LECTURA | José Andrés de Oteyza: el cerebro de OHL México y del capital español en el país

31/07/2015 - 12:00 am

Los escándalos de la empresa española OHL [Obrascon-Huarte-Lain], no sólo han salpicado a funcionarios locales del Estado de México o de empresas productivas como la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y Petróleos Mexicanos (Pemex), también han impactado a secretarios de Estado como el de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza.

José Andrés de Oteyza, presidente del Consejo de Administración de OHL México, se convirtió el 28 de julio en uno de los blancos de una serie de audios que han sido filtrados en redes sociales y que implican a la compañía ibérica con todo tipo de actos de corrupción.

En el libro El cártel español. Historia crítica de la reconquista económica de México y América Latina (1898-2008), publicado por la editorial Akal hace cuatro años, el escritor Oriol Malló Villaplana narra cómo desde los tiempos del ex Presidente José López Portillo (1976-1982), De Oteyza se convirtió en uno de los principales promotores y facilitadores de la inversión ibérica en el país.

Con el permiso de la editorial, SinEmbargo reproduce una parte del capítulo IV “Secuelas Mexicanas (1)”, en el que el autor hace referencia a la influencia de De Oteyza en el Gobierno mexicano y cómo sus contactos han sido de utilidad para la OHL.

El libro fue publicado en 2011 y
El libro fue publicado en 2011 y describe la manera en la que las inversiones españoles crecieron en sectores estratégicos mexicanos. Foto: Especial, SinEmbargo

Ciudad de México, 31 de julio (SinEmbargo).– Francisco Farruco Sesto, actual Ministro del Poder Popular para la Cultura en Venezuela, nació en Vigo en el año 1945, y Vigo tuvo siempre una gran tradición de lucha en fábricas como la Renault. Y ésta es también una historia de gallegos, porque mientras la ultraderecha del Centro Gallego, en Caracas, tuvo la desfachatez de expulsar con malos modos de su recinto a una Ministra del Gobierno chavista, hay otros que saben, recuerdan y participan en un proceso que representa hoy en día la conjunción de todas las luchas populares de América Latina. Cada cual elige, y como se hace en México o en Venezuela se hace en Vigo o en Avión. Por ello el accidente aéreo de Juan Camilo Mouriño no produjó en su natal Galicia conmoción alguna. Su padre no es precisamente un hombre amado y el descaro en usar las palancas políticas no es algo que, incluso en la Galicia de hoy, goce de amplias simpatías populares.

***

En todo caso, las redes empresariales de Avión siguen operando a todo tren y ejemplo de ello son sus conexiones con el indiscutible patrón de los negocios gallegos en el mundo, Amancio Ortega, el inventor del concepto Zara, la cadena de tiendas de moda a escala mundial, filial del grupo textil Inditex, que es el hombre más rico de España, tercero de Europa y octavo del mundo –24 mil millones de dólares, según la revista Forbes– y que también se expandió a México, donde rápidamente aprendió las claves políticas de toda operación económica. Desde octubre de 2004 incorporó en su consejo de administración, en calidad de «consejeros independientes», al ex Ministro de Hacienda de Salinas de Gortari, el actual consultor financiero de las cien familias, Pedro Aspe Armella, a Valentín Díez Morodo, presidente del Consejo Empresarial Mexicano de Comercio Exterior, consejero de la cervecería Modelo y representante máximo del lobby español en tierras mexicanas junto a Olegario Vázquez Aldir, el tercer hombre de Zara en México, hijo del mayor de los Vázquez Raña, el patriarca don Olegario, a quien este clan de Avión le adjudicó la dirección del Grupo Ángeles, el mayor operador de hospitales privados de México. Personajes centrales de esta tramoya de las 100 familias mexicanas que forman la mera oligarquía nacional y que en principio deberían abrir todas las puertas a Zara, que cuenta en México con el mayor número de tiendas, sólo por atrás de España y Portugal.

