México

…Y dentro del PAN pasa lo que no se había visto: algunos lanzan confeti al abanderado del PRI

28/11/2017 - 12:05 am

Fundado hace 79 años, Acción Nacional se muestra tan enfermo de división y carente de cuadros que ayer ante los militantes quedaron trazadas tres rutas disímbolas y paradójicas: Ricardo Anaya (el dirigente), Margarita Zavala (quien ya se fue) y… José Antonio Meade (el ungido candidato priista). Así está el PAN a meses de que arranquen las elecciones de manera oficial. Y no le ocurre como en otras crisis -1976, 1992- cuando se trataba de disputas ideológicas; esta vez, la fractura fue por la nominación a la Presidencia. El contrapunto entre la esposa del ex Presidente, Felipe Calderón Hinojosa, y el dirigente nacional del partido dio como resultado un partido desdibujado. Los observadores coinciden que ni desde el Frente Ciudadano al que pertenece podrá dar batalla.

Lo fuerte de su carrera, en realidad, fue dentro de la administración Calderón. Foto: Cuartoscuro

Ciudad de México, 28 de noviembre (SinEmbargo).- Al final, el Partido Acción Nacional (PAN) fue rebanado en tajadas y difícilmente volverá a tener unidad y consistencia. Por lo menos, no antes de 2018, cuando se efectuarán las elecciones más grandes y costosas de la Historia de México, con tres mil 416 cargos en juego, entre estos, la Presidencia de la República. El partido fundado hace 79 años por Manuel Gómez Morín y Efraín González Luna sufre por desacuerdo, por debilidad, pero no le ocurre como en otras crisis -1976, 1992- cuando se trató de disputas ideológicas; esta vez es por una candidatura.

En la Avenida Coyoacán 1546, la sede partidista, no hay fanfarreas ni los globos azules que la llenaban en julio de 2000 cuando contendía Vicente Fox Quesada, ni la tensión de 2006 cuando Felipe Calderón entraba y salía a prisa, mientras mantenía una competencia cerrada con Andrés Manuel López Obrador. Desde las 12:30 horas de ayer, desde que Antonio Meade Kuribreña es el hombre anunciado para ser el candidato del Partido Revolucionario Institucional, en ese domicilio se respira ruptura y cada vez, los posibles candidatos se desdibujan.

El dirigente nacional del PAN, Ricardo Anaya Cortés y Margarita Zavala Gómez del Campo –antigua y emblemática panista- no lograron que uno cediera por la candidatura del otro. Ella, quien pertenecía al partido desde los 17 años, prefirió irse. Cinco Senadores se pusieron en contra de Anaya Cortés. Con esa fractura, el dirigente panista convocó al Partido de la Revolución Democrática (PRD) y al Movimiento Ciudadano para formar el Frente Ciudadano. Y como en el PAN, en el Frente continuó en búsqueda de ser postulado.

Ayer, ante los militantes del PAN danzaban tres nombres: Ricardo Anaya, Margarita Zavala y … José Antonio Meade. Pero faltaba pisar en firme, por lo menos un punto de partida en el tablero cada vez más claro de 2018.

Hasta Ernesto Cordero, presidente del Senado y quien fue relevado en la Secretaría de Hacienda por Meade Kuribreña en el sexenio calderonista, emitió una felicitación por el suspirante priista.  Su primera reacción ante reporteros fue: “José Antonio técnicamente es impecable. Es honrado. Yo creo que el PRI mandó su mejor carta. Vio un poquito cuál era su mejor carta y no tengo duda que lo mandaron … El tiro está entre Margarita Zavala y José Antonio porque los dos tienen características similares, son gente honorable y querida … No tengo duda que Margarita o José Antonio le van a ganar a Andrés Manuel”.

