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Sin luz, sin relojes y sin luz natural: 15 voluntarios pasarán 40 días en una cueva en el marco de un experimento

02/04/2021 - 12:15 am

El proyecto tiene como objetivo “conocer los vínculos entre nuestro cerebro y el tiempo, así como la capacidad de sincronización funcional dentro de un grupo”.

Ciudad de México, 2 de abril (RT).- Un grupo de 15 voluntarios, ocho hombres y siete mujeres, fueron encerrados el domingo en una cueva en Ariège (Francia), donde permanecerán durante 40 días sin noción del tiempo ni acceso a luz natural, en el marco de un experimento científico.

La misión “Deep Time” (“Tiempo profundo”) tiene como objetivo “conocer los vínculos entre nuestro cerebro y el tiempo, así como la capacidad de sincronización funcional dentro de un grupo”, según la página web del proyecto.

Para lograr esos objetivos, los participantes —que tienen entre 27 y 50 años, provienen de todos los rincones del país y responden a un variado abanico profesional— vivirán sin relojes, teléfonos ni luz natural. También tendrán que acostumbrarse a los 12 grados Celsius de temperatura y al 95 por ciento de humedad de la cueva de Lombrives —una de las más grandes de Europa—, generar electricidad mediante un sistema a pedales y sacar el agua que necesiten desde una profundidad de 45 metros.

Los voluntarios, que incluyen al jefe de la misión, Christian Clot, explorador y fundador del Human Adaptation Institute, estarán equipados con sensores que permitirán a una docena de científicos monitorearlos desde la superficie.

Clot detalla que en la cueva “se han habilitado tres espacios habitables separados: uno para dormir, otro para vivir y otro para realizar estudios sobre la topografía del lugar, especialmente la flora y fauna”. En total, se enviaron cuatro toneladas de materiales diversos para que los 15 voluntarios puedan vivir de forma independiente.

“LA MAYOR DESORIENTACIÓN QUE EXISTE”

“Perder tiempo es la mayor desorientación que existe. Y es este aspecto el que la misión Deep Time quiere comprender mejor”, sostiene la web del proyecto, en el cual se explica que al día de hoy “no sabemos cómo nuestro sistema cognitivo comprende y gestiona esta continuidad indefinida, este entorno donde se produce una sucesión de eventos y fenómenos, incluso más allá de esa variable que en cronobiología podríamos llamar el reloj biológico”.

Etienne Koechlin, director del laboratorio de neurociencias cognitivas y computacionales de la École Normale Supérieure de París, asegura que “este experimento es una primicia mundial”, pues, “hasta ahora, todas las misiones de este tipo se centraron en el estudio de los ritmos fisiológicos del cuerpo, pero nunca en el impacto de este tipo de ruptura temporal en las funciones cognitivas y emocionales del ser humano”, recoge AFP.

Quienes manejan el proyecto esperan que sus resultados puedan tener múltiples aplicaciones en esferas que van desde la exploración espacial hasta la defensa, pasando por el ámbito empresarial y la sociedad civil.

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