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Los caminos infinitos de Jorge Luis Borges, en una exposición en Madrid

30/04/2016 - 12:03 am
Infinito Borges. Foto: Casa de América
Infinito Borges. Foto: Casa de América

Este 2016 se conmemora el 30 aniversario de la muerte de Jorge Luis Borges, fallecido en junio de 1986. Por ese motivo, se organiza hasta el 22 de mayo en la Casa de América de Madrid una exposición que reúne cientos de recuerdos de la obra y vida del escritor argentino

Por Belén Remacha

Ciudad de México, 30 de abril (SinEmbargo/ElDiario.es).-En 1984, Jorge Luis Borges publicó una de sus últimas obras. Atlas es un libro sobre viajes pero queda lejos de ser una guía turística; en Atlas, María Kodama, su mujer, fue los ojos de un Borges ciego por Filadelfia, París, Roma, Buenos Aires, Estambul o Venecia.

No es su mejor libro; tampoco el más adecuado para acercarse a su literatura, pero entre versos y prosa mostró los anhelos, los sueños (los recordaba con facilidad y los plasmaba en papel) y la imaginación del final de su vida. Murió dos años después, en junio de 1986, a los 86 años de edad.

En la exposición que se inauguró la semana pasada en la Casa de América de Madrid, para conmemorar las tres décadas que han pasado desde el fallecimiento del escritor, está el manuscrito de Atlas. También hay libros, objetos personales, fotos, pinturas, dibujos, periódicos y grabaciones del autor argentino, así como aquella fotografía de su abuela inglesa, fechada en 1915. La carta que envió el presidente Domingo Faustino Sarmiento a su abuelo militar y que por primera vez sale de los cajones para mostrarse al público. Pinturas de su hermana Norah, que no se dedicó a la literatura porque con dos escritores (él y su propio marido) en la familia ya era suficiente.

Primera edición de 300 ejemplares pagados por el padre del escritor. Foto: Casa de América
Primera edición de 300 ejemplares pagados por el padre del escritor. Foto: Casa de América

Todo son reliquias familiares y emocionales que han sido cedidas a la Casa de América por el Museo del Escritor (también organizador) y la Fundación Borges y que integran la exposición El infinito Borges, que permanecerá hasta el 22 de mayo.

Es el acto central de lo que han querido llamar el Año Borges: “Es una de las exposiciones más completas que se han realizado. Hemos intentado abarcar a través de distintas secciones todos los aspectos vinculados a su obra y personalidad”, explica Claudio Pérez, comisario junto de la muestra junto a Raúl Manrique, autor él mismo de algunas de las fotografías más emblemáticas del escritor.

EL POETA CIEGO

La muestra se divide en diversas secciones que contemplan las traducciones (como las que hizo de Virginia Woolf), prólogos (tiene un metalibro sobre ellos), conferencias, antologías (la más célebre, la de literatura fantástica), dedicatorias y proyectos editoriales y cinematográficos (como el guión  de Los Orilleros, película de 1975, dirigida por Ricardo Luna) .

Entre las 300 piezas expuestas no faltan sus recuerdos españoles, como el Wine, Water and Songs, de G.K.Chesterton que adquirió en Granada en 1915 y dentro de las colaboraciones, brillan las que hizo con su colega y compatriota Adolfo Bioy Casares (1914-1999); la joya de la corona de ese apartado es el primer número de la revista Destiempo, que crearon juntos y de la que se conservan muy pocos ejemplares.

Quien se acerque a la exposición también podrá encontrar a Julio Cortázar (1914-1984) y el ejemplar de El Aleph que le firmó Borges al autor de Rayuela, así como dedicatorias, entrevistas y las cartas que dejan patente su vinculación con Ramón Gómez de la Serna, Juan Carlos Onetti, Ernesto Sábato y Victoria Ocampo, entre otros.

Hay un tema que no tiene sección propia, pero que es transversal a la obra del autor de Historia universal de la infamia. Que un escritor sea ciego indudablemente lo condiciona; no puede leer ni escribir por sí mismo. Y a pesar de ello, su obra (a la que se le debe un premio Nobel que nunca llegó) era tan precisa que muchos incluso han dudado de las sombras que aseguraba ver.

La pesadilla, una conferencia de 1977. Foto: Casa de América
La pesadilla, una conferencia de 1977. Foto: Casa de América

A medida que fue perdiendo la vista, Jorge Luis Borges fue necesitando dictar sus textos, recurrir a la memoria para dar conferencias y mirar a través de los ojos de María Kodama. Decía que todavía percibía el amarillo y que extrañaba el rojo y el azul y quizá por eso El oro de los tigres, de 1972.

Además de la muestra habrá diversos encuentros sobre su trabajo en la crítica, una mesa redonda y se presentará el libro El infinito Borges: una biografía en imágenes. Infinito, como la exposición, por un doble motivo que explica Claudio Pérez: “es más que un escritor, Borges es literatura en sí misma; pero también porque uno se da cuenta al tomar un eje suyo que lejos de agotarse, se van abriendo nuevos frentes. Cada uno con características particulares y destacables”.

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