Pero el PAN, lo que es el partido, “se queda chiflando en la loma. Vaya solo o con el Frente”, opinó Carlos Bravo Regidor, investigador de Centro de Estudios e Investigaciones Económicas. “Con el ungimiento de Meade se ha configuró el antagonismo que va a definir la elección de 2018. El polo de la continuidad con Meade y el polo del cambio con AMLO. Meade va a salir a promover el voto del miedo y es estupendo para eso. Promoverá la desconfianza en torno a AMLO. El de Morena intentará retratarlo como un continuador de lo mismo y la encarnación de la mafia del poder. Voto del miedo y protesta. Pero el PAN…  El PAN ya no tiene nada qué hacer”.

Meade, con Margarita. Los vínculos con el PAN calderonista son profundos: ayer Ernesto Cordero pareció celebrar su nominación. Foto: Cuartoscuro

EL PLEITO

En 2015, con 39 años de edad, afiliado al PAN apenas 15 años antes (cuando el partido vivió una efervescencia por el triunfo de su candidato Vicente Fox Quesada), Ricardo Anaya ganó la presidencia del partido. Desde entonces, no disimuló su sueño de convertirse en el candidato a la Presidencia de la República. De 2015 a 2016, su rostro o su voz aparecieron más de dos mil veces en radio y televisión, de acuerdo con datos del Instituto Nacional Electoral. A través de spots le envió mensajes al PRI y a Morena. Retó a Andrés Manuel López Obrador y a Enrique Ochoa Reza (dirigente priista) a presentar declaraciones patrimoniales, tal como él mismo lo había hecho. Desafió para lo mismo a su entonces correligionaria, Margarita Zavala Gómez del Campo. Pero Margarita, esposa del ex Presidente Felipe Calderón, suspiraba con lo mismo: ser la candidata.

El 6 de octubre, Zavala Gómez del Campo renunció al con el alegato de que Anaya jamás le dio la oportunidad para presentarse ante los panistas como posible candidata. Luego de su anuncio, surgió en Twitter la etiqueta #RebeldesdelPAN, un grupo en el que los senadores Javier Lozano, Gil Zuarth, Ernesto Cordero y Salvador Vega mostraron su apoyo a la primera dama y le advirtieron al dirigente, Ricardo Anaya: “No te librarás de nosotros”.

Al tiempo, en los estados surgieron expresiones de inconformidad de militantes por los acuerdos del dirigente nacional. Gobernadores estatales y alcaldes emanados del partido criticaron a Anaya. Tras la salida de la ex Primera Dama se dieron dos renuncias más: la del ex director general de la Comisión Nacional del Agua en el Gobierno calderonista, José Luis Luege Tamargo, y la de su cuñada y Senadora, Luisa María “Cocoa” Calderón.

Pero no sólo se formaron dos bandos. El mismo Anaya dijo en varias entrevistas periodísticas que tenía ubicado a un grupo de militantes que apoyaba a José Antonio Meade y que dentro del partido le construían la candidatura. Incluso le dijo a Margarita Zavala el día de su renuncia que esa decisión beneficiaría a Meade cuando fuera postulado. De modo que el día en que el Presidente decidió quién era el candidato tricolor, para los panistas había tres nombres: Ricardo Anaya, Margarita Zavala y José Antonio Meade.

MEADE Y EL PAN

Desde la madrugada de ayer, cumplió con el ritual de “el tapado” del PRI como el más fiel militante cuando Meade Kuribreña no pertenece a ningún partido político. Acudió a cada uno de los sectores del tricolor y fue él (el descendiente de Daniel Kuri Breña Gordoa, primer rector del Instituto Tecnológico Autónomo de México en 1946, y siete años antes, fundador del PAN) quien recibió la corbata roja de la clase trabajadora y visitó a los campesinos, y luego, recibió nutridos aplausos y su nuevo apelativo (¡Presi Pepe!, ¡Presi Pepe!) entre vivas.

Sólo faltó que lo bañaran en confeti al grado de cortarle la respiración como sí le ocurrió a Luis Echeverría o José López Portillo.

De hecho, Meade Kuribreña es el único político que logró sobrevivir al enroque de la administración anterior, la del panista Felipe Calderón con la del priista, Enrique Peña Nieto.