Aunque a veces las puertas estén mal engrasadas, porque cuando en 2007 Amancio Ortega aceptó la invitación del Grupo Danhos para asociarse con ellos y construir, a medias con su inmobiliaria Pontegadea, el edificio más grande de América Latina, la llamada Torre del Bicentenario, no bastó la luz verde del nuevo regente capitalino Marcelo Ebrard, gran amigo de la inversión española como nunca fue su antecesor López Obrador. Entre las llamadas grillas, o querellas partidistas, y la decidida oposición de las también relevantes familias que habitan los barrios decentes de Polanco y Lomas de Chapultepec, el proyecto se fue al garete y el empresario gallego se libró, para su bien, de pillarse los dedos en la crisis de financiación que paralizó todas las grandes obras en 2008.

Pero ya que en México todo se maneja bajo el agua, cabe repetir que la sospechosa muerte del ambicioso provinciano Juan Camilo Mouriño se produjo en un momento de subterránea confrontación de intereses económicos sobre un mismo territorio. Todos los que seguíamos la actualidad mexicana sabíamos de los frentes que se estaban gestando al calor de los excesivos favores que el cártel español estaba obteniendo de los gobiernos conservadores de México. Mis trabajos y mis fuentes indicaron durante todo 2007, y con especial intensidad en 2008, una oleada de resquemores y rabietas de la gran burguesía nacional contra los integrantes del cártel español, cuya capacidad de cabildeo en el aparato federal se ejemplificaba en la figura de José Andrés de Oteyza, hijo de refugiados republicanos y ministro del Patrimonio y Fomento Industrial en el Gobierno de López Portillo, convertido en presidente de OHL [Obrascon-Huarte-Lain] México, que en aquel año de 2008 ganó para esta constructora española las principales y más suculentas contratas para varios ejes, viarios de pago que estaba licitando el Gobierno del estado de México, un añejo bastión del PRI [Partido Revolucionario Institucional].

***

De oteyza 2
Enrique Peña Nieto, entonces Gobernador del Estado de México, con la ex Secretaria de Energía, Georgina Kessel, y José Andrés Oteyza en la inauguración del tramo Chalco-Neza del Circuito Exterior mexiquense en 2011. Foto: Cuartoscuro

De alguna forma, aquel personaje decisivo en los nuevos arreglos institucionales entre España y México, José Andrés de Oteyza, inició desde 1978 una entente cordiale entre los altos funcionarios del INI y la tecnocracia mexicana, relación poco explorada pero altamente redituable a futuro, porque incluía variados negocios fifty fifty [50-50] en un terreno donde el Estado español dependía de la buena voluntad de sus socios aztecas. No es extraño, pues, que el primero de los grandes acuerdos entre Adolfo Suárez y López Portillo fuera que PEMEX [Petróleos Mexicanos] asumiera el control, gestión y construcción de la refinería de Petróleos del Norte (Petronor) en Muskiz, en las costas de Bilbao, tras la sorpresiva huida accionarial de la Gulf norteamericana al perder sus reservas iraníes tras la Revolución chií.

Operación-rescate que implicó a toda la alta burocracia mexicana y al cuerpo de ingenieros de PEMEX desde julio de 1979 y que inició la histórica alianza estratégica de PEMEX con la industria petrolera española, que, paradojas de la vida, terminó con la creación del gigante privado Repsol, la cooptación de ex funcionarios de López Portillo para el cártel español y el sistemático saqueo de PEMEX a manos de la cleptocracia local y las multinacionales extranjeras. Cosas que nadie podía saber a finales de 1978, cuando Juan Carlos de Borbón intercedió ante el Gobierno de José López Portillo para que, en el marco de las restablecidas relaciones diplomáticas, una pequeña parte de las abultadas reservas petroleras de México se invirtiera en el sector español de los hidrocarburos, gravemente herido por la crisis energética mundial y con secciones enteras en peligro de inminente bancarrota.

