Entrevista

Las mujeres quemadas con ácido por parejas aumentan. Carmen narra su caso, impune en Edomex

01/04/2019 - 9:00 pm

“El ácido no sólo quemó mi piel, también quemó mi vida, a mi familia y a mis hijas”, narra María del Carmen Sánchez Flores, en entrevista con SinEmbargo. Sobreviviente de un ataque con ácido en Ixtapaluca, Estado de México, Sánchez lucha ahora para que las agresiones contra las mujeres por razones de género y los ataques con ácido sean castigados con una mayor severidad en todo el país.

Ciudad de México, 1 de abril (SinEmbargo).– La primera vez que María del Carmen Sánchez Flores se miró al espejo después de ser atacada con ácido no lo podía creer: la impresión fue tan fuerte y dolorosa que en ese momento deseó la muerte. “No me acepté. Parecía una muñeca rota a la que estaban poniendo cacho por cacho, porque me engraparon con grapas normales, tenía injertos, estaba deforme, era un monstruo; en ese momento fue cuando pensé: ‘¿Por qué no me mataste?, ¿por qué me dejaste así?’. Fue muy triste”, narra en una entrevista con SinEmbargo.

Carmen es una madre de familia de 35 años de edad que fue quemada con ácido por su ex pareja hace cinco años en Ixtapaluca, Estado de México. Ahora activista, Sánchez Flores relata que muchas veces se cuestionó por qué su agresor la “lastimó de esa forma, mejor hubiera acabado conmigo”; sin embargo, hoy agradece estar viva para luchar contra la violencia de género y buscar justicia.

“Mi piel está ahora lastimada, dañada, pero no estoy desecha. Desecha estaba antes de que él me atacara. [….] Esto que me pasó ha sido una gran lección para que yo valore mi vida y la de muchas personas que han estado conmigo”, comenta Sánchez  con entereza.

María del Carmen recuerda que un año antes del ataque con ácido ya había denunciado a su pareja por violencia y lesiones dolosas, pues fue apuñalada y el hombre sustrajo a la menor de sus hijas, pero las autoridades mexiquenses minimizaron su caso… hasta que fue quemada. Aún y con la gravedad de las lesiones que su ex pareja le provocó, el caso sigue en total impunidad: el atacante está libre y el delito a punto de prescribir.

“Hoy me encuentro aquí, así con secuelas que nunca se me van a quitar, con miedo de que mi agresor regrese y me mate al ver que no cumplió su objetivo en un principio. Preocupada por no poder sacar adelante a mis dos hijas adolescentes las cuales aún se encuentran estudiando”, comenta en charla con este diario digital.

Con más de 50 cirugías en cara y cuerpo, Carmen –junto con otras víctimas de ataques– ha emprendido una campaña para visibilizar los casos, pedir apoyo para poder solventar los gastos médicos que aún faltan y, principalmente, que las leyes sean modificadas a fin de “tipificar” agresiones contra mujeres por razones de género y que los ataques con sustancias corrosivas se castiguen hasta con 33 años de cárcel.

“Estoy aquí buscando justicia. Las agresiones de este tipo tienen que ser castigadas, pues son sumamente graves, las mujeres que fuimos atacadas de esta manera sabemos que no quedaremos igual, nunca más. Yo no volveré a mirarme al espejo igual, mi físico y mi vida han cambiado para siempre. No es posible que venga una persona a cambiar tu vida (para mal) y no se consideré un delito grave”, expresa.

“Aún hay más chicas quemadas, pero que aún no se atreven a denunciar, por miedo a que les hagan lo mismo nuevamente o que lastimen a sus familias, hay más mujeres que están igual que yo: esperando justicia”, comenta Carmen Sánchez. Foto: Cri Rodríguez, SinEmbargo

En México se desconoce el número exacto de ataques con ácido u otras sustancias corrosivas. Se estima que son alrededor de cuatro o cinco casos conocidos a nivel nacional en los últimos; sin embargo, no se descarta que haya más víctimas que aún no denuncian por temor.

