Por Edith Martínez*

No es por presumir pero la población mexicana se destaca a nivel mundial por su solidaridad y organización ante situaciones adversas. Hoy el planeta reclama esa unión y fuerza para enfrentar una de las amenazas más grandes que enfrenta la humanidad: el cambio climático.

En unas semanas se llevará a cabo la Cumbre sobre Acción Climática en la ONU, reunión en la que se busca la rendición de cuentas sobre el nivel de avance de las naciones para reducir los Gases de Efecto Invernadero (GEI), principales causantes del calentamiento global. La pregunta es qué va a presumir México si el tema ambiental quedó de lado en el Primer Informe del Gobierno presidencial.

Sí, sabemos que el cambio climático es un problema heredado -como muchos otros- a la actual administración, pero hasta ahora no hemos visto el golpe de timón que la situación amerita, estamos en una emergencia climática que requiere de la toma de decisiones en la política nacional que estén a la altura.

En lugar de ello se presumen acciones como la construcción de una nueva refinería, por ejemplo, que nos aleja del cumplimiento de compromisos internacionales, pero sobre todo de la responsabilidad que tenemos de garantizar un medio ambiente sano a las generaciones presentes y futuras.

De acuerdo con el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), las emisiones de GEI, deben reducirse drásticamente (45 por ciento) hacia el 2030 y prácticamente a cero en el 2050 para que la temperatura del planeta no aumente más allá de 1.5°C, pues de hacerlo las consecuencias podrían ser devastadoras.

No se trata sólo de adaptarnos a los impactos del cambio climático sino de hacer todo lo que sea posible para minimizar sus causas. Es momento de solidarizarnos con miles de jóvenes que alrededor del mundo están exigiendo a los gobernantes acciones contundentes para frenar este problema.

Para ello, los expertos advierten que las fuentes de energía renovables son parte de la solución ya que garantizan disminuir las emisiones y son viables económicamente, pero en nuestro país insistimos en anclarnos más y más en la dependencia a los combustibles fósiles, cuyo principal consumo está en la generación de energía y el transporte, lo que hace de estos sectores los mayores emisores nacionales de GEI

Lamentablemente, la situación parece que se agudizará más con obras como la refinería de Dos Bocas y la supremacía del auto sobre otras formas de movilidad menos contaminantes, en donde las ciudades tienen un papel por demás relevante porque congregan a la mayor parte de la población y tienen en sus manos la posibilidad de favorecer el transporte público sustentable como una acción impostergable. El tiempo se agota, es hora de actuar.

*Edith Martínez es estratega de involucramiento en Greenpeace México, donde colabora desde 2013.

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