía 25 años de edad, la DEA consiguió una orden de aprehensión en su contra, pero él logró burlarlos y escapó a México. Entró por Nuevo Laredo,Tamaulipas, donde reanudó su actividad de distribución de drogas. Aparte de su carisma y peculiar personalidad, contaba con un buen conocimiento del mercado de consumo y distribución de enervantes entre los jóvenes estadounidenses.

En la preparatoria a Valdez Villarreal le decían El Ken en alusión a la pareja de la famosa muñeca Barbie. Así lo explicaba él mismo a los nuevos amigos que hizo cuando cruzó la frontera y que maliciosamente decidieron cambiarle el apodo por La Barbie.

 

Contactos clave en Tamaulipas y Nuevo León

UNA VEZ ASENTADO en Tamaulipas,Valdez Villarreal no perdió el tiempo y rápidamente buscó contactos en el mundo criminal. Se asoció con el sobrino del narcotraficante Dionisio Román García Sánchez, El Chacho (líder de Los Chachos y que sería secuestrado y asesinado por Los Zetas en mayo de 2002) para traficar mariguana hacia Estados Unidos. Esa amistad le valió para no pagar “derecho de piso”, a pesar de que sus envíos eran cada vez más grandes. Según relató el mismo Valdez Villarreal, traficaba mensualmente de 500 a 600 kilos de mariguana. El Chacho García controlaba Nuevo Laredo, pero la disputa por la plaza con Osiel Cárdenas Guillén lo obligó a buscar una alianza con los hermanos Beltrán Leyva, que en ese entonces estaban ligados al Cártel de Juárez. Para facilitar el trasiego, a Valdez Villarreal se le ocurrió crear una empresa de transportes de carga en la ciudad de Matamoros.

En el año 2000 conoció y dio trabajo por un tiempo a un sujeto identificado como José Jorge Balderas Garza, El Batman, un joven atlético con el que compartía las aficiones a la vida nocturna y a las mujeres exuberantes. Una década después, ese mismo Balderas Garza se haría tristemente célebre por dispararle en la cabeza al futbolista paraguayo Salvador Cabañas.

Otro personaje que La Barbie contactó en Tamaulipas fue Sergio Villarreal Barragán, El Grande, que traficaba con droga desde el estado de Chiapas hasta Estados Unidos. Según contó La Barbie, realizó varios trabajos con él en ese tiempo; años después lo reclutaría en sus filas y entre ellos nacería una amistad, la cual, como se describirá más adelante, tuvo un fin inesperado.

En aquel estado del norte también conoció a un hombre que con el paso del tiempo sería uno de sus principales colaboradores y gente cercana: su futuro suegro Carlos Montemayor, quien tras la captura de La Barbie se quedaría brevemente al frente de los negocios.Tres meses después también sería detenido por la Policía Federal.

El crecimiento de La Barbie dentro del tráfico de drogas no pasó inadvertido, aunque su éxito vino acompañado de nuevos enemigos. El Chacho García ahora quería matarlo porque creía que La Barbie no estaba respetando los acuerdos que tenían. Paradójicamente, Los Zetas, brazo armado del Cártel del Golfo de Osiel Cárdenas Guillén, también le habían puesto precio a su cabeza porque lo consideraban parte de la organización de El Chacho García. Ante esta doble amenaza,Valdez Villarreal se trasladó a la ciudad de Monterrey, en el estado vecino de Nuevo León, donde continuó con el trasiego de narcóticos, sin abandonar su gusto por la fiesta.Ahí conoció a Jaime Valdez Martínez, El Güero, hombre que estaba al servicio del Cártel de Sinaloa.

