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La fructosa está presente en las frutas y en la miel, pero también se genera por consumo de carbohidratos o alimentos salados. La hipótesis plantea que la fructosa impide que el organismo recurra a la grasa almacenada.
Muchos piensan que sólo los refrescos, las frituras, los pastelillos y los dulces son comida chatarra, dejando afuera cereales de caja y galletas, yogurts y leches endulzadas, sopas instantáneas e incontables productos. Lo cierto es que cada vez más investigadores usan el término “ultraprocesados”, porque es más preciso y engloba a todos esos comestibles.
The Coca-Company, PepsiCo, Unilever, Nestlé, Procter & Gamble, Mondelēz International, Philip Morris International, Danone, Mars, Inc. y Colgate-Palmolive son las empresas que más contaminan en el mundo.
¿A qué se debe que el ser obeso aumente el riesgo de contraer otras enfermedades? La investigación en biología celular, bioquímica y genética nos ayuda a responder.
Se sabe que la obesidad provoca enfermedades cardiometabólicas como la hipertensión y la diabetes, pero atribuir estas enfermedades a un mero exceso de grasa es una simplificación.
El principal peligro de su proliferación es que la diabetes tipo 2 es una enfermedad crónica relativamente silente, al tiempo que los niveles elevados de glucosa pueden dañar gravemente muchos órganos y sistemas del cuerpo, especialmente los nervios y los vasos sanguíneos.
Una persona con exceso de peso “suele” tener el gen ACE2 menos expresado en el tejido adiposo y, al infectarse, esos niveles disminuyen aún más, lo que puede hacer que sea más susceptible a la tormenta de citoquinas con la que el organismo responde en ocasiones ante el coronavirus y que agrava la enfermedad.
El sobrepeso y la obesidad se caracterizan por una excesiva acumulación de grasa corporal. Esta conlleva una mayor susceptibilidad a enfermedades cardiovasculares, hipertensión, diabetes tipo 2, problemas respiratorios o cáncer, entre otros.
La nutrióloga Alicia Ramírez Huerta señaló que, a diferencia de lo que se piensa, la obesidad no está relacionada con la nutrición. “No es sólo lo que comemos, es un padecimiento mucho más complejo”, dijo.
El hallazgo fue realizado por el Instituto de Investigaciones Biomédicas Agust Pi i Sunyer de Barcelona, España; se dieron cuenta que el consumo de la proteína CPEB4 hacía la reducción de acumulación de lípidos, y a su vez, al ausentarse en el cuerpo, favorece la presencia de bacterias protectoras de la barrera intestinal.
Esta medida busca combatir la obesidad, el sobrepeso y la desnutrición desde la infancia en México.
En España, tres de cada 10 muertes anuales se deben a una enfermedad cardiovascular (ECV). De ellas, el 80 por ciento podrían haberse evitado, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), siguiendo un estilo de vida saludable y reduciendo los factores de riesgo.
Un estudio de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, publicado a mediados de septiembre, reveló la relación de la pandemia del coronavirus con un aumento alarmante de la obesidad en niños y adolescentes del país, especialmente entre quienes ya padecían problemas de este tipo.
La obesidad se asocia no sólo a enfermedad coronaria, sino también a alteraciones del ritmo cardíaco y de la función ventricular.
Actualmente, en el mundo 650 millones de personas padecen obesidad, y México se ubica entre los primeros países del mundo de más personas que viven con esta enfermedad.
Las orexinas, también llamadas hipocretinas, son proteínas que juegan un papel esencial en la regulación de la ingesta de alimentos.