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30/10/2014 - 6:46 am

Durango, Oct. (Notimex).- El Panteón de Oriente de Durango, que tiene 156 años de creado, alberga en sus terrenos los restos de hombres ilustres de la entidad,, como en todos los cementerios locales, por lo que en sus paredes se encierra un sin número de leyendas y también del arte funerario, como ocurre aquí con el escultor y pintor Benigno Montoya.

Virginia Ruiz, coordinadora de museos y Exposiciones del Instituto Municipal de Arte y Cultura del municipio de Durango, manifestó que la festividad del Día de Muertos, es una oportunidad para resaltar y dar a conocer las obras del museo local de Arte Funerario.

Recordó que este panteón fue durante 145 años el único cementerio público y a lo largo de este tiempo, se construyeron monumentos funerarios, mismos que se esculpieron con los estilos arquitectónicos de la época.

Familias adineradas y modestas pedían esculturas especiales de cantera a Montoya para el adorno de las tumbas en memoria de los seres queridos, sin saber, que en décadas se convertiría en una exposición del Arte Funerario en el corazón del Panteón de Oriente, dijó.

Ruiz manifiesta que al morir el padre de Benigno, el canterista Jesús Montoya, se dedica de lleno a mantener a su familia compuesta de su madre y su hermana y la primera obra funeraria que hace es en la tumba de su progenitor.

Ante ello, empieza su carrera como canterista, pues nunca fue reconocido como escultor debido a que no tenía estudios, pues se decía que se aburría en las clases y los maestros le llamaban mucho la atención porque solo se la pasaba dibujando, refirió.

En el Museo de Arte Funerario hay 88 obras de Benigno Montoya, de las cuales resaltan tres, debido a la importancia artística y porque se han convertido de leyendas y objeto de costumbres que prevalecen hasta esta época.

Comentó que “Los ángeles niños”, una de las obras más destacadas al interior del panteón son tres niños ángeles, la primera fue en 1899 fue en memoria de Juan N. Contreras, este ángel está adornado de flores en y la parte superior, tiene una placa de mármol para las inscripciones, sobre la cripta en un montículo de piedras y sosteniendo una cruz, se posa el ángel niño descalzo y semidesnudo, con ojos claros y muy abiertos.

De esta escultura conocida como Juanito o el Ángel del Amor nace una leyenda. En esta tumba fue sepultado un niño, y se dice que es milagroso, que hace la labor de Cupido y muchas personas piden tener al amor soñado o que sane alguien, mientras algunas mujeres piden el milagro de ser madre.

Señaló que diariamente recibe vistas por parte de creyentes que van con veladoras a hacer estas peticiones, incluso dejan cartas en las que piden milagros. En esta tumba amanecen dulces, chocolates y pulseras, entre otros artículos para agradar a este ángel y que les pueda ayudar en lo que necesitan.

Apuntó que principalmente, este es visitado los días 14 de febrero, en donde mujeres le piden tener pareja y en muchas de las ocasiones ha amanecido con lápiz labial, lo que ha preocupado a las autoridades pues el colorante daña la cantera de más de 100 años.

“Le piden tener hijos, hasta tener novio, el día de San Valentín tenemos que andar cuidando, porque lo besan pero con lápiz labial y eso afecta mucho a la cantera, así como los chocolates y los dulces que con el sol se derriten por lo que hacen guardia”, añadió.

Abundó que otra las leyendas es la de “ Cuca Mía”, cuya tumba está dedicada a Refugio Sáenz de Gavira, quien fue esposa del general Gabriel Gavira y quien habían hecho un pacto de amor, prometiendo que al morir cualquiera de los dos se darían un beso.

Sin embargo, el general quien ese tiempo estaba de batalla por la Revolución, le fue anunciado la muerte de su esposa, por lo que corriendo llegó a Durango en donde después de días de haber fallecido, pidió que fuera exhumado el cuerpo.

Al abrir el ataúd el cuerpo de la esposa estaba boca abajo y tenía rasguños en la cara, por lo que se piensa que fue enterrada viva, y raíz de ello nació otra leyenda.

Esta tumba es única pues no hay otra que se le parezca, no tiene ángeles, ni cruces, guirnalda de rosas o flores de lis, sino que es un tronco que contiene un nido con cuatro pichones abandonados por una paloma madre que yace sin vida al pie del conjunto, sobre el tronco hay un gran jarrón para depositar flores.

Al pie de este monumento hay un cuadro en el que dice “Cuca Mía”, del cual en este momento sólo se encuentran legibles “Ca Mia”, y al costado el epitafio es un poema que dice “Fue a un tiempo honrada y hermosa, raro en una mujer sin fortuna, cual ninguna cariñosa, discreta como ninguna”,

“Nuestras vidas se fundieron, de amor al fuego candente más la iras atrajeron del que dichas no consiente”, “Y a arrebatar mi tesoro llegose la muerte impía llevándose a la que adoro mi ausencia, Cuca Mía”.

Añadió que otra de las obras que destacan es la de “La Piedad”, o el “Descendimiento”, que está hecha con mucha exactitud anatómica, ya que se puede ver las venas, los músculos definidos, y lo que más resalta es el dolor que refleja el rostro de la Virgen, además de la cara de Jesús que está muerto.

Señaló que esta obra fue la última hecha por Montoya, en recuerdo de Ángel Castillo López, el 4 de abril de 1928.

Benigno Montoya no sólo se dedicó al arte funerario, también adornó iglesias, y se comenta que a pesar de ser reconocido a nivel nacional, este murió en la pobreza, puesto que se conoce que no cobraba mucho por su trabajo.

Son, dijo, 88 obras que se tienen documentadas en el Panteón de Oriente, y durante esta época, siempre se hacen recorridos nocturnos en los que hacen la representación de estas historias.

 

 

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