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Redacción/SinEmbargo

31/10/2014 - 7:48 am

‘Fue el Estado’ / El Presidente que no quería firmar / Críticas a Gobernador guerrerense

El nuevo gobernador de Guerrero, condenado en una semana En el Reforma, el escritor Juan Villoro, escribe que: “la polarización de los discursos es tan extrema que la auténtica radicalidad parece quedar en el centro (lo difícil es saber dónde ubicarlo). Ortega tendrá un año escaso para hacer algo. No aspiraba al puesto; carecía de […]

El nuevo gobernador de Guerrero, condenado en una semana

En el Reforma, el escritor Juan Villoro, escribe que: “la polarización de los discursos es tan extrema que la auténtica radicalidad parece quedar en el centro (lo difícil es saber dónde ubicarlo). Ortega tendrá un año escaso para hacer algo. No aspiraba al puesto; carecía de programa de gobierno y equipo de trabajo. Conoce el territorio pero deberá enfrentar el dilema de desmontar “tenebras” sin pertenecer a ellas. Lo mejor que podría pasar es que le fuera bien. Para ello requiere, si no de respaldo, por lo menos del beneficio de la duda. Pero en México, como en las novelas de Kafka, la condena antecede al juicio.”

En el Excélsior, el abogado y político José Elias Romero Apis, escribe que: “hoy estamos llenos de fosas. Hemos vivido el drama de Guerrero que es, inevitablemente, un drama de México. Un alcalde que avergüenza a la política. Un exgobernador que avergüenza a su partido. Un nuevo gobernador que avergüenza en pena ajena. Que, en el primer día de su mandato, le dice al presidente Peña Nieto que “si usted me apoya, yo le entregaré buenas cuentas”. Esto es igual a “Jefe: deme mi calaverita”. Se pareciera, en la forma, a la frase de Agustín de Hipona, cuando le pide a su dios que le dé lo que necesita y que le pida lo que quiera. Pero Rogelio Ortega no es San Agustín ni piensa como él. No va a investigar ni a descubrir ni a castigar. Todo ello lo lograrán Enrique Peña Nieto y Jesús Murillo Karam.”

En el Excélsior, el periodista especializado en temas parlamentarios, Francisco Garfías, escribe que: “ya quitaron al gobernador Ángel Aguirre. Pusieron otro. Rogelio Ortega Martínez. Se lo sacaron de la manga. Era secretario general de la Universidad de Guerrero. Ni a rector llegaba. El improvisado mandatario arrancó mal. En uno de sus primeros discursos dijo que no le va a fallar al presidente Peña. No se confunda señor Ortega. Al que le tiene que entregar buenas cuentas es al maltratado pueblo de Guerrero, que históricamente no ve la suya.”

En el Excélsior, la periodista Yuriria Sierra, escribe que: “atroces, también, las irresponsables declaraciones del gobernador interino de Guerrero, Rogelio Ortega, quien ayer por la mañana le decía a mi colega Adela Micha en la Primera Emisión de Imagen Informativa, que había indicios de que los estudiantes se encontraban aún con vida. Resurge la esperanza como maremoto. Pero sólo durante unas horas. Para el mediodía, el mismo gobernador se corregía a sí mismo la plana y declaraba que “debíamos estar preparados para esperar cualquier final”. ¿Por qué incapacidad, ya no digamos política, sino estrictamente humana y racional, una autoridad se atrevería a declarar primero algo tan esperanzador sin contar con sustento alguno en la realidad, para desdecirse seis horas después? Más que un acto de irresponsabilidad, es un acto de crueldad imperdonable. Para con las familias, para con la sociedad guerrerense. Para con todos los mexicanos.”

