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Greenpeace

01/07/2019 - 12:05 am

Refinería Dos Bocas, síntesis de una política energética equivocada

La discusión en torno a la construcción de una nueva refinería en Dos Bocas no debe abstraerse del contexto de emergencia climática.

Terreno donde se construirá la refinería de Dos Bocas. Foto: Cuartoscuro

Por Gustavo Ampugnani

Mientras una inusual ola de calor recorre Europa y los termómetros registran temperaturas récord en ciudades como París, Viena, Luxemburgo o Bruselas, México se aferra cada vez más a los combustibles fósiles. Temperaturas extremas -positivas o negativas-, y olas de calor cada vez más frecuentes y severas en lugares antes impensables es una de las formas en que se manifiesta y nos afecta el cambio climático.

Si bien a lo largo de la historia geológica de la Tierra las temperaturas han subido o bajado por razones naturales, desde hace varias décadas los científicos señalan que la velocidad del calentamiento actual no se debe a causas naturales sino que hay un componente humano involucrado.

A pesar de algunos negacionistas del cambio climático, hay un abrumador consenso científico que señala que el calentamiento global del que somos testigos día tras día alrededor del Planeta es el resultado directo de un aumento de los gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera terrestre ocasionados a partir de actividades humanas. El gas que más se emite es CO2 y está asociado directamente a la quema de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas.

El infierno europeo, como las sequías en México o la proliferación de islas de sargazo en el Caribe, denuncian una emergencia climática y una parálisis de los gobiernos que les impide ponerse a la altura de lo que el Planeta requiere: romper las cadenas de dependencia hacia los combustibles fósiles para satisfacer nuestras necesidades energéticas. Los impactos de nuestro clima cambiante son cada vez más cercanos, cotidianos y brutales. El lado positivo de esto es que el sentido de urgencia climática -como la temperatura- va en aumento y con ello la toma de conciencia que, en muchos lugares del mundo, está en su punto más alto y encabezada por adolescentes genuinamente preocupados por el presente y el futuro. La lucha contra el cambio climático se ha convertido en una lucha intergeneracional y por la supervivencia de toda la diversidad que habita y comparte este Planeta.

Es por eso que México, en vez de estimular el consumo de combustibles fósiles aumentando producción y refinación de petróleo, debería darle prioridad a las formas de maximizar el uso eficiente de la energía (en el sector eléctrico y de transporte) y al despliegue de las fuentes renovables, limpias y seguras que podría satisfacer casi el 100% de las necesidades de energéticas de México. Y es aquí donde la propuesta de una nueva refinería en Dos Bocas debería detonar el debate sobre la visión de política energética de México hacia el 2050 y que debe ser compatible con la emergencia climática que enfrenta la humanidad.

La discusión en torno a la construcción de una nueva refinería en Dos Bocas no debe abstraerse del contexto de emergencia climática. Más allá de los impactos al medio ambiente que todo proyecto de infraestructura conlleva, en Dos Bocas se sintetiza una visión de política energética equivocada y una oportunidad de transformación real y duradera -histórica y revolucionaria- desperdiciada.

Que la MIA o el EIA no vinculen la refinería de Dos Bocas a los compromisos que México asumió como parte del Acuerdo de París es una forma pasiva -y alta en significado- de negar el cambio climático y al hecho de que México es una país vulnerable a sus impactos, sobre todo aquellas comunidades, poblaciones y sectores socioeconómicos más desprotegidos.

Pero la emergencia climática parece no haber llegado aún a la 4T. Quizás haya otros datos…

Gustavo Ampugnani es Director ejecutivo de Greenpeace México
Más información en www.greenpeace.org.mx

FB: Greenpeace México
TW: @greenpeacemx

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