LA COSMÉTICA NATURAL, ¿HA PASADO LA PRUEBA?

31/01/2015 - 12:00 am

Ser verde está de moda. La tendencia llama por todos lados a unirse a lo natural, procurar el ambiente, consumir productos biodegradables y eco friendly, andar en bicicleta, guardar el automóvil en casa. También a cuidar la salud, dejar la crueldad animal atrás, comprar artículos locales y artesanales o mejor aún, hacer los propios. El 27 por ciento de los mexicanos ha comprado un producto de cuidado personal de origen orgánico, según encuestas, y cada vez hay más pequeños productores que intentan llenar estas necesidades.

Sin embargo, al parecer los productos de algunas compañías internacionales que se dicen comprometidas con el bienestar y la naturaleza no son del todo auténticos ya que algunos de sus componentes o ingredientes son químicos, que incluso han sido probados en animales.

Foto: Shutterstock
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Ciudad de México, 31 de enero (sin embargo).- No son productos milagro ni intentan venderse como tal. Son creados generalmente por personas que los han fabricado para sí, probado sus bondades y desean brindar una alternativa a los consumidores sobre las imposiciones de la publicidad y las grandes marcas. Los cosméticos, productos de belleza y de cuidado personal hechos con ingredientes naturales al parecer están encontrando un espacio en los anaqueles de las tiendas. 

En 2012, el sitio especialista en marketing Trendwatching señaló entre las mini tendencias a seguir, a los consumidores “super eco”, es decir, aquellos preocupados por adquirir productos sustentables, amigables con la naturaleza, hechos con materiales reciclados, libres de químicos y de preferencia de manufactura natural, local y artesanal.

“No es un segmento extremadamente amplio aún, porque la mercadotecnia y los medios masivos son una impresionante realidad, pero cuando la gente tiene un poco de consciencia, se ve”, dice en entrevista con SinEmbargo, la encargada y fundadora de la tienda Manos que Curan del Distrito Federal.

De la Riva Group, empresa mexicana de investigación de mercados publicó en enero de este año un estudio en el que informa que el 31 por ciento de los mexicanos conoce a alguien que hace sus propios productos de cuidado de la piel utilizando ingredientes naturales, un número que no es pequeño considerando que a pesar de la creciente inclinación hacia los procesos “hazlo tú mismo”, no es algo arraigado entre la población.

En su investigación, la consultora encontró una microtendencia a la cual llamaron “Eco mixers”, un grupo de personas, generalmente del sexo femenino,  que han decidido fabricar sus propios productos de higiene personal de origen natural, desde mascarillas y cremas exfoliantes hasta jabones o instrumentos más sofisticados como bálsamos labiales y rímel para pestañas.

Un o una “eco mixer” no necesariamente crea los productos, puede solamente consumirlos, y de acuerdo con el estudio, un 27 por ciento de los encuestados ha comprado un artículo de belleza o cuidado de la piel orgánico. De ese total, un 22 por ciento son hombres.

“Los Eco Mixers son el ejemplo de un consumidor que es más consciente de su cuerpo, por ello ahora lo escuchan más que a los expertos. Además están cansados de los típicos claims de las marcas y prefieren generar sus oportunidades de consumo basándose en sus necesidades. Para ellos, las soluciones ‘estandarizadas’ no son suficientes”, se lee en la investigación.

Manos que Curan, tienda ubicada en la colonia Tabacalera del Distrito Federal, se especializa en elaborar cremas, shampoos, desmaquillantes, jabones y pomadas de diversos ingredientes como el chocolate, canela, vino tinto, café, leche o nopal. Se creó hace 18 años con el objetivo de recuperar la sabiduría y tradiciones de la herbolaria de nuestros antepasados. Tras un encuentro con curanderas, los fundadores se dieron cuenta que tenían que poner manos a la obra para que esto se pusiera al servicio de todos, de una manera práctica.

Su tirada no es ofrecer artículos esotéricos y menos milagrosos, toman los años de tradición en el manejo de plantas pero “hay por supuesto un soporte científico cada que se introduce un producto, obviamente tiene que ser probado meses”, dice la responsable del establecimiento, y especifica, “el control de calidad empieza desde los proveedores, en cada etapa del proceso de producción, hacemos estudios de mercado. Las formulaciones se hacen basadas en plantas y materias primas que sabemos no son dañinas. Ya hechas las pruebas físicas del producto, lo usamos todos los que trabajamos aquí, nuestras familias y amigos”.

