Perros callejeros asisten al funeral de mujer que los alimentó durante años

30/03/2015 - 9:10 pm
El pasado 15 de marzo la señora Suárez falleció y por increíble que parezca, se señala en el blog, los perros llegaron solos al funeral. Foto: Facebook
El pasado 15 de marzo la señora Suárez falleció y por increíble que parezca, se señala en el blog, los perros llegaron solos al funeral. Foto: Facebook

Ciudad de México, 30 de marzo (SinEmbargo).- El pasado 15 de marzo en Cuernavaca, Morelos, falleció una mujer llamada Rosa Margarita Suárez. Al velorio no sólo asistieron sus familiares y amigos, sino también un grupo de perros callejeros que fue alimentado por ella durante varios años.

Así lo relata el blog Life With Dogs, que señala que Suárez se dedicó durante gran parte de su vida a alimentar perros y gatos callejeros que se localizaban cerca de su domicilio.

La mujer no tenía espacio ni recursos suficientes para adoptarlos, sin embargo, todos los días compartía un poco de comida con ellos.

Así, los animales se acostumbraron a esperar a su puerta para obtener sus raciones de alimentos y cariño. Ya enferma, la mujer siguió ofreciéndoles comida prácticamente hasta su último día de vida, indica el citado blog.

El pasado 15 de marzo la señora Suárez falleció y por increíble que parezca, se señala en el blog, los perros llegaron solos al funeral.

Nadie les invitó, nadie les guió hacia el lugar donde los seres queridos de Margarita se reunían para darle un último adiós.

Patricia Urrutia, hija de la fallecida, cuenta que fueron apareciendo solos, con gesto triste y actitud respetuosa; incluso siendo sociables con quienes se acercaron a ellos, se indica en el blog.

Los asistentes al funeral dedujeron que los animales podían ser propiedad de alguno de los trabajadores de la funeraria, sin embargo, ellos mismos confirmaron que no los habían visto nunca antes.

Eran los perros callejeros que alimentaba la difunta, que parecían querer despedirse de ella del mismo modo que el resto. De hecho, cuando los restos de Margarita Suárez fueron trasladados a la iglesia, un grupo de perros siguió al coche fúnebre.

Después de esperar a las puertas del edificio, escoltaron de nuevo al automóvil hasta el tanatorio; y sólo se fueron por donde habían venido cuando el cuerpo estuvo listo para ser incinerado.

“Mi madre fue una amante de los animales, no podía toparse con alguno y no darle un poco de comida. Incluso eran primero ellos, y luego ella”, escribió Patricia en su cuenta de la red social Facebook.

“Al llegar al lugar del velatorio, de la nada llegó una jauría de perros, entraron a la salita y se instalaron”, escribió Urrutia.

“Les compartiré imágenes del día más triste de mi vida y lo hago solo porque sucedió algo maravilloso”, expresó Urrutia. “Juro por Dios que fue algo hermoso”, añadió.

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