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Alejandro Calvillo

29/05/2018 - 12:00 am

Histeria frente a las elecciones

Pero esas no son las únicas histerias en México, existe otra muy profunda, en un grupo reducido, pero con un muy fuerte poder económico con mucha influencia en los medios. Este grupo, formado por un grupo más o menos amplio, de grandes multinacionales, tiene miedo a perder el control que ha tenido sobre las instituciones públicas, el poder que ha ejercido para beneficiarse de privilegios y condonaciones fiscales a su gusto, así como de dictar políticas, leyes, normas y regulaciones a lo largo y ancho del poder ejecutivo y legislativo.

“El sometimiento a los intereses de estas multinacionales por parte de las presidencias de las comisiones de salud en diputados y Senado se constata con su inmovilismo frente a las emergencias epidemiológicas por obesidad y diabetes”. Imagen: Especial

La histeria frente a las elecciones no es una, son muchas. La histeria frente a que las cosas no cambien y sigamos en caída libre, como lo comprobamos día a día, en un territorio dominado por la violencia y la corrupción a niveles que nadie hubiera imaginado hace seis años, y menos aún, hace 12 años. La otra histeria surge frente al escenario creado de que el país pudiera irse en un proceso hacia una crisis similar a la venezolana. Si uno llegara de fuera sin información previa y viera el discurso de las campañas, vería esos dos escenarios: o la caída libre o Venezuela en México. No me refiero aquí a preferencias personales, sino a la narrativa entre los contrincantes.

Pero esas no son las únicas histerias en México, existe otra muy profunda, en un grupo reducido, pero con un muy fuerte poder económico con mucha influencia en los medios. Este grupo, formado por un grupo más o menos amplio, de grandes multinacionales, tiene miedo a perder el control que ha tenido sobre las instituciones públicas, el poder que ha ejercido para beneficiarse de privilegios y condonaciones fiscales a su gusto, así como de dictar políticas, leyes, normas y regulaciones a lo largo y ancho del poder ejecutivo y legislativo.

Si existe una tendencia mundial a exentar a las multinacionales del pago de impuestos, a escala nacional el asunto es más grave. La propia Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico reportó que las multinacionales pagan 5 por ciento de impuestos sobre sus ingresos, mientras las pequeñas empresas pagan un 30 por ciento, esto a escala global.

De acuerdo a un reporte de ActionAid, de los 138 mil 900 millones de dólares que se dejan de pagar en impuestos por privilegios fiscales alrededor del mundo, 2 mil 500 corresponden a las clases más bajas, 29 mil 200 millones a las clases medias y 104 mil millones a la clase alta.

En México, Fundar dio a conocer que en el 2013 gracias al programa “Ponte al Corriente”, 15 contribuyentes que ya se habían beneficiado con un programa similar en el primer año de gobierno de Felipe Calderón, lograron acceder a otra condonación. Estos 15 contribuyentes dejaron de pagar más de 46 mil millones de pesos en 7 años.

Como lo hemos relatado en este espacio, el poder de varias de estas grandes multinacionales, obtiene privilegios y beneficios para sus prácticas en el territorio nacional pero también hace uso del gobierno mexicano en instancias internacionales. Hemos accedido a cartas oficiales y minutas con declaraciones de representantes de nuestro gobierno en negociaciones internacionales donde se oponen contra políticas de salud que se implementan en otros países, como contra el tabaquismo y la obesidad, porque afectan los intereses de estas empresas multinacionales. Lo hicieron en posturas contra regulaciones al tabaco en Australia, contra regulaciones frente a la obesidad en Ecuador, Chile y Perú , e, incluso, contra regulaciones sobre seguridad vehicular en Ecuador también.

La captura de instituciones como Cofepris y de áreas importantes de la Secretaría de Salud, por las multinacionales de la comida chatarra y las bebidas endulzadas, ha sido más que evidente. El sometimiento a los intereses de estas multinacionales por parte de las presidencias de las comisiones de salud en diputados y Senado se constata con su inmovilismo frente a las emergencias epidemiológicas por obesidad y diabetes.

Nada garantiza que esto cambie en las elecciones, sin embargo, los cabilderos y sus aliados nacionales e internacionales se mueven en todas las esferas de los diversos grupos políticos para evitar que ocurra.

La histeria surge ante la posibilidad de perder el control que han ejercido sobre instituciones del poder ejecutivo y en áreas claves del poder legislativo.
Para ellas, no hay manera de que pueda prevalecer el interés público sobre su beneficio privado. Deben instalarse aliados en las posiciones claves, en Salud, en COFEPRIS, en Economía, en Hacienda, en las comisiones claves en el Congreso, que sirvan a los intereses de estas grandes corporaciones, como ha sido hasta ahora.

Alejandro Calvillo
Sociólogo con estudios en filosofía (Universidad de Barcelona) y en medio ambiente y desarrollo sustentable (El Colegio de México). Director de El Poder del Consumidor. Formó parte del grupo fundador de Greenpeace México donde laboró en total 12 años, cinco como director ejecutivo, trabajando temas de contaminación atmosférica y cambio climático. Es miembro de la Comisión de Obesidad de la revista The Lancet. Forma parte del consejo editorial de World Obesity organo de la World Publich Health Nutrition Association. Reconocido por la organización internacional Ashoka como emprendedor social. Ha sido invitado a colaborar con la Organización Panamericana de la Salud dentro del grupo de expertos para la regulación de la publicidad de alimentos y bebidas dirigida a la infancia. Ha participado como ponente en conferencias organizadas por los ministerios de salud de Puerto Rico, El Salvador, Ecuador, Chile, así como por el Congreso de Perú. el foro Internacional EAT, la Obesity Society, entre otros.

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