Licenciado en Derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México y en Economía por el ITAM y Doctorado por Yale, viene de los Gobiernos anteriores emanados del PAN, los de Vicente Fox y Felipe Calderón Hinojosa.

En 2000, con el triunfo de Fox, se convirtió en Director General de Banca y Ahorro en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. A mediados de ese año ocupó el mismo cargo en el Banco Nacional de Crédito Rural (Banrural) y encabezó la transición hacia el nuevo organismo que sustituyó a dicha banca: Financiera Rural hasta diciembre de 2006.

A finales de ese año fue designado por el entonces Presidente Felipe Calderón Hinojosa a la Secretaría de Hacienda: primero como jefe de la Oficina de Coordinación del Secretario, luego como subsecretario de Ingresos y finalmente como subsecretario de la dependencia.

Como subsecretario de Hacienda, José Antonio Meade fue una pieza clave para la aprobación de la Reforma Hacendaria de 2009. También participó en la negociación de reformas a la Ley de Competencia en la Cámara de Diputados, junto con Felipe Duarte, subsecretario de la Secretaría de Economía, y Manuel Minjares, subsecretario de Gobernación.

En enero de 2011, el Presidente Felipe Calderón lo designó Secretario de Energía en sustitución de Georgina Kessel Martínez. Ese mismo año, en septiembre, el propio Calderón lo puso al frente de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, cargo que desempeñó hasta el 30 de noviembre de 2012.

Fuentes en Acción Nacional refieren que Meade jamás ha perdido contacto con “amigos panistas” y dividido como está ese instituto, bien podría recibir sus votos.

Aunque su preparación es de economista, en 2012 –con el triunfo del PRI- aceptó la Secretaría de Relaciones Exteriores en la Administración de Enrique Peña Nieto. Lidió entonces con la responsabilidad de dar a conocer en el exterior las transformaciones estructurales en materia de Energía, Telecomunicaciones y Fiscal que se realizaron en México por iniciativa del Ejecutivo. Además se ha visto en la necesidad de contener la mala imagen de México por el tema de la inseguridad. Luego, se convirtió en Secretario de Desarrollo Social, una dependencia que fracasó porque el número de pobres creció en dos millones, pese al programa de la Cruzada Nacional contra el Hambre.

Después volvió a Hacienda.

La amistad empezó en el gabinete de Calderón. Y continuó en el sexenio de Peña. Foto: Cuartoscuro

***

En 1976 –cuando las elecciones las ganó el priista José López Portillo- el PAN no presentó candidato. Una fracción disidente se separó del partido y formó una organización fugaz. Pero el instituto se revivió en los ochenta con la candidatura del sinaloense Manuel J. Clouthier a la Primera Magistratura. En el periodo de Carlos Salinas (1988-1994) logró estabilidad y crecimiento. Obtuvo gubernaturas, presidencias municipales y escaños en el Congreso que lo consolidaron como la segunda fuerza después del PRI.

Luego vino otras crisis. En 1992, los integrantes del foro Doctrinario y Democrático lo abandonaron con el argumento de que en Acción Nacional se realizaba “un indebido y antidemocrático acercamiento con el Gobierno federal” que entonces presidía Carlos Salinas de Gortari.

Cuando ganó la Presidencia, fue con un candidato apenas afiliado. Vicente Fox Quesada, quien representaba a un grupo llamado “los rancheros”. El siguiente sexenio lo ganó Felipe Calderón Hinojosa, cuyo eje fue una férrea política de seguridad después de un cuestionado proceso electoral.

En 2012, el PAN volvió a ser oposición. Desde entonces, no se ha mostrado unido. “Y esto no es más que el reflejo de la crisis de imagen que viven todos los partidos políticos. Es la forma en que el partido opositor más antiguo se une de nuevo con el PRI. Los dos apoyan a un externo porque nadie en su interior sería un buen candidato”, resume Eduardo Huchim, especialista en el sistema electoral mexicano.

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