Por su parte, Pablo Alvarado y su esposa, originarios de Tijuana, Baja California, son los fundadores de los productos de La Vid Esencial, una línea cosmética de elaboración 100 por ciento natural y artesanal, cuya idea nació cuando contrajeron matrimonio. Ella tenía conocimientos por haber laborado en empresas que realizaban productos para spas y él siempre tuvo un interés latente en lo hecho a mano. Cercanos al Valle de Guadalupe, se dejaron llevar por la idea de materializar los aromas típicos de la región, y aprovechando la riqueza vinícola comenzaron a fabricar sus propios jabones.

“Fue un proceso de investigación y de llegar a consolidar lo que es muy esencial que es una cosmética que es libre de fragancias sintéticas […] empezamos por los jabones y de ahí nos dimos cuenta que podíamos hacer también bálsamos labiales, ungüentos, cremas”.

Pablo acepta en entrevista con SinEmbargo que no cuentan con un respaldo dermatológico o una certificación como tal, pero sí con la experiencia en piel propia. “No estamos tratando de decirle al consumidor o al mercado que esto es mejor que lo que usan comercialmente. Estamos utilizando aceites vegetales, se ha comprobado que a lo largo de la historia su uso es mucho menos abrasivo, tiene menor impacto que utilizar un producto hecho en un laboratorio que también va a tener un conservador químico para darle más vida en el anaquel o algún efecto de espuma”.

“Lo empezamos a usar en nosotros y teníamos mucho mejor efecto que el que podríamos encontrar en lo que llegábamos a comprar antes. Era mucho más limpio, no te dejaban tantos rastros pegajosos”, dice.

Al igual que Manos que Curan, en La Cid Esencial se deslindan de la idea de los productos milagrosos: “lo único que estamos ofreciendo es una crema básica, libre de sustancias químicas y no estamos satanizando el hecho de que compres una crema con algún conservador, cada quien va a saber, pero la diferencia es que es un producto de origen vegetal. No estamos diciendo que es un producto milagroso, es un producto que va de la mano con una buena alimentación, con un buen descanso, con una vida plena, simplemente es parte integral de abonar a tu vida, de abonar algo saludable. No te estoy prometiendo que te van a quitar las arrugas, o hacer más blanca, simplemente va a humectar tu piel, punto”.

Por no contener algún conservador, los productos naturales suelen durar menos que los que tienen algún químico, Pablo explica que recomienda que sus cremas se usen en los seis meses después de ser abiertas, aunque en buenas condiciones, es decir, sin exponerse al sol, en un lugar seco y fresco y sin estar en contacto con agua u otra sustancia, puede durar hasta un año.

Foto: Shutterstock
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PRODUCTOS COSMÉTICOS ¿AL NATURAL?

La doctora Dulce María de la Torre Trueba, miembro de la Fundación Mexicana para la Dermatología dice a SinEmbargo que aún los productos naturales pueden dañar la piel, mientras que el medio ambiente no sufre deterioro alguno pues suelen ser orgánicos, los consumidores deben de estar seguros de no ser alérgicos a ninguna sustancias que éste contenga, por más natural que sea, pues se puede dar un daño por contacto.

“Lo primero que deben de saber es lo que el producto contiene, cuáles son sus bases química, si ya tiene estudios científicos, de un laboratorio confiable, si se saben alérgicos a cierta sustancia y en el producto están leyendo, por ejemplo que tiene aceite de coco y son alérgicos al coco pues no adquirir ese producto”, dice la egresada de la Escuela Militar de graduados de sanidad.

En el extremo contrario, explica que los artículos que se encuentran en las tiendas comunes pueden contener sustancias como “silicona, aceites minerales, propilenglicol, los parabenos, derivados del formaldehído, algunos compuestos orgánicos. Todos estas fragancias, colorantes, perfumes, que les ponen a los productos que encuentras en el mercado son los que pueden causar algún tipo de daño a nivel de la piel”, como dermatitis por contacto, en algunos casos quemaduras, manchas, o lesiones irreversibles.

Aunque acota que otros cosméticos ya cuentan con estudios que las avalan a nivel dermatológico, los cuales reducen en un alto grado esos riesgos.

En este sentido, la empresa de productos orgánicos brasileños Natura cuyo compromiso es ofrecer productos 100 por ciento naturales lanzó en el año 2000, de acuerdo con la bloguera de belleza llamada Paz de origen ecuatoriano, la línea llamada Ekos producido con “ingredientes eran extraídos por completo de la biodiversidad brasileña”, no obstante en la descripción del Ekos Shampoo Cacao dice lo contrario.

