Ciudad de México, 29 de agosto (SinEmbargo).- Nadie hubiera apostado, nueve temporadas atrás, porque el humor tan argentino como el mate y las empanadas del comediante Diego Capusotto (Morón, provincia de Buenos Aires, 21 de septiembre de 1961) fuera a encender los intereses y las filias de espectadores de sus videos en todo el continente.
La afición sin embargo crece a diario y se multiplican los comentarios favorables y las réplicas de personajes tales como Violencia Rivas, la creadora del punk sudamericano, mujer de la mediana edad que creció en el rock contestatario y ahora parece deteriorarse entre resentimientos, muchas fobias y esa manera suya de insultar, desopilante.
“No sé qué es eso de ser muy argentino. ¿Yo soy muy mexicano? La verdad es que me divierte mucho su humor negro y atrevido”, dice el escritor de Ciudad Juárez César Silva, autor entre otras de la reciente novela La balada de los arcos dorados (Almadía).
“Pues me gusta su humor negro más allá de si suena muy argentino o no, es incisivo. Su ironía y la crítica social que hace me parecen muy interesantes. Creo que para hacer comedia se necesita rigor y él lo tiene”, afirma la joven escritora Carolina Vargas, conocida en Facebook como “Kurápani Technicolor”.
“¡Me encanta! Una vez mi sobrino dijo que a veces yo era como Violencia Rivas, lo tomé como un cumplido, claro”, cuenta la productora de televisión Claudia Marín.
“Es un maestro!. Violencia Rivas me mata de risa”, dice Christian Herrera, informático de Televisión Azteca.
“Lo descubrí en Youtube por aquel personaje del Emo y de ahí no pude parar. Mis favoritos: American Psicobolche, después Bombita y por último Violencia Rivas. Es muy curioso, por que siento que tiene referencias muy locales (“LiberArte”, por ejemplo), pero al pitorrearse del rock, le agarras enseguida. Ah, a unos amigos que fueron a Argentina por supuesto que les encargué el libro”, dice el periodista Rodrigo de Alba.
“Me lo enseñó un amigo argentino, Alejandro Hosne. Violencia Rivas es anárquica y neuróticamente deliciosa. Micky Vainilla es un retrato fiel del nazi-racismo latinoamericano. Pomelo es una caricatura de la caricatura que es el roquero latinoamericano. O sea, es retrato fiel. Algo como Capusoto sería impensable en México. Lo quemarían vivo. Demasiada sinceridad para las hipócritas mentecitas mexicanas”, opina el escritor Guillermo Vega Zaragoza.
“Sigo pensando que Violencia Rivas es lo mejor que hay en la vida”, se entusiasma la periodista Gabriella Morales-Casas.
“Para mí es el nuevo Woody Allen”, afirma el monero Daniel Camacho, un fan de hueso colorado del Capu y sus videos.
El humor de Capusotto que en Latinoamérica es de culto, en su país de origen, Argentina, ha marcado récords de audiencia para la televisión pública donde se transmite el show que escribe junto a Pedro Saborido y que él protagoniza echando manos de disfraces y distintos acentos.
No deja de ser curioso el éxito allá y las crecientes adhesiones acá, si se piensa que el 90 % de su programa está asentado en parodiar la subcultura rockera que ha tenido en los ’80 y ’90 gran predicamento en Sudamérica, pero sobre la que no podríamos decir que pasa buenos momentos en la época actual.
Como sea, el humor de Diego y sobre todo de su álter ego Peter Capusotto tiene esa pátina irresistible de la autocrítica, de la conmiseración, de eso en que nos hemos convertido después de soñar en la adolescencia con cambiar el mundo y aquí estamos, sin entender el presente ni el pasado, pero que, por favor, la cerveza esté bien fría.
Sus personajes, entrañables, diversos e iguales entre sí en forma simultánea, nos presentan un espejo en donde sólo podemos mirarnos cuando estamos solos, sin testigos ni jueces. Es un humor un poco onanista y masoquista, la verdad, pero que nos hace reír a carcajada abierta, sin tapujos…cuando no nos hace llorar, pero aquí corramos un tupido velo.
LOS NUEVOS PERSONAJES
La culpa de que el humor de Capusotto y Saborido haya llegado a nuestras tierras la tiene por un lado la generosidad de los productores y por el otro YouTube, que reproduce los videos a muy pocas horas de su estreno en la televisión argentina.
Así, la nueva temporada ya está disponible y por supuesto, los nuevos personajes.
Entre ellos, el ex cubano Víctor Sugar Camacho, que se escapó de la isla en una embarcación precaria, lo agarró el Huracán Juan Carlos y lo desvió hacia Argentina.
“Igual me puse feliz porque en la Argentina hay capitalismo. Mira, me teñí el pelo, son todas las posibilidades que te da el capitalismo”, dice el negrico feliz mirando a la cámara
Si en México hay un culto popular a San Judas Tadeo y al Santo Malverde, en Argentina los fervores religiosos del pueblo se los lleva el Gauchito Gil, al que se la adjudican milagros y cuya festividad se celebra el 8 de enero.
Pasado por la licuadora-Capusotto, el santo se convirtió en “El Gauchito Benny Gil”, un mito de la cultura popular que realiza “milagros boludos” “o te toma por boludo”.
Los uruguayos tienden a decir “vo” en lugar de “vos”. En general son reservados, tienen la voz muy gruesa y son muy respetuosos. Como el agente del servicio secreto uruguayo James Bo, que está arrepentido y por tanto comienza a contar todos sus secretos.
Como en La guerra del cerdo pero al revés, un hombre intenta detener la horda de ruidosos que se aposenta en la entrada de su edificio, pero no lo logra.
Está Escoba Gaviria, la narcotraficante colombiana y una parodia de los cumpleaños de 15 como otras de las nuevas piezas que se suman a las que ya son clásicas.
Desde que se estrenó en 2006 en la TV Pública, el programa liderado por Capusotto logró recibir varias distinciones, como el premio Martín Fierro al mejor programa humorístico (2007 y 2008) y su protagonista ganó como mejor actor de comedia (2007).
Además, Capusotto fue elegido como mejor actor de comedia y figura del año (2008 y 2009) y fue postulado en el mismo rubro el año pasado. Luego, Pedro Saborido fue seleccionado como mejor guionista (2009).
“Me río mucho con ellos. Uno siente que son más importantes que uno porque al concebirlos aparece algo que te da ganas de hacer eso que hacés con ese personaje. Ése es el juego que buscamos con Pedro [Saborido] cuando pensamos el programa. Por momentos esos seres que estás corporizando se convierten en algo interesante y hasta es una necesidad el tratar de convertirlos en algo más intenso que lo que es uno”, dijo recientemente el cómico en una entrevista al periódico argentino La Nación.