 

Osiel en el nuevo mapa de las organizaciones criminales

CUANDO Édgar Valdez Villarreal llegó a México, una generación de capos se había terminado y el mapa de las organizaciones criminales estaba cambiando, a veces radicalmente. Mientras que en Tijuana se mantenían fuertes los hermanos Arellano Félix, El Chapo Guzmán y El Güero Palma, del Cártel de Sinaloa, se hallaban en prisión tras ser aprehendidos en 1993 y 1995, respectivamente. El que en su momento fue considerado el enemigo público número uno, Juan García Ábrego, cabeza del Cártel del Golfo, había sido capturado en 1996 y extraditado a Estados Unidos. Amado Carrillo Fuentes, El Señor de los Cielos, jefe del Cártel de Juárez, había muerto durante una cirugía plástica en 1997. Lo relevó su hermano,Vicente Carrillo Fuentes, El Viceroy. Personajes como Ismael El Mayo Zambada y los hermanos Beltrán Leyva podían utilizar Juárez en sus rutas.

Otra gran reestructuración tuvo lugar en el Cártel del Golfo con el ascenso de Osiel Cárdenas Guillén, El Mata Amigos. Este hombre de baja estatura y complexión robusta inició su carrera delictiva a los 19 años de edad robando autopartes y desvalijando vehículos, para lo cual utilizaba un taller mecánico que después también usó para la distribución de drogas al menudeo. Su habilidad para la venta de narcóticos llamó la atención del entonces líder del Cártel del Golfo, el referido Juan García Ábrego, quien lo convirtió en uno de sus principales operadores. Ya dentro de la organización, Osiel conoció a Salvador Gómez Herrera, brazo derecho de García Ábrego. La situación del cártel dio un giro el 14 de enero de 1996, cuando García Ábrego, de nacionalidad estadounidense, fue detenido en Matamoros por el Ejército mexicano y extraditado de inmediato a su país, donde tenía varias órdenes de aprehensión.

La sucesión en el mando en una organización criminal suele ir acompañada de violencia y muerte. Lo saben sus miembros, y el que ambicione la posición de mando debe estar dispuesto a matar o morir.Tras la caída de García Ábrego, Salvador Gómez Herrera asumió el liderazgo del cártel; sin embargo, semanas después lo asesinaron en una emboscada. Osiel Cárdenas Guillén tomó su lugar en la organización.Todo parece indicar que fue él quien mató al que había sido su amigo para quedarse con el control del grupo —de ahí su sobrenombre— y se dice que también con su mujer.

Osiel trascendió en la historia del narcotráfico en México porque llevó a otro nivel los métodos violentos y el alcance de los grupos de sicarios. Para combatir a sus rivales, creó un ejército de asesinos a sueldo formado por desertores de un grupo selecto de operaciones especiales de la Secretaría de la Defensa Nacional conocido como GAFES (Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales). Los GAFES surgieron hacia 1980 para realizar misiones secretas y estaban integrados por elementos capacitados en Estados Unidos (con los Rangers) y Centroamérica (con los Kaibiles, ejército élite de Guatemala). Así pues, los miembros de los GAFES se distinguían por su especial preparación técnica, táctica y física. Los capacitaban en el manejo de explosivos y armas de alto poder, estrategias de supervivencia, acciones de intervención, rapel, asalto, inmersión acuática y más. Aquellos desertores, luego entonces, no eran unos sujetos cualquiera. Se les llamó Los Zetas porque la Z era la clave que tenían los militares en activo que ocupaban el cargo de subdelegados operativos de la extinta Policía Judicial Federal.

 

El impacto de los ataques terroristas de 2001

EL 20 DE ENERO DE 2001, Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, El Chapo, se fugó de la cárcel de máxima seguridad de Puente Grande, Jalisco. Ese hecho cimbraría a las organizaciones criminales y provocaría un nuevo reacomodo. En el Cártel de Sinaloa, llamado también La Federación, se agruparon algunos de los capos más importantes del país, entre ellos Ismael Zambada García, El Mayo;Vicente Carrillo Fuentes, El Viceroy; Ignacio Coronel, Nacho Coronel; Juan José Esparragoza, El Azul; los hermanos Arturo, Alfredo, Héctor, Carlos y Amberto Beltrán Leyva, y desde luego el mismo El Chapo.

