MESA DE NOCHE | Jordi Soler: “Ese príncipe que fui” y María Dueñas: “La templanza”

30/01/2016 - 12:04 am

Novelas que dan cuenta de la mudanza interior y exterior que llevan a cabo dos personajes entrañables que, buscando conservar la fortuna y la vida que hasta entonces habían llevado, terminan por encontrarse un destino diferente al otro lado del océano.

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Ciudad de México, 30 de enero (Sin Embargo).- Si usted es de los que está convencido de que su vida ya dio lo que tenía que dar y que el futuro no será otra cosa que una variante desgastada de su pasado, dese una vuelta por estos dos novelas.

Las dos son una gozosa exaltación de la capacidad que un individuo tiene para reinventarse contra todo pronóstico. Este príncipe que fui, de Jordi Soler (Alfaguara 231 páginas) y La templanza, de María Dueñas (Planeta), dan cuenta de la mudanza interior y exterior que llevan a cabo dos personajes entrañables que, buscando conservar la fortuna y la vida que hasta entonces habían llevado, terminan por encontrarse un destino diferente al otro lado del océano.

Pero eso es lo único que tienen en común estas dos novelas. En todo lo demás no podían ser más distintas. La de Soler es una divertida sátira que desnuda infamias y villanías a ambos lados del Atlántico, la de Dueñas una historia de aventuras y pasiones con la intensidad propia de una novela decimonónica.

Ese príncipe que fui es la historia de Federico de Grau, un aristócrata catalán que tras dilapidar su fortuna y en medio de su desesperación descubre que es descendiente del último emperador azteca y decide convertirse en legítimo heredero de su imperio. Resulta que una hija de Moctezuma fue dada en matrimonio al barón de Toloriú, un poblado de Cataluña, lugar al que la mujer, acompañada de un numeroso séquito, llegó a residir, parir y enloquecer.

Quinientos años más tarde, Federico de Grau en plena bancarrota decide hacer de su ascendencia prehispánica su nuevo modo de existencia. Encuentra algunos descendientes del séquito original de la princesa a los que convierte en súbditos, se hace diseñar atavíos imperiales coronados por un llamativo penacho, se manda hacer un escudo de armas y, lo más importante, comienza a repartir títulos nobiliarios entre la élite española a precios razonables, aunque ascendentes.

La sociedad franquista termina por acoger en brazos al pintoresco personaje, a pesar de que hasta unos meses antes no era más que un aristócrata barcelonés venido a menos, conocido por todos ellos.

Pronto los títulos de los Caballeros de la Orden de la Corona Azteca comenzaron a engalanar las pecheras de los nuevos ricos españoles y dotaron a Federico de una envidiable fortuna. El conde de Zacatenco y el marqués de Tláhuac podían ser encontrados paseando por las ramblas, intercambiando frases mexicanas puestas en boga por el propio Grau Moctezuma.

Aunque su Alteza nunca había puesto un pie en América, logró dominar el habla mexicano o al menos el de Pedro Infante, gracias al aprendizaje de los diálogos de la película Pepe el Toro.

La empresa fructificó hasta el momento en que don Átomo del Prado-Rey, convertido en duque de Atlazolpa, decidió cruzar el charco y reclamar los dominios de su ducado. El lector podría imaginarse el desenlace. Poco después, sintiéndose incomprendido, su Alteza tomó la determinación de mudarse a México, donde asumió que sería mejor recibido por los antiguos súbditos del emperador Moctezuma.

La historia no tiene desperdicio y tampoco la tiene la prosa aguda y sabrosa de Jordi Soler, él mismo un autor a medio camino, por sangre y geografía, entre Veracruz y Barcelona.

TRAMPAS, PELIGROS Y ACERTIJOS

María Dueñas, en cambio, no tiene nada de mexicana pero eso no le impidió sustentar de manera impecable la historia de Mauro Larrea, un minero de origen español enriquecido en México en los azarosos tiempos de Benito Juárez. Justamente el azar le hace perder su fortuna y la obligación de restablecerla, para evitar la desgracia familiar, lo llevará primero a la Habana y luego al sur de España. La desesperación de Larrea por encontrar un golpe de suerte, un negocio fulminante que le permita enfrentar sus deudas antes de una fecha fatídica, le conduce a explorar el comercio de contrabando cubano, los amoríos con una mujer enriquecida y los misterios del jerez en Andalucía. Un periplo que agradecerá el lector porque cada una de estas empresas estará plagada de trampas, peligros y acertijos.

La autora de El tiempo entre costuras ofrece en La templanza una novela histórica de amores y aventuras que no defraudará a sus muchos seguidores. El coraje frontal y primitivo de Larrea, su particular manera de entender el honor y su pasión por Soledad, la esquiva y misteriosa española que conocerá en Jerez, hacen de las 540 páginas de esta novela una ágil y disfrutable travesía.

Dos novelas, las de Soler y Dueñas, que le mostrarán que reinventarse siempre es posible aunque sea por la vía vicaria de Federico y Mauro.

@jorgezepedap

Jorge Zepeda Patterson
Es periodista y escritor.
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