México

Sermant no reconoce que quedan sólo 30 vaquitas marinas; se les buscará con delfines entrenados, dice

02/02/2017 - 4:28 pm

El más reciente reporte del Comité Internacional para la Recuperación de la Vaquita marina (CIRVA) denunció que solo quedan 30 vaquitas marinas en vida silvestre. De 2015 a noviembre de 2016, la cifra se redujo a la mitad, pero la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) dice que la cifra oficial se mantiene en 60 ejemplares. El Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático planea salvar a los últimos ejemplares para internarlos en un santuario.

Por Martí Quintana

México, 2 feb (EFE).- Con delfines adiestrados para su localización y la creación de un espacio delimitado que las proteja de sus amenazas, las autoridades buscan salvar los últimos 30 ejemplares que se estima quedan de la vaquita marina, un mamífero acuático endémico de aguas mexicanas.

Buscamos “capturar algunas vaquitas marinas y ponerlas en un santuario temporal, para que en un momento dado reingresen las vaquitas del santuario al Alto Golfo de California (noroeste)”, dijo a Efe Lorenzo Rojas, coordinador de Investigación y Conservación de Mamíferos Marinos del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático, un órgano desconcentrado de la Semarnat.

Según confirmó hoy a Efe la Secretaría de Medio Ambiente y Recurso Naturales (Semarnat), la cifra oficial que todavía mantiene es de 60 ejemplares.

Pero el más reciente reporte del Comité Internacional para la Recuperación de la Vaquita marina (CIRVA) denunció una alarmante cifra: solo quedan 30 vaquitas marinas en vida silvestre.

De acuerdo con el informe, la población ha declinado en un 90 por ciento en los últimos 5 años. De 2015 a noviembre de 2016, la cifra pasó de 60 a 30 animales.

La principal causa de muerte de la vaquita marina son las redes de pesca, especialmente aquellas que se usan furtivamente para cazar la totoaba, un pez cuya vejiga natatoria se vende en el mercado negro a miles de dólares el kilo y especialmente en Asia, donde se le atribuyen propiedades rejuvenecedores e incluso afrodisíacas.

Hay pocos datos al respeto, pero se tiene por ejemplo un registro de 128 vaquitas enmalladas en artes de pesca entre 1985 y 1992, un 65 por ciento en mallas para atrapar la totoaba, dijo Rojas.

Las amenazas son conocidas desde hace años y es ahora, cuando la vaquita marina se halla al borde de la extinción, que las autoridades trazan un plan ‘in extremis’, lleno de obstáculos pero imprescindible.

“En primer lugar se han de localizar las vaquitas, luego capturarlas y luego mantenerlas en confinamiento. Son varias etapas y cada una tiene sus riesgos e incertidumbres”, explicó Jorge Urbán, profesor-investigador y responsable del programa de Investigación de Mamíferos Marinos de la Universidad Autónoma de Baja California Sur.

El también miembro del Cirva recordó que “esto no se ha hecho nunca antes” y apuntó que el espacio que se busca dar a la vaquita, probablemente una bahía cerrada con redes o alguna estructura, tiene el afán de reducir al mínimo “los peligros posibles”.

Esta medida sería “temporal”, indicó Rojas, y solo se llevaría a cabo hasta que se solucionara el problema de las redes de pesca.

Pero para hacerla efectiva, será imprescindible encontrar estos animales, que se caracterizan por ser nerviosos, esquivos y pasar muy poco tiempo en la superficie.

Hay tres métodos para hallarlas y capturarlas; mediante avistamiento desde un barco y con binoculares, con programas de localización acústica e incluso con delfines adiestrados por la Marina de Estados Unidos, explicó Rojas.

Los delfines, entrenados desde hace décadas, son usados “para diversos fines, pero esperamos que puedan identificar los gemidos que hacen las vaquitas y de esa manera ubicarlas, que sean una especie de guía hacia dónde buscar las vaquitas”, dijo Urbán.

Este último intento para preservar la vaquita marina arrancará este año, entre mayo y octubre cuando las condiciones meteorológicas lo permitan, detalló Rojas.

Se desconoce si será demasiado tarde para salvar a la vaquita marina de la extinción y tampoco se sabe cómo reaccionará el animal en cautiverio.

ONGs como Greenpeace denunciaron que las marsopas “generalmente no se llevan bien en cautiverio” y que padecerán “estrés adicional”.

No obstante, para Rojas la experiencia de tener marsopas en cautiverio ha sido positiva en algunos acuarios del mundo, reproduciéndose con frecuencia.

Rojas desmintió que desde la Semarnat barajaran la fecundación artificial, pero de no darse una reproducción natural, el Cirva ya se plantea “la posibilidad de algún tipo de inseminación artificial”, aseguró Urbán.

Una solución a la desesperada para salvar una especie única en el mundo y cambiar el curso de lo que parece una muerte anunciada.

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