“El ataque con ácido aquí en México no se veía mucho, como que uno pensaba que eso solo pasaba sólo en los países orientales, pero pues desafortunadamente los tenemos aquí, ya hay varias chicas que están así”, comenta María del Carmen.

De acuerdo con datos hemerográficas, uno de los primeros ataques –además del caso de Carmen– sería el realizado por un maestro de Corde de Tepeaca, Puebla, quien quemó a su pareja, una maestra del municipio de Amozoc, en 2016.

Entre los casos que se han denunciado recientemente se encuentra el de Ana Saldaña, una estudiante que el pasado 12 de noviembre de 2018 fue atacada con ácido por una mujer que iba acompañada por un hombre en Iztacalco, Ciudad de México, así como el Esmeralda, agredida por su ex pareja por negarse a regresar con él el pasado 2 de diciembre en el fraccionamiento de Misiones de San Francisco, en el municipio de Cuautlancingo, de Puebla.

“Aún hay más chicas quemadas, pero que aún no se atreven a denunciar, por miedo a que les hagan lo mismo nuevamente o que lastimen a sus familias, hay más mujeres que están igual que yo: esperando justicia”, comenta Carmen Sánchez.

En la Ciudad de México Procuraduría capitalina no cuenta con información desagregada o específica sobre ataques contra mujeres realizados con solventes, ácidos o algún otro químico que provoque quemaduras. En una solicitud realizada, la dependencia informó que hasta el momento “no cuentan” con denuncias por lesiones que tengan esas características, pese a que el caso de Ana Saldaña ya se encuentra en proceso penal y se ha hecho público, al igual que el de Antonia, una mujer atacada con thinner en Xochimilco a inicios de este 2019.

A nivel nacional, al menos 8 mil 180 mujeres fueron víctimas de delitos como lesiones dolosas –en diversas formas–  tan sólo durante el primer mes del año, de acuerdo con cifras oficiales.

ANTECEDENTES VIOLENTOS

El ataque a María del Carmen fue la cúspide de una ola de agresiones que le infirió el hombre con quien tuvo una relación de diez años. La violencia comenzó de manera psicológica y escaló hasta las heridas con arma blanca para concluir con el ataque con ácido, éste último cuando Carmen ya se había separado y se escondía.

“Al principio él me encerraba, me aislaba de mi familia, me decía que si yo lo dejaba nadie, me iba a querer a mí, que yo estaba gorda, que ya estaba fea… así duré con él casi 9 años y en el último año, cuando yo empecé a darme cuenta que no era la relación que yo quería, traté de separarme, pero él no lo permitió”, explica la entrevistada.

Carmen narra que su ex pareja la lesionó de gravedad, con un arma blanca, la primera vez que lo dejó, en el año 2013, después de 9 años de relación: “Me hirió con un pica hielos grande, me dio dos piquetes en el estómago, otro en el brazo y otro en el dedo”.

La víctima fue a parar al hospital, pero justo en ese momento no denunció por temor, hasta meses después. Sin embargo, la denuncia no pasó a mayores. Las autoridades minimizaron el caso e incluso alentaban a la víctima a desistir, de acuerdo al relato de María del Carmen.

“No tuve la atención especial que debe tener toda persona cuando pasamos por algún caso así. […] Cuando fui a denunciar y empecé a narrar la violencia que estaba viviendo, en ese momento el Ministerio Público me decía que era una denuncia de hechos, pero que al rato yo iba a en contentarme con él, y miles de cosas. […]”, agrega.

El hombre sustrajo a la menor de las hijas de María del Carmen, meses después de la primera denuncia por violencia. Carmen nuevamente acudió a la Fiscalía General del Estado de México para reportar la sustracción de la menor.

