Obispos ofician misa en la frontera de EU y México por los “hermanos y vecinos” muertos en el intento por cruzarla

01/04/2014 - 12:06 pm
Desde el lado mexicano también escucharon la misa. Foto: Twitter vía @KarlaGEscamilla.
Desde el lado mexicano también escucharon la misa. Foto: Twitter vía @KarlaGEscamilla.

Washington, 1 abr (dpa) – Inspirados por la visita del papa Francisco a Lampedusa el año pasado, obispos católicos celebraron hoy una misa ante el muro que separa Estados Unidos y México en Nogales, Arizona, en recuerdo de los “hermanos y vecinos” muertos en el intento por cruzar la frontera y para reclamar una Reforma Migratoria.

El cardenal de Boston, Sean O’Malley, encabezó el grupo de religiosos de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB) que se desplazaron este martes hasta Nogales para reclamar en una misa bilingüe que el Congreso en Washington actúe de una vez para hallar una solución legal al problema que afecta a más de 11 millones de indocumentados en el país.

Con su valla metálica de varios metros de alto pero entre cuyos paneles se atisba el otro lado de la frontera, Nogales es para muchos uno de los mayores símbolos de todos los fracasos migratorios: un muro que no logra frenar el flujo de entrada de indocumentados y una ciudad dividida entre territorio estadounidense y mexicano, a donde se envían a los más de mil inmigrantes sin papeles que el gobierno de Barack Obama deporta cada día, muchas veces separando familias.

“El sistema está roto y está causando semejante sufrimiento y un terrible desperdicio de recursos humanos y materiales”, lamentó O’Malley durante la misa celebrada ante el muro divisor, y desde donde recordó los alrededor de 400 cadáveres de personas que trataban de llegar a Estados Unidos que se hallan cada año en el desierto.

“La frontera está llena de tumbas sin nombre, estamos aquí para decir que no los olvidamos, son nuestros vecinos, nuestros hermanos y hermanas”, aseguró al respecto el religioso, que fue mezclando sus oraciones en una homilía celebrada en inglés y español y que terminó con una ofrenda floral en honor de los muertos de la frontera.

La “Misión por los Migrantes” celebrada hoy en Nogales se inspira en la visita que en julio del año pasado el papa Francisco -“un gran regalo de Dios a la Iglesia”, afirmó hoy O’Malley- hizo a la remota isla italiana de Lampedusa, punto de llegada de buena parte de la inmigración ilegal a Europa y símbolo también de muchos de los padecimientos que sufren quienes tratan de ingresar en el viejo continente sin papeles.

“En Lampedusa el papa nos advirtió del peligro de la globalización de la indiferencia”, recordó hoy O’Malley. El sumo pontífice argentino lo hizo en las fronteras de Europa, mirando al mar, mientras que hoy los obispos estadounidenses lo hicieron “mirando al desierto”, pero el mensaje es el mismo, sostuvieron los religiosos.

“La cultura del confort que nos hace pensar sólo en nosotros mismos nos hace insensibles a los gritos de nuestros hermanos, como si estuviéramos viviendo en una burbuja, como dice el santo padre”, recordó O’Malley.

“Como asunto moral, nuestra nación no puede seguir empleando un sistema de inmigración que divide a familias y niega acceso a protecciones legales básicas para nuestros hermanos”, dijo entretanto el obispo auxiliar de Seattle, Eusebio Elizondo, presidente del Comité sobre Migración de la USCCB.

La Iglesia católica de Estados Unidos de hecho lleva tiempo implicada en los llamamientos al Congreso para que actúe de una vez en materia de reforma migratoria, propuesta que languidece en la cámara baja, donde la mayoría republicana ha bloqueado hasta la fecha cualquier intento de llevar a votación un proyecto de ley al respecto como el ya aprobado hace casi un año en el Senado.

Pero al igual que los grupos proinmigración, también los obispos católicos han dirigido su mirada a la administración demócrata de Barack Obama, a quien han instado a limitar las deportaciones de indocumentados que superan ya los dos millones, un récord absoluto en el país, durante su gobierno.

Según reveló hoy la USCCB, el propio obispo Elizondo envió el pasado 26 de marzo una carta al secretario de Seguridad Nacional, Jeh Johnson, dando recomendaciones sobre pasos que su oficina podría dar para “limitar las deportaciones”, en el marco de la revisión “humanitaria” que el propio Obama ha ordenado de esta práctica en vista de la inacción legislativa.

De forma similar a los grupos de cabildeo migratorio, los obispos católicos han pedido limitar las deportaciones de inmigrantes que “no presentan una amenaza a la comunidad”, tienen familiares viviendo en Estados Unidos y se beneficiarían de un programa de legalización.

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