México, 30 Jul. (Notimex).- La herencia que dejó Salvador Novo a las nuevas generaciones tiene tantos matices y temáticas que parece inabarcable pero está ahí para ser redescubierta, consideró el poeta mexicano Gerardo Deniz, al recordar al llamado “cronista de esta ciudad”, a 110 años de su natalicio.
Luego de asegurar que aunque suene trillado no hay mejor homenaje para un autor como Novo, que leer sus obras más connotadas.
En este aniversario, opinó, debe recordarse la erudición y amenidad de su obra, pero además ponerla al alcance de los jóvenes y propiciar que se busque en las librerías y estantes de viejo los muchos textos que con el tiempo han sido olvidados.
Luego, el autor nacido en Madrid y emigrado a México en 1944 junto con otras familias que huían del franquismo, habló de su experiencia de lectura que lo ha llevado a ser un conocedor aceptable del bardo, cuyo aniversario de nacimiento es hoy.
Recordó la época en que solía escribir a todas horas en cualquier pedazo de papel disponible: en servilletas, en los bordes de los periódicos y hasta en los cartones de las cajetillas de cigarros.
“A veces en ese peregrinar leía alguna crónica, ensayo o poema de Salvador Novo y alegraba mi día con su amenidad y profundidad. Con el tiempo me convertí en un conocedor aceptable de su obra, la cual merece una revisión por parte de la nuevas generaciones”, insistió.
Afirmó que como cronista, Novo es “sumamente estimable, porque confirió amenidad y detalle donde antes sólo había énfasis por la fecha histórica y la narración fría”.
También se distinguió por desarrollar como pocos intelectuales de su tiempo la palabra hablada, siendo a menudo el alma de las reuniones, sin olvidar de emisiones de radio y televisión, refirió.
“Creo, sin embargo, que entre todas sus cualidades, el eje de la obra de Salvador Novo fue la poesía, que con el tiempo se redujo a su tradicional soneto de fin de año y que toda la comunidad cultural esperaba con gran interés”.
Entre esos sonetos recordó el que dice: “Vieja Alameda triste en que el árbol medita en que la nube azul contagia su quebranto y en que el rosal se inclina al viento que dormita: te traigo mi dolor y te ofrezco mi llanto/ He vuelto. Soy el mismo, la misma sed que me aqueja y embelesa mi oído idéntica canción, y soy aquel que ama el minuto que deja un poco más de llanto dentro del corazón/ He vuelto a tu silencio otoñal, he buscado vanamente mis huellas entre todas las huellas, y mi ilusión es una hoja muerta de aquellas que estremecía el viento y que el Sol ha dorado.”
Novo, recordó, nació en 1904, en la Ciudad de México, y murió el 13 de enero de 1974, por lo que este año se conmemoran tanto los 110 años de su natalicio como los 40 de su fallecimiento.
Fue, junto con Xavier Villaurrutia, fundador de las revistas Ulises (1927) y Contemporáneos (1928), y fue considerado por muchos críticos de su época como uno de los más activos participantes en la renovación de nuestra literatura.
Se ha afirmado que la poesía y la prosa de Salvador Novo fue una de las más notables del grupo de los Contemporáneos, además de ser reconocido en la historia contemporánea como el más sutil autor de textos satíricos.
Entre sus obras más notables se encuentran “Nuevo amor” (1933), “Espejo” (1933), “Seamen Rhymes” (1934), “Décimas en el mar” (1934), “Romance de Angelillo y Adela” (1934), “Poemas proletarios” (1934), “Never ever” (1934) y “Un poema” (1937).
También pueden citarse “Poesías escogidas” (1938), “Dueño mío. Cuatro sonetos inéditos” (1944), “Decimos: Nuestra tierra” (1944), “Florido laude” (1945), “Dieciocho sonetos” (1955), “Sátira” (1955) y “Poesía” (l961), entre muchas otras obras.
En particular, Deniz recordó un libro titulado “Invitación a la música”, el cual por cierto ha estado ausente de las librerías por muchas décadas, y en el que Salvador Novo hacía un análisis de las mejores obras de su tiempo”.