“Y las autoridades, lo mismo. Todo lo que yo les decía eran palabras omisas porque nunca se hizo nada al respecto, siempre me decían lo mismo: que sólo eran denuncias de hechos y así, y la verdad yo no sabía que era una denuncia de hechos y la diferencia de una denuncia que tenía que ratificarse para seguir; entonces cuando me decían que era una ‘denuncia’, pues yo quedaba conforme, pensaba que esa denuncia iba a continuar, pero no fue así”, detalla.

 

“Hoy me encuentro aquí, así con secuelas que nunca se me van a quitar, con miedo de que mi agresor regrese y me mate al ver que no cumplió su objetivo en un principio”, dice María del Carmen en entrevista con este diario digital. Foto: Cri Rodríguez, SinEmbargo

El hombre huyó a Monterrey, Nuevo León, con la niña. María del Carmen recuerda que incluso a la distancia su agresor la controlaba, y ejercía un poder sobre ella, debido al miedo que le tenía.

“Fue una manipulación terrible la que yo vivía”, comenta. La mujer logró recuperar a su hija meses después y se mudó a casa de su madre, en donde se escondía y esperaba reiniciar su vida lejos del agresor. “Hasta el día que él regresó a quemarme con ácido.

EL ATAQUE

La mañana del 20 de febrero de 2014, la ex pareja de Carmen irrumpió en la casa donde ella vivía. Ambos discutieron cerca de 15 o 20 minutos. El hombre le exigió a Carmen otra “oportunidad”, a la que ella no podía aceptar. “Entonces me dijo si no iba a estar con él, ya no iba a estar jamás con nadie”, recuerda Carmen.

El hombre se dio vuelta, como si fuera a salir de la casa, sacó de su chamarra la botella con ácido, se volteó frente a Carmen y le aventó el químico. “La verdad yo no me imaginé que él trajera ácido en su chamarra, me imaginé muchas cosas: que me iba a volver a picar, que me iba a hacer daño otra vez, que me iba a volver a quitar a la niña, pero jamás imaginé que por su cabeza él estuviera pensando en lastimar mi piel de esta manera”, narró.

La reacción de la familia de Carmen fue brindarle apoyo de inmadiato ante el ataque, mientras que su agresor aprovechó para escapar.

“La verdad no nos imaginamos que esto pueda pasar y como no conocemos de estos casos, mi familia no sabía qué hacer, solo me enjugaron con un poco de agua, me envolvieron en una sábana y me llevaron al hospital más cercano a nuestra casa”, relata.

Carmen fue llevada al Hospital San Pedro López en donde no conocían como tratar a una paciente con quemaduras por ácido, agrega la víctima.

“La primera atención estuvo mal. Me metieron a un cuarto y con una manguera a toda presión, me aventaron toda el agua. Fue algo más doloso porque me lastimaron muchísimo. El ácido arde horrible, de verdad yo sentía que estaba muerta, en ese momento eso era lo único que deseaba porque el ardor era mucho, porque fue toda completa, ese ácido me quemó completa”, explica.

Posteriormente fue colocada en una camilla, le untaron una pomada y la vendaron del cuerpo. Carmen estuvo más de 13 horas en el hospital San Pedro, hasta que fue traslada al Hospital Magdalena de las Salinas, donde de inmediato le quitaron las vendas y empezaron a realizarle lavados quirúrgicos.

“En este hospital es donde yo supe que lo que hicieron conmigo había estado mal porque el ácido seguía actuando”.

IMPUNIDAD

El Ministerio Público acudió al hospital y María del Carmen interpuso la denuncia contra su agresor. A los dos meses de después se giró la orden de aprehensión, que hasta el momento no ha sido cumplimentada.

Un año después, cuando María del Carmen salió del hospital, acudió de inmediato al Ministerio Público de Ixtapaluca, Estado de México para conocer el estado de la indagatoria y los avances, pero se encontró con la sorpresa que a los seis meses habían dejado de dar seguimiento a su caso y perdieron su carpeta de investigación.

“Se desapareció todo. Cuando iba con las autoridades, me decían que no había carpeta de investigación, no había nada, me decían que no existía y cada vez que yo iba me traían de un lado a otro, muchas veces. Eso provoca que termines agotada, traes la carga de tus cicatrices”, comenta.