En La Jornada, el periodista Julio Hernández López, escribe que: “el gobernador de Guerrero, Rogelio Ortega Martínez, cambió en horas su postura, pues primero aseguró que él estaba dispuesto a ir como intermediario frente a enigmáticas instancias que no definió, más tarde dijo que hay indicios de que los jóvenes pudieran estar con vida y finalmente convocó a prepararse para cualquier escenario. Ortega ha sido colocado bajo la tutela de Rosario Robles, la secretaria de Desarrollo Social a la que Los Pinos designó como una suerte de comisionada al estilo practicado en otras entidades.”

Peña Nieto no quería firmar los acuerdos con los normalistas

En El Universal, la periodista Katia D’Artigues, escribe que: “si la reunión con las familias de los 43 de Ayotzinapa tardó tanto en Los Pinos fue por una razón: el Presidente y su equipo sí pusieron muchos “peros” para escribir una minuta. De eso trataron las últimas dos horas del encuentro. Tras casi 6 horas, tan sólo comiendo unos sandwichitos insuficientes que hicieron que sus tripas se retorcieran en más de un sentido, los familiares también se molestaron mucho al saber que en un salón contiguo, antes de firmar nada, ya estaba todo listo para que el Presidente saliera en cadena nacional. La propuesta inicial del gobierno fue que, si había una minuta, la firmara sólo el consejero jurídico, Humberto Castillejos, pero los padres no se dejaron. Fue muy incómodo en la última hora regatear palabras y frases; eso aumentó su descontento… y seguramente el resultado de la conferencia. ¿Lo más difícil de negociar? Todo. Pero sobre todo la intervención de la CIDH con asistencia técnica y el reconocimiento al papel histórico de las Normales Rurales. Se sentaron en un óvalo, pero aun así los funcionarios estaban un poco más altos que los familiares, en una pequeña tarima… es decir, había niveles, literal. También fue duro negociar el tiempo con el staff de Los Pinos desde antes del encuentro. Querían que sólo 5 de los padres o madres hablaran y que leyeran lo que iban a decir (no les pidieron el texto por adelantado). Hablaron todos los que quisieron. Salieron con una minuta de compromisos firmados. EPN siempre dijo: “Te lo firmo y te lo cumplo”. ¿O no?”

En Milenio, el periodista Joaquín López Dóriga, escribe que: “el miércoles por la tarde en Los Pinos, el presidente Enrique Peña Nieto encabezó una larga, intensa, dolorosa reunión con los padres de familia y familiares de los 43 estudiantes de Ayotzinapa desaparecidos hace cinco semanas. A lo largo de casi seis horas, escuchó las crónicas de dolor y desesperación, de angustia y desesperanza de los padres que tienen una sola exigencia: que les devuelvan vivos a sus hijos. Esa era la respuesta que querían y en su busca fueron a Los Pinos y se sentaron en torno al presidente de la República, pero esa respuesta no estaba allí, ¡qué más hubiera querido Peña Nieto!”

En el Excélsior, el periodista José Cárdenas, escribe que: “el largo atardecer del miércoles fue preámbulo de una noche triste. Enrique Peña Nieto comenzó nervioso y terminó abrumado, agotado, ojeroso, impotente, con un papel firmado y un amargo sabor a tristeza. Los reclamantes se fueron como llegaron, quizá peor, sin certeza, esperanza, ni confianza… La firma del acuerdo fue mero compromiso mediático. El rediseño de las pesquisas, la creación de una comisión mixta para seguir las investigaciones, la no criminalización de los estudiantes, las garantías al debido proceso, la atención a las víctimas y la dignificación de las normales rurales, suenan a poco en lo oídos de los padres y familiares de los desaparecidos, quienes han vivido el último mes un verdadero infierno.”

