“No me escribas la pared”: una historia visual y textual del graffiti en México

30/04/2016 - 12:03 am
"Voy corriendo a ver qué escribe en la pared la tribu de mi calle", dice una canción. Foto: Secretaría de Cultura
“Voy corriendo a ver qué escribe en la pared la tribu de mi calle”, dice una canción. Foto: Secretaría de Cultura

Ya no es el DF por una disposición arbitraria de un gobierno de turno, pero la ciudad siempre se pronunciará con esas dos letras en nuestros corazones. Ahora, “Codex”, un libro imposible y gozoso, celebra la fiesta de arte popular en sus muros

Ciudad de México, 30 de abril (SinEmbargo).- “No me escribas la pared”, dice una hermosa canción de Luis Alberto Spinetta, Patricio Rey y Los Redonditos de Ricota cantaba aquello de “me voy corriendo a ver que escribe en mi pared la tribu de mi calle” y hasta Madonna pedía que mostráramos nuestro corazón de graffiti en la canción “Graffiti Heart”.

Los signos en los muros de las grandes ciudades dicen siempre cosas interesantes y a menudo representan un espejo que concentra la vida fascinante y contradictoria en las pobladas metrópolis de la contemporaneidad.

En la Ciudad de México, en relación con el graffiti siempre reconocida como “El DF”, esta práctica devenida en arte popular surgió en los ’80, como una expresión proveniente de los Estados Unidos tras su paso por Tijuana y Guadalajara.

Según revela el reciente libro Codex (Turner), profusamente ilustrado e investigado y escrito por el antropólogo Sergio Raúl Arroyo, pintar los muros de la ciudad fue un instinto espontáneo de una comunidad subterránea y pronto se convirtió en un fenómeno urbano de enormes dimensiones.

Arroyo (Ciudad de México, 1953), comisario de exposiciones y crítico de arte, quien ha sido en dos ocasiones director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia y director general del Centro Cultural Universitario Tlatelolco de la UNAM, ha tratado de dar en el libro escrito junto a su hijo Daniel Arroyo, una nítida imagen del graffiti ciudadano.

El libro, de hermosa factura, nació de una provocación de Guillermo Tovar (titular de la Secretaría de Cultura), a quien está dedicado, ante el argumento de que la historia de la Ciudad de México está envejecida y requería algunos signos de vida nueva que nos permitieran reconocer el mundo en el que estamos inmersos.

El graffiti es hoy un fenómeno que ocupa un lugar central en la ciudad sin apelar al mundo del arte y que genera una identidad propia en los graffiteros que lo asumen como un modo de vida y que está marcado por la territorialidad, pues se realiza en el barrio donde se vive y se transita.

El corazón abierto del DF. Foto: Especial
El corazón abierto del DF. Foto: Especial

EL GRAFFITERO PARECE UN FANTASMA

El graffitero parece un fantasma. No es visible, aun cuando no pueda ser definido por el concepto de marginalidad sino a través de ese estado tangencial de un arte que se desarrolla fuera de lo institucional.

El que escribe una pared lo hace para hacerse presente y para ofrecer una vía alternativa de comunicación, afirman los expertos.

Codex cuenta además con un recuento biográfico para dar voz a los graffiteros y está aderezado con fotografías de obras que ya no existen en el contexto de un arte efímero que no busca la inmortalidad.

“El graffiti es una expresión eminentemente urbana, un arte heterodoxo, sin reglas, ni academia, hijo del aerosol. Ignoro si lo cultivan los ricos, pero florece sobre todo en ámbitos proletarios, es una estética de la pobreza generada por el deseo de hacerse presente, pese a la carga tremenda de la marginación”, dijo el periodista Humberto Musacchio, durante la presentación en la Biblioteca Vasconcelos.

El arte popular y efímero en un libro fundamental. Foto: Especial
El arte popular y efímero en un libro fundamental. Foto: Especial

“Este libro excelentemente bien escrito, claro y coherente, constituye hasta ahora el documento más logrado que se ha escrito sobre el graffiti en México, lo que lo hace distinto, en primer lugar, es la perspectiva crítica a partir de la cual se aproxima a su tema. Ante todo, rompe con los prejuicios más persistentes y unívocos que han sido la fuente de la discriminación, la banalización, la incomprensión y lo que es más grave, la criminalización y la persecución de sus autores”, expresó a su tiempo el crítico de arte Julio Amador Bech.

“Los verdaderos graffiteros le infunden al mundo una perturbación, pues abren el espacio público a la expresión y le quitan la homogeneidad, sobre todo porque hay destacados ejemplos de gran calidad artística y antropológica”, agregó.

Codex cuenta además de entrevistas con grafiteros y una serie fotográfica, con un glosario de la jerga grafitera y un catálogo de técnicas que invita al lector a sumergirse en ese mundo lejano e inquietante que se muestra en la epidermis de la metrópoli.

“Se ha intentado realizar un recorrido por su itinerario conceptual (su paulatina inserción como hecho cultural en la sociedad mexicana) más que por su cronología, reconociendo su condición emergente en el plano de la comunicación situada en el espacio público e identificándolo como una manifestación sistemática de la modernidad mexicana que demanda constituirse en un foco de atención del arte, la antropología y otras disciplinas sociales”, explicó el autor.

Autores y presentadores en la Biblioteca Vasconcelos. Foto: Secretaría de Cultura
Autores y presentadores en la Biblioteca Vasconcelos. Foto: Secretaría de Cultura

“En este libro gravita una idea que apuesta al entendimiento, como primer paso para desarrollar una mínima plataforma de acceso a la razón de ser del graffiti. A los autores nos ha parecido central el hecho de que en la comprensión está el umbral de entrada a un real análisis de expresiones como ésta, y también el puente para establecer una verdadera interlocución con quienes ven en él un medio de comunicación coherente y eficaz.

A lo largo del libro hemos intentado subrayar que el graffiti es un recurso para conformar signos de identidad individual y colectiva que no se reducen a los presupuestos ideológicos de una cultura nacional, homogénea y hermética, con la que habitualmente se allanan todo tipo de distinciones”, se lee en el texto introductorio.

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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