El Ministerio de Comercio y los funcionarios del INI lograron convencer al Gobierno mexicano para que PEMEX invirtiera en Petronor, una empresa de capital mixto dominada por el Banco de Bilbao, el Banco de Vizcaya, la Caja de Ahorros Provincial y la Caja Municipal de Bilbao, un rescate en toda regla que se anunció como la plataforma definitiva para que PEMEX penetrara en el mercado europeo. Lisa y llanamente, un cheque en blanco de López Portillo a su admirada España, gesto de amor compensado en 1981 con el Premio Príncipe de Asturias de la Cooperación Internacional al cerrar “para siempre” el contencioso hispanomexicano. Su discreto exilio en Sevilla tras el hundimiento de México en la espiral de la deuda y la devaluación de los ochenta fue el último tributo de aquel criollo de Jalisco a su adorada Madre Patria.

Gracias a esta decisión desde las alturas, México compró acciones de Petronor en 1979 y luego en 1981, el mayor paquete accionarial de esta refinería, un 34.29 por 100, u 81 millones de dólares. El presidente de Petronor, Nemesio Fernández Cuesta, uno de los grandes tecnócratas del franquismo, no pudo más que agradecer que “México ha apostado por el futuro y ha elegido el País Vasco para ello”. Zafarrancho de alabanzas al Presidente López Portillo y al rey Juan Carlos de Borbón, que, según la hemeroteca de El País, del 1 de julio de 1980, fueron “fundamentales” en estos acuerdos. Negociaciones en la cumbre encabezadas por el Ministerio de Comercio español y la paraestatal Campsa, que lidiaban con el entonces todopoderoso director de PEMEX, Jorge Díaz Serrano, quien viajó a menudo a Bilbao para supervisar las obras, aunque el verdadero estratega de toda la operación que los expertos de PEMEX no veían nada rendible fue José Andrés de Oteyza, cerebro económico del Presidente y uno de los llamados churumbeles de España por sus conocidas simpatías hacia los intereses hispánicos en contraposición al lobby tejano de Jorge Díaz Serrano, amigo personal de George Bush padre y director de PEMEX.

En todo caso, la poca rentabilidad del rescate de la refinería de Muskiz comportó que en el Gobierno de Miguel de la Madrid, ya en 1987, intentara sacar al mercado bursátil un paquete de 15 por 100 de sus acciones de Petronor a fin de capitalizarse e iniciar su presumida y siempre pospuesta expansión europea. Aunque, por norma, predominaron las necesidades hispánicas y los directivo del Instituto Nacional de Hidrocarburos, sucesor del INI, y Repsol, empresa pública aún, convencieron a los principales socios de Petronor, el Banco Bilbao Vizcaya (BBV) y PEMEX para que les vendieran sus acciones en Petronor, incluida la propiedad de la grandiosa refinería de Bilbao, a cambio de que el banco vasco y la paraestatal mexicana tuvieran un lugar en la junta de accionistas de Repsol. Acuerdo firmado en 1989, donde PEMEX tuvo que aclarar a Repsol que la adquisición de su paquete accionario no significaba que esta empresa adquiriera derechos para realizar trabajos de exploración petrolera en México, como al final ya está ocurriendo aunque veinte años después. Éste fue un acuerdo que catapultó a la compañía Repsol en el mercado mundial, pues tras adquirir el 34,4 por 100 que PEMEX poseía en Petronor, adquirió el control completo de esta refinería que la convertía en un jugador notable del mercado europeo del petróleo.

El hombre que lideró este esfuerzo para salvar la seguridad energética de España fue justamente José Andrés de Oteyza, quien mantuvo esta línea de favores especiales hasta el fin del mandato presidencial del Presidente López Portillo en diciembre de 1982. Así en mayo de 1981 cuando se empezaron a desplomar los precios mundiales del petróleo, anunciando la venidera crisis de la deuda externa, Oteyza elevó, con permiso presidencial, los precios de la mezcla mexicana contra el criterio del director de PEMEX, discutible decisión que costó más de 10 mil millones de dólares que dejaron de ingresar a las arcas mexicanas, en una debilidad financiera que el mago financiero del Presidente López Portillo quiso equilibrar con un contrato de suministro petrolero con España por el cual se venderían diariamente 50 mil barriles de crudo.

