Gobierno de Nueva Delhi pelea por las 24 hectáreas que albergaron a leprosos en 1956

29/01/2017 - 8:37 pm

La India registra 120 mil casos de leprosos, es decir, el 60 por ciento de los afectados por esta enfermedad en el mundo, según datos del propio Gobierno y Naciones Unidas.

Según la Corte, resulta “poco ético e ilegal” regularizar la situación de los “saludables forasteros sin discapacidades” que habitan. Foto: EFE.

Por Moncho Torres

Nueva Delhi, 29 de enero (EFE).- Cuando en 1956 el Gobierno de Nueva Delhi adquirió 24 hectáreas para albergar a leprosos repudiados, nadie podía imaginar que más de medio siglo después habría que acudir a los tribunales para demoler construcciones ilegales en el poblado y desalojar a los “sanos”, como los llama la justicia, del lugar.

Una gran X roja marca el lugar de una fachada convertida en un montón de escombros entre las coloridas viviendas de Tahirpur, en el noreste de la capital.

La casa no figuraba en el plano urbanístico original del poblado de los leprosos, un proyecto en el que todas las casas eran de planta baja y de unos pocos metros cuadrados, y que con los años fue mutando a medida que los habitantes añadían una o dos plantas sin autorización para alojar a sus hijos o alquilarlas y conseguir un dinero extra.

Algunos leprosos más emprendedores optaron incluso por abrir pequeñas tiendas de comestibles, una actividad comercial que también ha sido declarada ilegal, explicó a Efe Mohamed Shafiq, nieto de un leproso y desde hace 16 años activista de la Hope Foundation (Fundación Esperanza).

Esta organización trabaja desde hace décadas en Tahirpur y ha ayudado a construir, en colaboración con el Departamento de Bienestar capitalino, 792 casas en el poblado, viviendas baratas que se convirtieron en una alternativa apetecible en una ciudad que creció de los 1.7 millones de habitantes en 1951 a los actuales 19.5 millones.

Un informe de la administración local de 2009 mostraba una radiografía que no podía ser más clara sobre la situación del poblado: de sus mil 810 viviendas, sólo 194 están ocupadas legalmente.

Ahora las autoridades han optado por cortar por la sano y el Tribunal Superior de Delhi, en una sentencia dictada la semana pasada y que se sustenta en parte en ese informe, fue rotundo al dar vía libre al desalojo y demolición de ocupaciones ilegales, que han “forzado” a los leprosos “a mendigar y ocupar andenes de espacios públicos y centros religiosos”, subrayó.

Según la Corte, resulta “poco ético e ilegal” regularizar la situación de los “saludables forasteros sin discapacidades” que habitan, gracias a prácticas corruptas de autoridades locales, una zona dedicada a la rehabilitación de los leprosos .

Una ayuda aún necesaria en la India, donde existen 120 mil casos registrados de leprosos, el 60 por ciento de los enfermos por esta enfermedad en el mundo, según datos del Gobierno indio y Naciones Unidas, que marcó el último domingo de enero como el Día Mundial de la Lucha contra la Lepra.

El lunes 30, casi en conmemoración con este día, las autoridades comenzarán a desalojar a la gente en un pueblo que vive la espera con tensión y angustia.

Y es que el estudio asegura que el complejo “creado inicialmente bajo consideraciones humanitarias para el bienestar de las personas con lepra, ha perdido ahora casi toda su razón de ser al albergar a más sanos que a leprosos”. Sin embargo, no dice que en esas viviendas calificadas de “ilegales” hay también enfermos.

La viuda Bano Devi o el matrimonio Anil Kumar y Laxmi Devi, todos afectados de lepra, ven ahora como su mundo se puede hundir de un día para otro con el cierre de una pequeña tienda y el derribo del piso superior que construyeron para sus hijos.

“Tendremos montones de problemas. Somos leprosos, ¿a dónde iremos? No tenemos a donde ir, esto es todo lo que tenemos”, lamentó en declaraciones a Efe Laxmi Devi, que con sus pies deformados apenas aguantó unos segundos de pie.

Otros, como Mansoor Alam y Naseema, de 55 y 50 años respectivamente y ambos infectados de lepra, temen que de un momento a otro las máquinas derriben la planta superior de su vivienda, donde vive una hija divorciada con sus tres pequeños.

“Si la derriban, ¿a dónde irá con sus hijos?”, interpelaron la pareja casi al unísono, quienes con varios miembros devorados por la enfermedad y la escasa ayuda del Gobierno de mil 800 rupias mensuales (alrededor de 26 dólares), no les queda otra opción que mendigar.

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