Della Rocca nuevo secretario de Educación en Guerrero

En el Reforma, su columna de trascendidos Templo Mayor, asegura que: “cuando todo el mundo pensaba que ya no había más súper héroes que los de Marvel, el académico Salvador Martínez Della Rocca se acaba de echar encima un tremendo desafío. Figura del movimiento estudiantil de 1968, fundador del PRD y ex diputado, “El Pino” aceptó convertirse en el nuevo secretario de Educación del estado de Guerrero. Cuentan el gobernador interino, Rogelio Ortega, le encargó a Martínez tres tareas que se antojan colosales. La primera es establecer un puente de interlocución con la Escuela Normal de Ayotzinapa, a la cual conoce bien “El Pino” pues ya alguna vez fue padrino de una generación de estudiantes. La segudna es conseguir, a como dé lugar, una tregua con la aguerrida Ceteg, la versión guerrerense de la CNTE, que ya se vio que le gusta tocar la puerta lanzando camionetas incendiadas. Y la tercera es que Martínez Della Rocca fije metas educativas que se puedan concretar en los 11 meses que durará el gobierno de Ortega.”

La situación de Iguala y Tlatlaya, rebasa la amplía tolerancia de los mexicanos

En el Reforma, la periodista Carmen Aristegui, escribe que: “la frase que alguien dibujó en una esquina de la plancha del Zócalo capitalino en el marco de manifestaciones masivas y que da título a este artículo ha sido reproducida en mantas y pancartas que van desde el Congreso de la Unión hasta expresiones lanzadas en Washington en el marco de la comparecencia de México ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. “Fue el Estado” es la corta frase con la que se señala el tipo de crisis por la que estamos transitando desde hace varios años, pero que hoy se nos restriega en la cabeza con los dos casos que han sacudido y rebasado los linderos de una tolerancia muy ancha y prolongada de la sociedad mexicana frente a todo tipo de agravios. Los hechos ocurridos en Tlatlaya y con los jóvenes de Ayotzinapa han puesto, descarnadamente, en evidencia la podredumbre y descomposición en la que se encuentran operando porciones importantes del Estado mexicano. En ambos casos, autoridades políticas, policiacas y militares actuaron de manera criminal en contra de la población civil, con todas las agravantes.”

Los mexicanos, satisfechos con sus vidas

En el Reforma, el analista y periodista Sergio Sarmiento, escribe que: “y, sin embargo, cuando más deprimido me sentía, me tropecé ayer con la gráfica del día, el #Dailychart, que el semanario británico The Economist divulgó por Twitter. Según una medición del Pew Research Center (pew-global.org) para el Global Attitudes Survey, Egipto se encuentra hasta el fondo de la tabla de satisfacción con la vida con 11 por ciento, mientras que Kenia tiene 14 y Ghana 25. Otros países más prósperos tienen mejores registros, como Francia con 51, Alemania con 60 y Estados Unidos con 65 por ciento. En la cumbre de toda la lista, sin embargo, está México con un índice de satisfacción de 79 por ciento. ¿De dónde surge la satisfacción de vida en un país agobiado por la pobreza y la muerte violenta? No lo sé. Pero la encuesta de Pew no es la primera que concluye esto. Los mexicanos estamos satisfechos con nuestra vida no porque lo tengamos todo, que no lo tenemos, sino porque tenemos muy poco pero lo que tenemos lo apreciamos.”

“Guerra de lodo” por la CNDH

En El Universal, su columna de trascendidos Bajo Reserva, asegura que: “la técnica del ventilador y desde el anonimato ha utilizado una mano interesada en el proceso de elección del nuevo presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. La guerra de lodo, dedicada a atacar a los contendientes, tiene su trinchera en las redes sociales. Desde esas zonas fangosas y con el uso de robots han salido acusaciones para los aspirantes que comparecieron ante las comisiones unidas de Derechos Humanos, a cargo de la perredista Angélica de la Peña, y de Justicia, del panista Roberto Gil. Algunos de los participantes proponen que el Senado agilice el proceso de elección del nuevo ómbudsman, para que el periodo de deliberación no abra más espacios para el denuesto, nos comentan. El ventilador sigue prendido y alguien sigue arrojando lodo.”