El economista José Andrés de Oteyza reapareció en el sexenio dorado de Carlos Salinas de Gortari como uno de los consejeros del Grupo Tribasa, en aquel entonces la contratista preferida del régimen que gracias a los contactos de su presidente, David Peñaloza Sandoval con el hermano incómodo del clan, Raúl Salinas, se quedó con el 25 por 100 de toda la obra pública en los años dorados de este negocio, cuando un descomunal plan de autopistas de pago –las concesiones de carreteras– hicieron de México el país ideal para el crédito financiero internacional, que fue directamente a los compadres del Presidente, quienes obtuvieron la parte del león de estas millonarias concesiones, tras lo cual se embarcaron en faraónicas obras viales que muchos de ellos no pudieron cubrir cuando llegó la súbita devaluación del peso en diciembre de 1994, conocido en todas partes como efecto tequila.

Aquella camada de neoempresarios encumbrados por el salinato sigue todavía en el poder, pero algunos de los amiguetes que corrieron demasiado rápido terminaron en prisión o muertos y este fue el caso de Peñaloza, quien tras la quiebra de su constructora y una corta fuga a Europa, fue arrestado en Girona el 17 de agosto de 2002. El mismo personaje que diez años antes salía en la revis- ta Fortune como uno de los hombres más ricos del planeta, con una supuesta fortuna de mil 100 millones de dólares.

Curiosamente, según la hemerografía del caso Tribasa, la fulgurante estrella de David Peñaloza se debió a la intermediación de José Andrés de Oteyza, quien lo presentó al hermanísimo del Presidente, después de lo cual este reconocido intermediario tuvo su merecida recompensa como jefe de la división de concesiones del Grupo Tribasa, desde el cual Oteyza consigue un contrato en Chile por 740 millones de dólares, y que como dijo el periódico Mercurio, en su edición del 9 de febrero de 2003, se debieron a «nexos con importantes políticos chilenos». Intermediario de lujo, pues.

En el barroco diccionario de la política mexicana, Oteyza recibe el nombre de coyote, listo perro del desierto que en la sociedad urbana transmuta en agente de Bolsa, cabildero, prestamista, traficante de personas y licenciado en activo, u abogado, la especie- madre de toda esta fauna salvaje que según las inflamadas expresiones de un embajador norteamericano en tiempos de Woodrow Wilson son el infierno en la tierra.

El lenguaje más áspero con que califiquemos a nuestros abogados bribones no alcanzará a expresar las múltiples iniquidades que –considerada en su conjunto– comete esta clase. Son peritos expertos en el fraude, la corrupción y el vicio en general. Si existe un solo individuo entre todos ellos que sea honorable, nunca llegué a saber de él en tres meses de paciente investigación12.

OHL_promo

José Andrés de Oteyza, hombre de emblemática biografía, es el presidente de Obrascon-Huarte-Lain (OHL) México y representa hoy en día al mayor conseguidor del cártel español en tierras mexicanas. Pero hay otra argolla que engarza esta cadena transatlántica ya que la propia constructora tiene una pata cántabro-mexicana poco conocida. El principal accionista de OHL es Hidafa S. A., sociedad-pantalla creada en España por Higinio Gómez Sainz, un cántabro que se marchó a México con diecisiete años y constituye otro subgrupo de poder hispánico en la burguesía mexicana. Y no es poco este grupo regional en el mapa de la economía mexicana: cántabros son quienes controlan el 50 por 100 de la cuota de mercado de la leche (Grupo Lala); quienes producen el 40 por 100 del aceite de consumo (Agydsa) y quienes emplean a 33 mil trabajadores en supermercados de Estados Unidos, Costa Rica, Guatemala y El Salvador (Grupo Gigante); incluso son montañeses quienes facturan más de 60 millones de dólares al año en el sector papelero (Grupo Arpapel), o quienes controlan en un holding familiar hasta 20 empresas unificadas que actúan en construcción, hostelería, industrias, agronegocios, finanzas y carreteras (Grupo Intra).

