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PERIÓDICO CENTRAL

¿Qué causó el socavón de Puebla? No es claro. Pero algo huele mal

01/06/2021 - 8:00 pm

Los pobladores se percataron que, desde días antes de que se hundiera la tierra en los campos de cultivo, el color del río empezó a cambiar y de él salía un aroma fuerte. Investigadores del CENAPRED tomaron muestras de agua de él, de las tuberías y del vital líquido que salió en las profundidades del socavón.

Por Yonadab Cabrera Cruz

Puebla, 1 de junio (Periódico Central).- Las dudas surgen en el pueblo. “¿El Socavón que se formó en la comunidad de Santa María Zacatepec fue provocado por la actividad del volcán?”, “¿El hoyo tiene algo que ver con el Popocatépetl?”. Mientras los más preocupados de la junta auxiliar del municipio de Juan C. Bonilla, en Puebla, tienen varias preguntas a las que aún no hay respuesta, los más alejados llegan de vista como su fuera una atracción turística.

Este fin de semana, los pobladores de la junta auxiliar de Santa María Zacatepec, ubicada justo a las faldas del Popocatépetl, se escandalizaron cuando se abrió la tierra y lo que parecía un hoyo de pocos metros de diámetro y de profundidad, con el paso de las horas se fue haciendo más grande hasta llegar la noche de este lunes a 70 metros de diámetro y 20 de profundidad.

Y aunque los investigadores del Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED) dieron un resultado preliminar de su visita a los elementos de Protección Civil del Estado, en el que refieren que es “solo una falla geológica”, esta información no ha permeado entre la población y las dudas siguen surgiendo.

La señora María Inés, quien es miembro de la Comisión de Vigilancia Vecinal en la junta auxiliar, dijo que el desplazamiento de la tierra inició el sábado 29 de mayo en la madrugada:

“Se escuchaba en el fondo como si fueran olas, como si el agua corriera y el derrumbe de la tierra ¡Hay agua allá abajo!”, salió una voz apenas perceptible de un cubrebocas de tela, de color rosa que pertenece a la señora cuyo rostro cubría un sombrero para atajarla de los rayos del sol.

Pero María Inés narró algo que aún generó más cuestiones: los investigadores del CENAPRED tomaron muestras del agua de las tuberías de las casas, los pozos aledaños y del río que pasa a solo medio kilómetro del socavón.

—¿En dónde está el río?— se le preguntó.

—Allá, donde se ven todos esos árboles, para allá está.

María Inés ha estado al pendiente del socavón, y explicó que días antes de que iniciara el desplazamiento de la tierra, el color del río empezó a cambiar “a un tono chocolatoso, café raro, se puso muy café el agua y fue apenas unos días antes de que saliera el hoyo en la tierra”, dijo María Inés y agregó que también se ha notado un aroma “feo”.

A ella y a otros pobladores les llamó la atención que la CENAPRED se haya llevado muestras de agua de varias partes. Y en efecto, el acceso al río está atropellado, tiene un tono como lo definió María Inés, “chocolatoso”, y tiene un aroma desagradable. Incluso, a la orilla del afluente se encontraron varias aves muertas, ya secas y llenas de moscas, lo que hace que el olor aún sea peor, nada soportable.

El ambiente a la orilla de este afluente que viene desde el Popocatépetl es lúgubre: las aves muertas, repletas de moscas “panteoneras” cuyo sonido al volar es similar al de un enjambre de abejas que hace que la piel se erice. El tono del río es un café fuerte, ni siquiera parece que esté revuelto con tierra ni hay tierra suelta para decir que es la que le da dicho color. Aún con cubrebocas, el aroma del río es bastante penetrante.

Y al otro lado, el socavón continúa creciendo, con el riesgo de que una casa colapse, además de que las autoridades no saben qué tanto más seguirá desplazándose la tierra. Eso sí, mientras todo esto pasa, siguen llegando los curiosos de la propia junta auxiliar, de la cabecera municipal de Juan C. Bonilla, los municipios aledaños como Huejotzingo, Domingo Arenas, San Martín Texmelucan, San Andrés Calpan, las Cholulas y hasta unos gringos.

Sí, ese campo ejidal en el que todo transcurría con normalidad en un día de campo cualquiera, este lunes se convirtió en una atracción turística, cientos de personas tomando fotos, videos y haciendo transmisiones en vivo para dar cuenta de la maravillosa madre Naturaleza que abre su suelo bajo los intensos rayos de sol.

A nadie le importó el sol que cae a plomo, algunos pobladores llevaban gorras, sombreros y hasta sombrillas; otros que no tenían con qué taparse, improvisaron desde cartones, hules o hasta las mantas de los bebés. Todo con tal de ver crecer el socavón. Y por aquello del calor, llegaron los vendedores de nieve, helados, raspados, refrescos así como los de los chicharrines.

Mientras las dudas de los pobladores sobre el socavón de Santa María Zacatepec crecen, los investigadores aún no dan respuesta a estas interrogantes.

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