Las aves de Chernóbil y y su capacidad de adaptación; los animales salvajes se adaptan a la radiación ionizante

03/05/2014 - 1:00 am
Cuando ocurrió el accidente nuclear en Chernobil pocos esperaban que la vida animal siguiera dándose en la zona. Foto: EFE
Cuando ocurrió el accidente nuclear en Chernobil pocos esperaban que la vida animal siguiera dándose en la zona. Foto: EFE

Ciudad de México, 3 de mayo (SinEmbargo).– El accidente de Chernóbil es considerado el mayor desastre nucleares en la historia de la humanidad. Por si fuera poco, también es uno de los mayores desastres medioambientales debido a la naturaleza del incidente. Sin embargo, ahora un estudio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en España, asegura que las aves en la zona de exclusión se están adaptando a la exposición a largo plazo a la radiación.

Los autores del estudio afirman que esta se trata de la primera evidencia de que los animales salvajes se adaptan a la radiación ionizante, además de ser el primero en demostrar que aquellas aves que producen más feomelanina, un pigmento en las plumas, tienen mayores problemas para hacer frente a la exposición de radiación, publicó la revista Functional Ecology, de la Sociedad Ecológica Británica.

“Los estudios previos de la vida silvestre en Chernóbil pusieron de manifiesto que la exposición crónica a la radiación agota los antioxidantes y aumenta el daño oxidativo. Sin embargo, hemos encontrado que es lo contrario: los niveles de antioxidantes aumentaron y el estrés oxidativo disminuyó con el aumento de la radiación de fondo”, dijo Ismael Galván, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España y autor del estudio.

El equipo de investigación analizó a 152 aves de 16 especies diferentes en ocho sitios dentro y cerca de la zona de exclusión de Chernóbil. Después midieron los niveles de glutatión, el estrés oxidativo y los daños del ácido desoxirribonucleico (ADN) en las muestras de sangre, así como los niveles de pigmentos de melanina en las plumas.

El estudio encontró que las aves que producen menos feomelanina tienen menos problemas para hacer frente a la exposición de radiación. Foto: EFE
El estudio encontró que las aves que producen menos feomelanina tienen menos problemas para hacer frente a la exposición de radiación. Foto: EFE

Las melaninas son los pigmentos de animales más comunes. Sin embargo, debido a que la producción de feomelanina (un tipo de melanina) requiere antioxidantes, los animales que producen más feomelaninas son más susceptibles a los efectos de la radiación ionizante. Por su parte, el glutatión es un antioxidante derivado de los aminoácidos, cuya función es ayudar a proteger las células de especies reactivas de oxígeno como los radicales libres y los peróxidos.

Este tipo de radiación daña por lo regular a las células provocando la producción de compuestos muy reactivos, conocidos como radicales libres. El cuerpo se protege contra los radicales libres utilizando antioxidantes, pero si el nivel de estas moléculas es demasiado bajo, la radiación produce estrés oxidativo y daño genético. Lo cual, eventualmente, provoca envejecimiento y conduce a la muerte.

Los resultados obtenidos por el equipo de Galván revelaron que con el aumento de la radiación de fondo, el nivel de glutatión aumentó, mientras que el estrés oxidativo y los daños del ADN disminuyeron. Las aves que produjeron grandes cantidades de feomelanina mostraron una condición corporal más débil, nivel del glutatión más bajo y aumento del estrés oxidativo y daño en el ADN.

Por otra parte, el método utilizado por los investigadores resulta relevante, ya toma en cuenta la diferencia con la que las especies se relacionan entre sí; un aspecto de gran importancia debido a que algunas especies son más susceptibles a la radiación que otras.

De esta manera, los científicos analizaron a las aves como seres individuales, no como especies, una manera mucho más “sensible” a la hora de recoger las respuestas bioquímicas de la radiación, agregó Galván.

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