Sin embargo, el año 2001 tenía reservados acontecimientos de mayor alcance que, por inverosímil que parezca, afectaron al mundo del narcotráfico. En la mañana del 11 de septiembre de 2001, dos aviones de pasajeros se estrellaron contra las Torres Gemelas del World Trade Center, en Nueva York; otro más se precipitó sobre el Pentágono, en Washington, y un cuarto cayó en un paraje de Pensilvania. El mundo como lo conocíamos cambió para siempre, aunque la mayoría de los mexicanos, atentos a la amenaza del terrorismo y al riesgo de una guerra en Medio Oriente, no alcanzamos a comprender las consecuencias que los atentados traerían para el país.

Estados Unidos adoptó medidas de seguridad extremas, incluida una férrea vigilancia en sus fronteras. El tráfico de drogas hacia ese país, por tanto, resintió los embates del nuevo panorama mundial. Dada la mayor vigilancia en los cruces tradicionales entre México y su vecino del norte, como los de Tijuana-San Diego y Ciudad Juárez–El Paso, la opción para enviar droga que suponía menor riesgo era la llamada “frontera chica”, es decir, la que divide a los estados de Tamaulipas y Texas. En algunos puntos de dicha línea fronteriza, el cauce del Río Bravo apenas alcanza unos cuatro metros de ancho y medio metro de profundidad.

Por aquel entonces, este territorio se hallaba bajo el control del Cártel del Golfo de Osiel Cárdenas Guillén y Los Zetas, pero al poco tiempo otras organizaciones criminales descubrieron el atractivo y las ventajas de la “frontera chica”, que se volvió la manzana de la discordia. Muchos querían introducir droga a Estados Unidos por ahí y, para lograrlo, había que pagar “derecho de piso” al Cártel del Golfo o adueñarse del territorio por la fuerza.

 

La Barbie conoce a Arturo Beltrán Leyva

LOS HERMANOS Alfredo, Arturo, Héctor, Carlos y Amberto Beltrán Leyva, originarios de Sinaloa y emparentados con El Chapo Guzmán, destacaron por su alto grado de operatividad y violencia al servicio del Cártel de Sinaloa. A Alfredo, Arturo y Héctor los llamaban Los Tres Caballeros.

En el año 2002, en una reunión celebrada en el municipio de Vallecitos, Sinaloa, Alfredo Beltrán Leyva fue designado responsable de coordinar la seguridad de los líderes del Cártel de Sinaloa y de su bien más preciado: sus familias. Asimismo, los altos jefes le encomendaron el trasiego de droga en el estado. De manera que Alfredo tenía el control de la operación criminal, del reclutamiento de autoridades locales y federales, y del movimiento de droga. Por otro lado, Arturo era el enlace del Cártel de Sinaloa con el líder del Golfo, Osiel Cárdenas Guillén.

Ese mismo año, La Barbie ya contaba con un grupo de más de 25 personas y seguía enfrascado en una guerra con Los Zetas. A fin de resolver el conflicto, Jaime Valdez Martínez le propuso trasladarse a la Ciudad de México para presentarlo con Arturo Beltrán Leyva, El Barbas, que por ese entonces, junto con sus hermanos, ya se había asentado en la capital del país. Édgar Valdez Villarreal narra que el encuentro con El Barbas fue en un rancho del capo en la zona del Ajusco, al sur del Distrito Federal. Incluso recuerda detalles como que los recibieron con una carne asada —los mejores cortes, desde arrachera hasta palomilla—, acompañada de tortillas de harina, frijoles meneados, cervezas heladas y whisky, todo muy al estilo norteño.

No tardaron en tocar el tema principal de la reunión: la guerra de La Barbie con Los Zetas, en particular con uno de sus fundadores y actuales líderes: Miguel Ángel Treviño Morales, El Z40, un desertor del Ejército. La pugna entre La Barbie y El Z40 se había originado por la ejecución de un hermano del líder de Los Zetas, quien acusaba a Valdez Villarreal de ser el culpable. Arturo Beltrán Leyva le ofreció a La Barbie ayudarlo y conseguir que el líder del Cártel del Golfo, Osiel Cárdenas Guillén, lo recibiera para aclarar “malos entendidos“. Con esa promesa, La Barbie regresó a la ciudad de Monterrey, Nuevo León, en espera de la cita.

