Leche, aún más cruel que la carne

01/12/2019 - 12:02 am
Las vacas para producir leche tienen que haber estado embarazadas y estar en lactancia, por lo que sus bebes les son arrebatados a días de nacidos. Foto: JoAnne Mc Arthur, We Animals

A menudo cuando alguien sabe que no consumo lácteos por razones éticas, me preguntan, pero ¿qué tiene de cruel la leche?, no se mata ningún animal por producirla, y mi respuesta es, TODO, todo en la leche implica crueldad.

Las vacas para producir leche tienen que haber estado embarazadas y estar en lactancia, por lo que sus bebes les son arrebatados a días de nacidos, los cuales a menudo son desechados, si sobreviven y son machos, son asesinados para producir lo que llaman ternera después de tenerlos días casi inmóviles y si son hembras, todavía peor, crecerán alimentadas de forma artificial sin su madre, para verse iniciadas en el ciclo de explotación de la leche, perpetuando el dolor de ser inseminadas y separadas de sus bebes constantemente.

Jaula para becerro. Foto: Jo-Anne McArthur / We Animals

Existen innumerables testimonios del dolor de las vacas y de sus becerros al ser separados tan prematuramente, en algunos casos cuando las madres no están confinadas, han perseguido con desesperación las camionetas que se están llevando a sus bebes.

En granjas industriales las vacas sistemáticamente inseminadas pasan la mayoría de su vida conectadas a máquinas extractoras de leche, sin ni siquiera poder moverse, ni poder sentarse, a menudo desarrollan mastitis, la cual es una infección en las ubres, y entre el dolor, la tristeza y la angustia transcurre su vida, explotadas por aproximadamente tres años, hasta que colapsan o bajan su producción y en ambos casos son mandadas al matadero.

Vaca conectada a máquina. Foto: Jo-Anne McArthur / We Animals

En el Santuario Libres al Fin, una de nuestras habitantes fue una vaca explotada para producir leche, y por su mastitis fue enviada al matadero, y en ese último trayecto de su triste vida, ella saltó del camión cambiando su destino, Chabe llegó con nosotros al Santuario y durante cuatro años fue una vaca feliz, era una vaca temerosa y reservada por todo lo que pasó, pero vivió sus últimos años con tranquilidad haciendo lo que se le apeteciera.

Chabela disfrutando. Foto: por Santuario Libres al Fin

Desgraciadamente las huellas de la explotación a veces son imposibles de borrar, en el caso de Chabela tenía una neumonía crónica, provocada por unas súper bacterias resistentes a todo antibiótico. Estas súper bacterias se forman por el uso indiscriminado y excesivo de antibióticos en animales de “consumo”, su infección era prácticamente resistente a todos los antibióticos existentes, lo cual a su vez es un grave problema de salud en animales y humanos por que los antibióticos ya no surten efecto para curar las enfermedades.

El producir un vaso de leche implica mucha más crueldad de lo que imaginamos, además que la única leche que necesitamos es la de nuestra madre, tomar leche de un animal de otra especie es algo innecesario, no es saludable y esa industria es el claro ejemplo de como la mercadotecnia a través de los años nos ha vendido una práctica aberrante.

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