“Aparte de la Manteca de Cacao ninguno de estos ingredientes es extraído de la biodiversidad brasileña, mucho menos es orgánico o sostenible. La gran mayoría de estos ingredientes son peligrosos tanto para la salud como para el medio ambiente: Cocamidopropil Betaína, causa dermatitis; Lauril Sulfato de Sodio, es corrosivo e irritante para la piel; fragancia, uno de los principales químicos escondidos en el aroma son los Ftalatos, alteran el sistema reproductor de los animales y puede causar sensibilización; BHT: cuando el cuerpo metaboliza el BHT, crea radicales libres que pueden dañar el ADN de las células, y la Metilcloroisotiazolinona, es una neurotoxina”, describe en su blog.

Aunque la empresa Natura dice que desde 2006 eliminó completamente todas las pruebas realizadas en animales, no especifica en qué momento del proceso, un tema que se pone en duda cuando se dice 100 por ciento natural.

Otro caso es el de la compañía The Body Shop que señala que sus productos están hechos de ingredientes naturales en su mayoría. Sin embargo, la organización no gubernamental Greenpeace en Londres, Inglaterra desmintió el hecho. “The Body Shop hace un amplio uso de productos petroquímicos no renovables, colorantes sintéticos, fragancias y conservadores en muchos de sus productos y sólo vierten pequeñas cantidades de ingredientes de origen natural. Algunos expertos han advertido sobre los posibles efectos adversos en la piel de algunos de ellos.

Aunque The Body Shop sostiene que está en contra de la experimentación con animales, no siempre lo dejan claro, señala el artículo de la ONG, “la mayoría de los ingredientes de sus productos han sido probados en animales por otras empresas. Además, algunos artículos de la empresa contienen productos animales como la gelatina (hueso triturado)”.

Foto: Shutterstock
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¿UN NEGOCIO MILLONARIO?

Fundada en 1976 por la activista por los derechos humanos y el medio ambiente Anita Roddick, The Body Shop, es actualmente una de las franquicias de productos naturales más importante en el mundo. Se proclama libre de crueldad animal, promueve el comercio justo y con productos 100 por ciento vegetarianos.

Procedente de Brighton, Inglaterra, llegó a México en 1993, en donde actualmente tiene más de 30 tiendas repartidas en 13 ciudades. En 2006, año en el que en medio de la polémica se vendió por 943 millones de euros a la transnacional L’Oréal, la revista Soy Entrepeneur publicó que las cinco franquicias que en ese entonces tenía en el territorio mexicano facturaban un millón de pesos mensuales.

En ese mismo año, el diario El País informó que cuando Anita y su esposo Gordon Roddick decidieron relegar el control de la marca, tenían ya 2 mil 45 tiendas en 51 países, con una penetración a 77 millones de clientes. Eso, hace casi nueve años.

Para la empresa brasileña de productos de belleza Natura, México significó en 2011 un mercado potencial de 8 mil 200 millones de dólares, por lo que implementaron su modelo de venta por catálogo, sin embargo un año después reportaron pérdidas de 8.2 millones de reales (poco más de 40 millones de pesos), en un mercado que apenas está cerca de encontrar su equilibrio.

Pero para los pequeños productores, las ventas no se acercan siquiera a las seis cifras, no obstante, tampoco es la intención, o al menos no la principal.

“No somos ricos por esto, pero es que no todo es lana. El negocio da para caminar solo y para seguir procurando ampliarlo, ir más lejos y tener mayor penetración, pero eso no quiere decir que sea tan fácil. Es nuestro trabajo, algo que nos apasiona, que nos honra, que nos hace felices y es algo que está caminando […] Hay una gran diferencia entre crecer y desarrollarse, nos estamos desarrollando”, dice en entrevista telefónica la representante de Manos que Curan, “mucha gente no nos conoce, pero tenemos la mejor publicidad que es la de boca en boca, cuando la gente nos conoce se hace adicta”, asegura.

Alvarado, coincide: “nos ha mantenido en operación, no te puedo decir que nos estamos haciendo ricos, para nada. El elaborarlos con este tipo de ingredientes más caros, con una mano de obra artesanal, no estamos automatizando procesos ni haciendo en volumen, sí lo hace más caro. No es un negocio para hacernos ricos, es porque queremos crear y estamos nadando contra la corriente, hay una competencia increíble, competimos contra marcas globales indirectamente, el consumidor está acostumbradísimo a las marcas de importación […] nosotros le apostamos a que el consumidor lo pruebe y que ellos mismo juzguen y digan ‘me interesa y me gusta esto’”.

Tendencia a la alza

“Lo que estás viendo es la evolución del consumidor que es más y más sofisticado. Los consumidores se están preguntando ‘¿qué es realmente un producto sustentable’”, escribe en Trendwatching,  David Mattin, líder de la estrategia de investigación al cliente de dicho sitio.

