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Plumas, flores y madrazos, los gladiadores de la lucha libre mexicana

29/02/2016 - 6:21 pm

Para muchos expertos el primer exótico en la historia de la lucha libre es Gardenia o Dizzy Davis. Eran los años 40. Gardenia era texano, con una altura y fuerza destacables, que subía enfundado en una capa de terciopelo con estampados de flores. En el gabacho Gardenia no era un luchador afeminado, fue hasta llegar a México que se dio el cambio.

Diva Salvaje. Foto: Irving Cabello / Vice
Diva Salvaje. Foto: Irving Cabello / Vice

Por Adrián Román

Ciudad de México, 25 de febrero (SinEmbargo/VICE News).- “Primero fui gay y luego elegí ser luchador”, cuenta Diva Salvaje, con más de 1.80 metros de estatura, blonda cabellera que cae detrás de los hombros y quien ya tiene los pies en la historia de la lucha libre mexicana. Fue rival de algunos de los mejores luchadores: Caneck, Mil Máscaras, Blue Panther, Fishman, El Psicodélico, Dos Caras, Villano III.

En su veteranía disfruta más de la lucha, señala. Fue de la primera camada de exóticos que se atrevieron a llevar el personaje a otros límites: plumas, ligueros, medias, maquillaje y aportó un cambio radical en la escena. Se encuentra a punto de cumplir 30 años de rodar y rodar por la lona. Mantiene el carisma intacto, dice que se siente pleno por haber dedicado tantos años de su vida a lo que más le gusta, que es luchar.

Porta una placa con 14 tornillos en el brazo izquierdo, es dueño de una fractura en tobillo izquierdo y compró, con un método de pagos chiquitos, una lastimadura de cervicales.

En el gimnasio Hércules, legendario recinto de la colonia Guerrero, los aparatos se encuentra amontonados en un rincón, hay sillas plegables organizadas alrededor de tres costados del ring, una mesa con fruta picada, frituras y bebidas, la voz de Ricky Martin en el viento y un aire de kermés. Entre los aficionados hay varios con máscaras. Un padre sube a su hijo, de unos tres años, a la cuerda más alta y lo ánima a que se lance, el niño duda y se aferra a las cuerdas. Su padre lo toma en sus manos y lo hace volar en círculos y con los brazos abiertos, sin descender.

Foto: Irving Cabello / Vice
Foto: Irving Cabello / Vice

La cercanía del ring permite escuchar la intimidad del combate. “Pregúntale, cabrón”, exige Diva Salvaje al réferi mientras tiene a su rival sometido por una llave. Sobre el ring cae sudor a chorros y las miradas se encienden cuando sienten un madrazo fuerte, las cachetadas suenan, los cuerpos azotan brutalmente contra la lona y el ruido contrasta con las plumas, flores, aretes, glamur, cabelleras, labios pintados y brasiers.

A veces el combate deja de lado los golpes para convertirse en una especie de pasarela, en donde dos divas muestran sus atributos sensuales al público, para luego volver a las llaves y los golpes. Sobre el encordado hay siete hombres, cada que uno hace que otro se rinda o que pase tres segundos con las espaldas planas, logra salvarse.

Para muchos expertos el primer exótico en la historia de la lucha libre es Gardenia o Dizzy Davis. Eran los años 40. Gardenia era texano, con una altura y fuerza destacables, que subía enfundado en una capa de terciopelo con estampados de flores.

En el gabacho Gardenia no era un luchador afeminado, fue hasta llegar a México que se dio el cambio. Verlo salir del vestuario era todo un suceso; lo acompañaba un valet, y a las damas de las primeras filas les regalaba una flor. Era anunciado en los carteles gringos como “Texas gift to wrestling”.

Era un hijo de la chingada, un rudo de coraza. A veces subía con una capa cuyo cuello era alto y de peluche. En Piedras Negras encarcelaron a su hijo por narcotráfico. Durante una temporada fue la pareja del gran Médico Asesino. En 1959 se rifó un tiro contra el campeón de box, Archie Moore, donde cayó noqueado. Su vida estuvo llena de matrimonios y divorcios. Contrató a un ex marine para rescatar a su vástago. Él es como el abuelo de estos cabrones que luchan en llamativos colores despilfarrando coquetería.