La consulta sobre la Reforma Energética: nació “muerta”

En Milenio, el periodista Carlos Marín, escribe que: “bastaba saber leer para prever que no prosperaría la pretendida consulta sobre la reforma energética. En este mismo espacio, el 19 de diciembre de 2013 se hizo notar que en el artículo 35 de la Carta Magna (fracción octava, séptimo punto) se precisan los temas negados a la opinión ciudadana: “No podrán ser objeto de consulta popular la restricción de los derechos humanos reconocidos por esta Constitución; los principios consagrados en el artículo 40 de la misma (la estructura democrática, representativa, laica y federal de la República); la materia electoral; los ingresos y gastos del Estado…” (ni la seguridad nacional y la organización, funcionamiento y disciplina de la fuerza armada permanente, se completa hoy aquí).”

No funciona la depuración de las policías locales

En Milenio, el periodista Carlos Puig, escribe que: “en Iguala, sí, en Iguala, en 2011 hubo una depuración del cuerpo policiaco, o al menos así lo anunció la síndico María del Carmen Perea Moreno. La depuración, dijo en aquel entonces, alcanzaría a la mitad de los 300 policías de Iguala. Pues está claro cómo funcionó. Mi búsqueda cibernética también muestra que varios municipios han depurado varias veces en lapsos de cuatro o cinco años, lo cual debería ser suficiente como para que alguien se diera cuenta que depurar no es solución. Ni estrategia. Y solo sirve para hacer discursos, campañas, responder conferencias de prensa… salir del paso. Los espacios que dejan las policías los cubren marinos o soldados o policías federales. Pero eso es temporal, por lo que después, con prisa, hay que contratar a otros que serán, inevitablemente, depurados.”

Responde dudas del EPR

En Milenio, el periodista Ciro Gómez Leyva, escribe que: “P: ¿Ya se dio cuenta de que en el país no solamente existen dos detenidos-desaparecidos? R: No entiendo a qué obedece la pregunta. Les pediría revisar el debate de varios días que tuve al respecto con la Secretaría de Gobernación y Human Rights Watch en febrero de 2013. Les reclamé a ambos seriedad, precisión, en un tema tan delicado, doloroso. P: ¿Ya reparó que son decenas de miles de ejecuciones extrajudiciales y miles de tumbas clandestinas donde impunemente fueron arrojados? R: Reparé desde febrero de 2007. Como directivo de MILENIO, coordiné editorialmente desde entonces un registro de ejecuciones, precisamente para confrontarlo mes a mes con las cifras oficiales. Y así lo hice hasta hace un año, cuando dejé de ser directivo.”

Zitlala podría ser el lugar donde estén los cuerpos de los normalistas

En el Excélsior, el periodista Jorge Fernández Menéndez, escribe que: “nuestra puerta del inframundo, hoy dicen que podría haber sido encontrada en Zitlala, donde se hallaron varias fosas comunes donde han sido identificados por lo menos 13 cuerpos. No hay mitología ni ofrendas, sólo la brutalidad y la violencia desmedida que nos lleva a contabilizar, desde la desaparición de los 43 normalistas a decenas, más de un centenar, de cuerpos enterrados en fosas comunes, restos de personas que nadie ha denunciado como desaparecidas, que nadie ha buscado y que muestran la crudeza de expoliación y la violencia al que son sometidas las comunidades en Tierra Caliente. Pero es muy probable que las puertas del infierno estén en Zitlala porque allí en una ladera de 150 metros, dicen cuatro elementos de Guerreros Unidos que podrían estar los restos de, si se dan por buena sus declaraciones ministeriales, de parte de los estudiantes y de los que ellos aseguran que eran miembros de Los Rojos, su cártel rival, con el que se enfrentaron en Iguala. Llama la atención que sea en Zitlala porque este pueblo guerrerense no está precisamente cerca de Iguala e implica haber realizado un muy largo recorrido. Pero precisamente por ello, ahí se están concentrando las investigaciones. Por lo pronto hay otros 13 cuerpos más que hay que agregar a la lista del horror.”

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