“México es un país subdesarrollado que a lo largo de los años ha buscado alcanzar a otros países o seguir los pasos de los grandes, refiriéndonos a tendencias y consumo. Hoy en día encontramos a un consumidor más inteligente en las calles, busca completar no sólo las primeras necesidades con los productos sino que a su vez tengan doble uso, o que provengan de fuentes que no dañen al medio ambiente. Los productos ecológicos están tomando cada vez más fuerza así como los alimentos de origen orgánico. Nos interesa cuál es su proceso y origen de dichos productos”, dice a SinEmbargo, Fernanda Ruiz, mercadóloga de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

En el país, el mercado se dirige a un público que desde sus 20 años se preocupa por verse bien y cuidarse de los estragos que vengan a futuro, y que además pueden darse el gusto de adquirir por 90 pesos un jabón de leche de cabra como los que fabrica Ahal, otra de las empresas mexicanas comprometidas con estos principios.

En términos mercadológicos va para “un target más trendy, porque al final los productos ecológicos son más caros que los regulares. La tendencia va más allá, los consumidores de esos productos, una vez probándolos no los cambian, la lealtad es más fuerte ya que no es una marca ni un color, es un ‘producto verde’ y eso desenmascara cualquier marca que pueda sostenerlo. Los que se preocupan por el medio ambiente no se fijan en los precios y están totalmente dispuestos a pagar más por ellos”, dice la especialista en el tema.

Por su parte, la encargada de Manos que Curan menciona que esta tendencia se está volviendo tan relevante que debido a que los consumidores buscan alternativas, las marcas grandes están tratando de involucrarse en la tendencia con productos que puedan satisfacer dichas exigencias del público. “La industria de manera muy impresionante, como Procter y todos esos ya te venden un jabón con avena o con miel. Entonces más bien ellos se están metiendo en este mundo porque evidentemente la tendencia del mercado ha sido buscar algo natural, yo creo que la contaminación es tan alta en tanto sentidos, no estoy hablando sólo de la ambiental, que una mirada hacia lo natural, hacia lo básico, lo simple, hacia eso que me pueda dar un poco de plataforma real pues se convierte en una realidad”.

“No somos pioneros, ha habido otros, pero no había muchos, entonces ha sido paso a paso, prueba se resistencia pero sí vemos una tendencia mucho más marcada. Somos una empresa muy pequeña pero realmente hasta ahorita no ha habido pasos atrás, vamos bien”, continúa en entrevista telefónica desde sus oficinas en Edison 64, en el centro de la capital mexicana, lugar que quizá tengan que dejar pronto por su deseo de ampliarse.

Pablo, quien menciona como uno de los puntos clave del concepto de su empresa el empaque “hazlo tú mismo”, con diseños propios, materiales reciclados y biodegradables y la defensa de que lo fabricado en México está bien hecho, considera que dicha tendencia va a seguir a la alza gracias a la información a la que tenemos acceso, “cuando no había internet te atenías a lo que te ofrecían los supermercados, las grandes compañías que podían entrar a México, ahora ya no hay fronteras, vivimos en un mundo globalizado y la tendencia de comprar estos productos naturales está de moda. También hay un gran índice de enfermedades degenerativas que día a día conocidos y familiares te enteras que les diagnosticaron diabetes o cáncer. Nos damos cuenta que el sistema y estas marcas también nos están llenando de productos que ciegamente estamos consumiendo sin saber que nos están a lo mejor dañando”, dice el tijuanense.

“Hoy en día podría tomarse como moda, el hecho de que uses cierto tipo de productos eco llega a darte estatus en la sociedad. Lo bueno de esta tendencia es que las grandes empresas lo adoptaron como un ‘deber ser’ más que como una tendencia, ahora existe incluso una certificación, ferias y medios que ponen a la venta y a disposición de todo el público estos productos”, menciona Ruiz.

Los “eco mixers”, quienes quizá aún no saben que son llamados así, van tras un proceso sistemático de conocimiento, de experimentación propia, de búsqueda de alternativas distintas a las que ofrecen los demás. Son proveedoras de su propia belleza.

Según sus testimonios, no buscan volverse ricos y quizá no lo logren en varios años, no se venden como mesías detrás de un milagro cosmético. Sí, en algunos casos, tratan de rescatar las raíces, el regreso a lo básicos y la preservación de las ideas milenarias.

“Nosotros no curamos, es un tributo a nuestros antepasados”, concluye la dueña justamente de Manos que curan.

en Sinembargo al Aire

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