La Diva Salvaje en el ring. Foto: Irving Cabello / Vice
La Diva Salvaje en el ring. Foto: Irving Cabello / Vice

Rudy Reyna murió poco antes de alcanzar las siete décadas de edad, empujado por la diabetes, con una pierna amputada. Andrés Rodolfo Reyna Torres, un rudo al que muchos apodaban, La mamá de los exóticos, La mamá de las muchachas. Llegó a pelear con leyendas de la lucha libre femenil como Martha la Sarapera, Lorena Dávila, Malena Hernández, la Brujita. A él le tocó aguantar candela con el público, pero con su ingenio y talento se los fue ganando. El escenario no era fácil, era el México de los 70 y 80. Fue alumno de René Guajardo.

En una arena de Chilpancingo le plantó un beso al Santo. También besó a Mil Máscaras. Rizado Ruíz fue su pareja, les decían El Tigre y la Mariposa, si Rudy abrazaba a un rival, su compañero la cacheteaba y humillaba frente a todo el público, lleno de celos. Y lo obligaba a seguir peleando. Era un rudo con un exótico. Dinamita pura. Abandonó la lucha para cuidar de su madre hasta la muerte.

Dulce Kanela. Foto: Irving Cabello / Vice
Dulce Kanela. Foto: Irving Cabello / Vice

Dulce Kanela viste un traje que culmina en una minifalda roja, de algo como terciopelo. El público corea su nombre. Siempre le gustaron los chingadazos, desde niño, cuando se burlaban de él en la escuela por su condición sexual. Siempre aceptó dos cosas frente a su familia: ser gay y querer ser luchador. recibió todo el apoyo, desde los 13 se años se trepó al encordado para rifarse el físico como los grandes.

En el gimnasio Hércules, legendario recinto de la colonia Guerrero. Foto: Irving Cabello / Vice
En el gimnasio Hércules, legendario recinto de la colonia Guerrero. Foto: Irving Cabello / Vice

La pelea resultó un éxito. Todos los luchadores se lanzan en espectaculares vuelos, uno tras otro, como si estuvieran encerrados en las entrañas de un revólver. El público se pone de pie para aplaudir, para sacar la mejor foto. “Vuela, pendejo, ¡vuela!”, grita alguien. Suenan campanas, trompetas, los costales cuelgan inertes. Un luchador se acomoda el corpiño. De repente todos han hecho lo necesario para salir del ring sin sufrir muchos daños, hasta que sólo quedan un par de gladiadores tendidos en la lona como amantes cansados después de coger. Respiran con dificultad. Están condenados a una sola caída sin límite de tiempo. Gana Diva salvaje.

May Flowers. Foto: Irving Cabello / Vice
May Flowers. Foto: Irving Cabello / Vice
La Chona. Foto: Irving Cabello / Vice
La Chona. Foto: Irving Cabello / Vice
La Chona. Foto: Irving Cabello / Vice
La Chona. Foto: Irving Cabello / Vice
Máximo. Foto: Irving Cabello / Vice
Máximo. Foto: Irving Cabello / Vice
El demasiado. Foto: Irving Cabello / Vice
El demasiado. Foto: Irving Cabello / Vice
Foto: Irving Cabello / Vice
Foto: Irving Cabello / Vice
Dulce Kanela. Foto: Irving Cabello / Vice
Dulce Kanela. Foto: Irving Cabello / Vice
Dulce Kanela. Foto: Irving Cabello / Vice
Dulce Kanela. Foto: Irving Cabello / Vice
Sexy Canela. Foto: Irving Cabello / Vice
Sexy Canela. Foto: Irving Cabello / Vice
Sexy Canela. Foto: Irving Cabello / Vice
Sexy Canela. Foto: Irving Cabello / Vice
Sexy Canela. Foto: Irving Cabello / Vice
Sexy Canela. Foto: Irving Cabello / Vice
Miss Gaviota. Foto: Irving Cabello / Vice
Miss Gaviota. Foto: Irving Cabello / Vice
Pasión Cristal. Foto: Irving Cabello / Vice
Pasión Cristal. Foto: Irving Cabello / Vice
Pasión Cristal. Foto: Irving Cabello / Vice
Pasión Cristal. Foto: Irving Cabello / Vice
Pasión Cristal. Foto: Irving Cabello / Vice
Pasión Cristal. Foto: Irving Cabello / Vice
Diva Salvaje. Foto: Irving Cabello / Vice
Diva Salvaje. Foto: Irving Cabello / Vice
En el gimnasio Hércules. Foto: Irving Cabello / Vice
En el gimnasio Hércules. Foto: Irving Cabello / Vice

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