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Adrián López Ortiz

30/06/2016 - 12:00 am

Ohuira: el proyecto Labastida

Esto qué algunos consideran el dilema de tomar decisiones con la cabeza o hacerlo con el hígado, ha significado decisiones racionales o precipitadas en algunos países independientemente del signo político.

 

Ohuira es el nombre de una bahía ubicada al norte de Sinaloa. Según Wikipedia es el sitio donde el norteamericano Albert K. Owen imaginó la ciudad del futuro. Esa ciudad es hoy el puerto de Topolobampo.

Pues bien, el sueño de Owen encarnó en otro sinaloense: Francisco Labastida Ochoa, ex gobernador y el primer candidato priista en perder una elección presidencial ante Vicente Fox. “Pancho”, como le dicen muchos acá, impulsa ahora a través de su despacho CODEFI una planta multimillonaria de amoniaco con la ingeniería de la empresa alemana ProMan. La planta sería la más grande de América Latina con una producción anual de 770 mil toneladas métricas de amoniaco anhidro, un insumo fundamental para la producción de fertilizantes.

Hasta ahí todo perfecto. El capital es privado y el momento es particularmente estratégico dada la llegada del gas natural a Sinaloa.

Pero hay un problema grave: según la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), el sitio elegido es desde 2009 un sitio Ramsar: denominación que se le da a un humedal para incluirlo en la Lista de Humedales de Importancia Internacional por su relevancia para el ecosistema mundial. El polígono Santa María-Ohuira-Topolobampo constituye el noveno humedal más importante del país por su biodiversidad.

Lo curioso es que fue precisamente la Conanp quien primero negó el permiso. Según una investigación http://beta.noroeste.com.mx/publicaciones/view/ohuira-una-reserva-amenazada-por-el-influyentismo-1032412 de Noroeste el 21 de febrero de 2014, Carlos Castillo Sánchez, director Regional de Conanp, consideró obligatoria la conservación del sitio Ramsar y negó la solicitud para establecer la planta.

La opinión técnica fue contundente: “(El proyecto) se encuentra totalmente dentro del sitio Ramsar Lagunas de Santa María, Topolobampo, Ohuira y en la zona de influencia del área de protección de flora y fauna Islas del Golfo de California … por lo que es obligatoria su conservación”.

Sin embargo, dos semanas después de la negativa, el 7 de marzo de 2014, Juan José Guerra Abud, entonces titular de Semarnat se reunió con representantes de Gas y Petroquímica de Occidente, Francisco Labastida Ochoa, el Gobernador Mario López Valdez, el entonces delegado de la Semarnat en Sinaloa, Jorge Abel López Sánchez; y el Alcalde de Ahome, Arturo Duarte García. Tras la reunión, el aviso de Castillo Sánchez fue ignorado y 35 días después, el 11 de abril de 2014, sin ofrecer nuevos argumentos, Fueyo Mac Donald revocó la negativa y autorizó el desarrollo del proyecto sobre el humedal con algunas condicionantes de mitigación ambiental.

Casualmente, la ubicación también benefició al político y empresario Rubén Benjamín Félix Hays, hombre cercano a Labastida y Mario López Valdez desde su juventud, cuando en el año 2000 dirigió la asociación “Jóvenes Empresarios y Profesionistas Unidos con Labastida”. Félix Hays compró junto con su esposa y un operador, 13 lotes por 807 mil pesos según avalúos y los vendió en 100 millones 921 mil 561 pesos, ¡125 veces su valor!

La operación se efectuó durante noviembre y diciembre de 2013, tan sólo dos meses después de que Pedro Joaquín Coldwell, Secretario de Energía, avaló el proyecto. En las actas Félix Hays firmó como “campesino”. Cuando recibió su último título de propiedad ya era diputado federal por el PANAL.

Actualmente, pescadores y ejidatarios de Ohuira mantienen un litigio contra la planta. El Secretario de Desarrollo Económico de Sinaloa, Francisco Labastida Gómez de la Torre (hijo del promotor del proyecto) respondió que el reportaje busca sabotear los esfuerzos por el desarrollo económico del estado y que detrás de las revelaciones hay una intención por proteger otros intereses en la comercialización de fertilizantes.

En la réplica, Labastida hijo nunca explica con claridad la intervención de su padre ni el uso de información privilegiada en la gestión e impulso de la planta de amoniaco. Aún cuando todos los involucrados son personas estrechamente vinculadas a él.

Por otro lado, la vocera de GreenPeace México, Sandra Laso Jácome, señaló la incongruencia de buscar construir una planta de este tipo en un área que el mismo Gobierno pidió incluir como un área para protegerse debido a su biodiversidad.

Hasta ahora, todo parece indicar que el proyecto continuará. Estamos antes demasiados intereses y demasiado dinero. El mismo Gobernador Mario López Valdez se declaró un “aliado” incondicional del proyecto. Pero creo que en otro nivel de lectura, estamos ante un caso concreto de algo más profundo: ¿cuál es el rol del periodismo de cara a proyectos de gran envergadura como el de Ohuira? Sobre todo porque siempre que se critican o revelan los procedimientos chuecos e intereses ocultos detrás de estas inversiones, medios y periodistas somos señalados como “enemigos” del desarrollo y de inmediato, desacreditados.

La investigación de Ohuira no podría estar más alejada del “complot” que señala el Secretario Labastida. Al respecto rescato la declaración de la ecologista Sandra Guido: “No estoy de acuerdo entre esta falsa disyuntiva entre conservación y desarrollo económico. ¿Por qué? No se trata que en un Sitio Ramsar, que se pueda o no se pueda hacer nada… Para mí, el problema es, se trata de que el sitio no es el adecuado para este tipo de actividad económica. La Bahía de Ohuira tiene tanto una vocación turística, como pesquera, y el decreto del Sitio Ramsar está contribuyendo a mantener esta vocación”, explicó.

En pocas palabras, sobre la planta de amoniaco en Ohuira el problema no es el qué, sino el cómo. Dos preguntas básicas: ¿Por qué ahí pudiendo ser en otro sitio?, ¿Por qué cuando Sinaloa aspira a la industrialización son la familia y el grupo político del gobierno en turno los principales beneficiados? La disyuntiva es falsa, el desarrollo económico es compatible con la sustentabilidad, pero eso no implica influyentismo.

La respuesta puede leerse entre líneas cuando, a pregunta directa del reportero:

– Todos [los involucrados] son personas cercanas a usted, ¿cómo podemos entender esto?

– Bueno, pues no es extraño, tengo 73 años y soy de Los Mochis, lo extraño sería que no fueran amigos. No hay conflicto de intereses”, responde Labastida.

– ¿Ninguno?

– Ninguno, insiste

El político no miente, dice la verdad. Ya no lo ven.

Adrián López Ortiz
Es ingeniero y maestro en estudios humanísticos con concentración en ética aplicada. Es autor de “Un país sin Paz” y “Ensayo de una provocación “, así como coautor de “La cultura en Sinaloa: narrativas de lo social y la violencia”. Imparte clase de ética y ciudadanía en el Tec de Monterrey, y desde 2012 es Director General de Periódicos Noroeste en Sinaloa.

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