“Si mi procedimiento fue muy triste, más la respuesta de las autoridades. La verdad me dolió mucho verme a un espejo y verme que ya no era la misma, el ver a mis hijas que ya no eran las mismas niñas, porque ahora andan siempre con cuidado y temor a él, todo eso es muy doloso, pero cuando yo empiezo a recuperar mi carpeta y me dicen que está perdida, que no existía una carpeta, fue terrible”, añade.

Carmen detalla que hasta que conoció a un defensor derecho humanista y su caso llegó hasta la Comisión Nacional de Derechos Humanos es que pudo recuperar la carpeta de investigación y “reactivar” la indagatoria, apenas el pasado 6 de marzo de 2018.

LUCHAR

María del Carmen comenta que el proceso ha sido muy doloso no solo para ella sino para su entorno. “El ácido no soóo quemó mi piel: quemó mi vida a mi familia, y a mis hijas. En el momento nos afectó mucho”. Ella ha pasado por más de 50 cirugías y desconoce cuántas faltan, por eso pide apoyo a la ciudadanía. “Aun la parte funcional no está totalmente reconstruida”, dice.

La mujer hoy vive con temor y miedo de ser nuevamente agredida por su ex pareja. Hay un hombre violento libre, una persona que ha atacado con ácido, un peligro potencial para otras mujeres, alude la entrevistada.

“Yo tendría que ser la que está libre porque no hice nada, y en cambio, soy yo la que vive con miedo, en una casa de resguardo. Ese es mi mayor temor, que él esté afuera y que vivimos en un país donde no aceptamos a la gente tal y como es”.

Lo más duro para Carmen, agrega, ha sido la negación de las autoridades y de las instituciones que deberían apoyar a las mujeres.

El pasado 26 de marzo, víctimas de ataques con ácido y senadoras de los partidos Movimiento Ciudadano, Partido Verde Ecologista de México, Partido Acción Nacional y Partidos Revolucionario Institucional presentaron ante los medios de comunicación la propuesta de iniciativa que busca modificar la ley para que se apliquen sanciones severas a quienes hieran a una mujer por razón de su género y agravar a quienes lo hagan con sustancias corrosivas. La iniciativa plantea reformar el Código Penal del Distrito Federal e incluir, en el título de Delitos contra la vida, la integridad corporal, la dignidad y el acceso a una vida libre de violencia, un nuevo capítulo denominado Lesiones cometidas contra la mujer en razón de su género,con una penalidad de diez a 15 años de prisión, y hasta 33 años de cárcel a quienes lesiones con ácido.

“Son agresiones con una altísima carga simbólica. Pretenden marcar de por vida. Dejar en el rostro desfigurado y en el cuerpo de la víctima la estampa de su crimen, de sus celos, de su odio. Es la marca de la posesión. Una firma ardiente que lastra la vida, o lo que queda de ella, de miles de mujeres en todo el mundo” expone la propuesta presentada en el Senado.

María del Carmen concluye: “Queremos que todas las personas que piensen que van a lastimar con una sustancia química tan dañina tengan un castigo ejemplar. Aunque yo sé que mi caso ya no entraría, no sólo lo hago por mí, sino por las mujeres que están afuera y aún no tenemos justicia”.

Carmen ha lanzado una campaña de donación para recaudar fondos para apoyo en gastos médicos a mujeres que como ella son víctimas de ataques con ácido y aún requieren de mayores cirugías especializadas, que el sistema público de salud no contempla. Para quienes gusten apoyar pueden ingresar a la siguiente página:

https://comunidadaltruista.org/campaigns/reconstruir-una-vida-despues-de-ser-quemada-con-acido/

Sugeyry Romina Gándara
Ha trabajado como reportera y fotoperiodista de nota roja en Chihuahua. Los últimos años, ya radicada en CdMx, los ha dedicado a cobertura sobre temas de desaparición, seguridad y víctimas de la violencia.
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