Más poderosos que ciertas redes mexicanas, los cántabros son en los Estados Unidos Mexicanos parte, discreta pero principal, de la alta burguesía nacional, y forman parte del sistema estable de monopolios que funciona en México desde la revolución industrial que inició realmente en 1940. Su longevidad histórica es tal que los grandes mineros y comerciantes de la plata, que se movían entre Zacatecas y la Ciudad de México en el siglo XVIII ya eran de origen cántabro, como fue el caso del primer traficante de materias primas, barras de plata sobre todo, así como sedas y porcelanas chinas, Luis Sánchez de Tagle. De tal forma que su presencia entre la oligarquía mexicana tiene rango cuasi aristocrático y fundacional superando los vaivenes de la historia y reteniendo, en cada fase del juego político, el control de sus emporios agro-industriales.

Así sucedió en la comarca de la Laguna, fértil y húmedo territorio entre áridos desiertos, que se sitúa entre los estados de Durango y Cohauila, camino de la frontera norteamericana, donde pese a la reforma agraria cardenista, los grupos empresariales de origen hispánico consiguieron, tras soterradas luchas, acabar con las resistencias campesinas, sus sindicatos y ejidos, e instaurar un nuevo orden capitalista donde esta comunidad tuvo un papel de mando en todos los aspectos, aunque la cosa viene de lejos. En la época de la dictadura porfirista, estas familias organizaron el Crédito Español de México, el banco rector de la economía nacional durante décadas, el hoy primer hospital privado de la nación, la Beneficencia Española, y ellos erigieron el suntuoso edificio del Casino Español a dos manzanas del Zócalo, donde los portavoces del poder peninsular realizaban sus ritos de hispanidad.

No está de más repetir que estos personajes y grupos fueron motor y sustento de la revolución burguesa española y siguieron siendo cabeza de playa en las Américas para la futura reinversión en España, incluyendo un permanente flujo de divisas para el destemplado régimen de Franco. Poca gente sabe que las famosas galletas Cúetara, por ejemplo, pertenecen a una larga línea de cántabro-mexicanos, los Gómez Cuétara, que reconquistaron su tierra natal en 1949 con el aval de un peso que al cambio se vendía a 13 pesetas y convertían a la moneda mexicana en una de las monedas fuertes del mundo. El gigantesco Grupo SOS, uno de los mayores productores de aceite de oliva y poderoso acaparador de productos básicos, como el aceite, el vinagre y el arroz, nace de las regalías de Juan y Florencio Gómez Cuétara, y sus retornos de capital que los convirtieron en líderes del mercado ibérico de galletas, mediante el cual se desplegaron luego en el negocio mundial del aceite de oliva.

Faltan estudios, también, sobre las redes catalanas en la Nueva España, donde sorprende que unos de los más peligrosos oligarcas de México, los hermanos Lorenzo y Roberto Servitje, dueños del multinacional Grupo Bimbo y nietos de emigrantes formados en el espíritu beato de la Virgen de Montserrat, fueran quienes crearan en 1964 la conocida fábrica Bimbo en la ciudad de Granollers, cerca de su natal masía, y que suyos fueran los conceptos, los productos y hasta la harina que consumieron los hijos del milagro español, desde el pan de molde a la Pantera rosa o el Tigretón que costaban cinco pesetas. Próspero negocio que vendieron en 1978, cuando el clan Servitje, principal apoyo de la ultraderecha católica mexicana, desde la Legión de Cristo al PAN, creyó que los nuevos sindicatos de izquierda y el asesinato del prominente industrial franquista José María Bultó eran señal de la inminente caída de España en las garras del comunismo.

En 1900, mientras los norteamericanos conquistaron México con sus corporaciones y sus concesiones ferroviarias, mineras y petroleras, la comunidad hispánica de México se forjó, se enquistó y se desarrolló desde los intestinos de la economía mexicana. Siempre y en todas partes, el factor español ha sido parte toral del poder mexicano aunque nunca, como refleja el caso Mouriño, las cosas terminaron tan mal.