El Barbas cumplió su palabra y le concertó una cita con Osiel, cuya gente se encargó completamente de la logística de la entrevista. Recogieron a Valdez Villarreal en Monterrey; pasó por él un sujeto de apellido Ballesteros, uno de los hombres de confianza del líder del Cártel del Golfo. La Barbie estaba consciente de que en ese mundo un error o un descuido cuesta la vida y de que no contaba con garantías de regresar. ¿Cómo saber si no sería una ficha de intercambio entre capos? En cualquier momento, el vehículo donde lo transportaban podría hacer un alto en medio de la nada y ahí acabar su historia. La Barbie, sin embargo, afrontó la situación con entereza, lo cual retrata perfectamente su ambición, su determinación a arriesgar la vida.

De Monterrey lo llevaron a Reynosa,Tamaulipas; posteriormente, a la ciudad de Matamoros, a un taller mecánico. Tras una larga espera, llegó Osiel Cárdenas Guillén. Cuestionó a La Barbie sobre su presencia en Tamaulipas y le preguntó cuánta droga estaba pasando por la zona de Nuevo Laredo.Valdez Villarreal respondió asegurando que en ese tiempo, debido a la cacería que había en su contra, había dejado de operar.

Después de aquella reunión, Édgar Valdez Villarreal pudo regresar a Nuevo Laredo. Le habían autorizado operar siempre y cuando pagara el respectivo “derecho de piso”. Eso, sin embargo, no iba a durar mucho.

 

La caída de Osiel

DURANTE una de sus andanzas nocturnas, La Barbie tuvo un altercado en un bar con uno de los hombres de Osiel Cárdenas Guillén. Se liaron a golpes pero, gracias a su juventud y fortaleza,Valdez Villarreal superó ampliamente a su rival. El hecho no le gustó al jefe del cártel, quien mandó llamar nuevamente a La Barbie a Matamoros. Sin embargo, ese otro encuentro ya no se realizó, pues el 14 de marzo de 2003 Osiel fue detenido por el Ejército mexicano en el fraccionamiento Satélite de aquella ciudad tamaulipeca.

Los militares llegaron hasta una de sus casas de seguridad, en una operación que no fue nada sencilla: las autoridades sabían que contaba con diversos cordones de protección integrados por hasta 300 hombres fuertemente armados. Una vez aprehendido el líder del Cártel del Golfo, fue atacado el convoy que lo trasladaba a la zona militar de Matamoros; hubo que recurrir al auxilio de un helicóptero artillado para evitar que el capo fuera liberado.

La caída de Osiel Cárdenas Guillén acarreó una gran ruptura dentro del Cártel del Golfo. Los líderes de Los Zetas decidieron independizarse de sus antiguos empleadores en Tamaulipas para formar su propia organización, lo cual eventualmente los haría contraponerse al nuevo líder del cártel y hermano de Osiel: Ezequiel Cárdenas Guillén, apodado Tony Tormenta por su carácter explosivo. (Tony Tormenta moriría en un enfrentamiento con personal de la Secretaría de Marina el 5 de noviembre de 2010, en Tamaulipas.)

Por otro lado, con El Chapo Guzmán en libertad, el Cártel de Sinaloa comenzó su expansión hacia las ciudades de Tijuana y Ciudad Juárez, y hacia el estado de Tamaulipas. Así que la guerra era inevitable.Tamaulipas se convirtió en un violento frente de batalla que se extendió a otras entidades y literalmente bañó de sangre al país. Aunado a lo anterior, México dejó de ser un país de paso de estupefacientes y se convirtió también en consumidor. La feroz lucha ya no era sólo por las ciudades fronterizas de trasiego, sino también por el control de las ciudades consumidoras.

En un asunto más personal, Miguel Ángel Treviño, El Z40, seguía insistiendo en que Édgar Valdez Villarreal era el asesino de su hermano y que, además, había dado aviso a las autoridades sobre la ubicación de Osiel Cárdenas Guillén. Razones suficientes para querer matar a La Barbie.

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