***

Tenemos, por ejemplo, la triunfal historia de Higinio Gómez Sainz, gran señor del lobby cántabro y presidente de Aceites, Grasas y Derivados (Agydsa). Su figura unfica todos los tópicos del emigrante ibérico. Un pariente lejano, una herencia o un trabajo seguro en la otra orilla, una pobreza extrema en su pueblo original y el carácter ahorrativo y trabajador de los españoles que des- de hacía generaciones iban a hacer las Américas. Sólida narración colectiva de los montañeses, pues todo el mundo en la cornisa cantábrica conoce alguna historia de indianos, los peninsulares que triunfaron en las Américas y que son las redes, primigenias y actuales, de la hispanidad, cultivadas por los poderes autonómicos para agenciarse su reconocida generosidad a la patria chica y des- plegar negocios transoceánicos.

En el nivel regional, la ayuda colectiva para las víctimas de las inundaciones en Valencia en 1958 y en Vallés (Barcelona) en 1963, puede acompañar donaciones individuales espectaculares, como los 100 millones de pesos de Pablo Díez (destacado industrial de origen leonés, cuyas cervezas son famosas en México) para construir una basílica en León, España, en 1961; o la de un millón de dólares de Arturo Mundet (industrial catalán, famoso por la producción de corchos y de refrescos en México) para el municipio de Barcelona en 1954. Tal filantropía regionalista puede ganar al donante honor y prestigio del Gobierno español, pero a la vez puede ocasionar duras críticas de la prensa mexicana porque da la impresión de que se olvidan de las grandes necesidades caritativas de México (cfr. Novedades, 21 de septiembre de 1961). […] Antes de morir, Pablo Díez vendió las acciones de la Corona (inmensa empresa cervecera) a mexicanos para que no saliera el dinero del país. «Son embajadores simbólicos de España», me dijo el representante del Estado español en México con cierto orgullo y poca discreción. «Mordidas de gran escala», comentó cínicamente un extranjero observador.

Ése es el motivo por el cual las comunidades autónomas se han mostrado especialmente proclives a montar homenajes de todo tipo a sus titanes mercantiles de América Latina bajo la acertada premisa de acaparar los retornos de capital, que, junto a la habitual evasión de impuestos, es otra variable del milagro español. El recuerdo de las espléndidas herencias de los indianos del norte de España sigue presente en aquellas tierras:

Sería difícil encontrar un pueblo de emigrantes en el norte de España que no haya sido adornado o mejorado de alguna forma con la ayuda de los emigrantes. Ribadedeva, en el consejo de Llanes, en Asturias, ha sido casi totalmente renovado por grupos de asturianos que viven en México, y en especial por la familia Noriega. La escuela, el sistema de drenaje, el palacio municipal, el hospital, el cementerio, y la iglesia restaurada, son todos donaciones.

Higinio Gómez y los emigrantes cántabros tienen, pues, un notable peso en la economía mexicana. Pocos estudios, amigos que sí le prestaron y una inteligencia privilegiada lo convirtieron en uno de los empresarios más importantes de México con posición dominante en el sector de los aceites comestibles y en la comercialización de piensos, vía corporativa, Agydsa, que controla un 40 por 100 del mercado nacional. Fortuna libre de peso y paja que reinvirtió, junto a sus hijos David y Fabián, en activos españoles creando Hidafa, empresa con la que compraron el 10.3 por 100 de Cortefiel y luego revendieron a fondos de riesgo con ganancias netas de 150 millones de euros, en 2005, todo un pelotazo que los catapultó, con dinero fresco, hacia la compra del 13 mil 401 por 100 de OHL.

Una participación sólo superada por el propio dueño Villar Mir. Circular demostración de la fuga de capitales y las inversiones especulativas que han aumentado el fabuloso patrimonio español de esta saga cántabro-mexicana, dueños de edificios en Madrid, en Al- cobendas sobre todo, así como de locales y solares en la urbanización madrileña de La Moraleja. Igual que en Santander, donde como miembros de la alta burguesía local, presidida por el astro rey Emilio Botín, son propietarios de la tienda de muebles Interiores Elite, de varios locales comerciales y de 200 mil metros cuadrados de terreno urbano en Soto de la Marina.

en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video

más leídas

más leídas