El fotógrafo Rubén Espinosa Becerril estuvo en las oficinas SinEmbargo apenas dos horas. Iba por una entrevista pactada con una de las reporteras.

Puedo escribir poco sobre esto. Diré que, donde se le apriete, todo apunta a un crimen ordenado desde Veracruz contra estos jóvenes profesionistas que vivían en el exilio porque temían al Gobernador Javier Duarte de Ochoa. Eran abiertos críticos de su gobierno. Hablaban de cómo el crimen organizado gobernaba la entidad. Decían, sin ocultar el rostro, que las desapariciones y asesinatos de periodistas estaban ligados directamente con Xalapa.

En la siguiente escena, están muertos. Torturados, con tiro de gracia.

Donde le aprietes. Donde le muevas.

La versión de la PGJDF de “un robo” es más que irresponsable: es estúpida.

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Mis vecinos y yo fuimos al INVEA a denunciar una anomalía brutal en el edificio donde vivimos. Contratamos a un perito especializado para documentar nuestra queja (esto no es una denuncia pública sino un ejemplo, así que voy rapidito) y llevamos nuestro escrito, además, a la Delegación Cuauhtémoc del Distrito Federal, donde un hombre muy amable en ese edificio húmedo y destartalado prometió conducirlo a las oficinas correspondientes y a Protección Civil.

De INVEA llegaron unos tipos con una cámara que para “evitar corrupción”. Al día de hoy no han vuelto. Los de la Delegación ni se pararon. Menos los de Protección Civil, a pesar de que el experto pidió una revisión por posibles daños estructurales en un edificio nuevo que, para acabarla de amolar, está asentado en una zona sísmica.

Lo cuento rápido para decir esto otro: ninguno de nosotros, los vecinos, creemos que las denuncias lleguen a algo. Hicimos todo lo que se nos sugirió y más. No creemos que INVEA, la Delegación Cuauhtémoc o Protección Civil, a donde llevamos oficios como Dios manda, nos dé una respuesta. Creemos lo otro: que habrá corrupción.

En nuestras narices, de cabo a rabo, escuchamos casos de corrupción. Una funcionaria de Ecología en La Paz, Baja California Sur, se pone a llorar, en un video, porque el Secretario General del Ayuntamiento la presionó para que aprobara un proyecto minero dañino, Los Cardones, mientras que el actual Secretario de Salud del Gobierno del Estado de Chihuahua, Pedro Genaro Hernández Flores, es descubierto por la reportera Sandra Rodríguez (en SinEmbargo) por haber cobrado ¡durante meses y meses! dos salarios, contra la Ley y contra cualquier norma moral y ética. Un salario de director general y otro como director administrativo.

Hay días en los que las portadas de la prensa que se ha ganado mayor libertad lleva cuatro o cinco temas de corrupción destacados. Esta misma semana, la periodista Shaila Rosagel, por ejemplo, descubrió (luego de meses de estar presionando a la unidad de transparencia de Sonora) que “los siete alcaldes de los municipios afectados por el derrame de 40 mil metros cúbicos de ácido sulfúrico de la mina Buenavista del Cobre de Grupo México en el Río Sonora, y sus familiares cercanos, cobraron cheques jugosos por resarcimientos de acuerdo con la lista de beneficiarios del Fideicomiso Río Sonora”.

César Duarte, Gobernador de Chihuahua, alimentó con dinero público un banco del que es accionista. Guillermo Padrés, Gobernador de Sonora, es investigado en Estados Unidos por lavado de dinero. En Chiapas, el Gobernador Manuel Velasco se organizó una elección de Estado para que su partido, el Verde, se quede con más posiciones que le significan más dinero.

Como digo: de cabo a rabo, de norte a sur, el tema es la corrupción. Hasta en la iglesia católica, chingao: ahora resulta que la capilla del Siglo XIX del Santo Cristo en Tlaxcala fue demolida piedra sobre piedra por un posible acto de corrupción de dos curas. En eso van las noticias sobre el caso hasta hoy. Imagínense.

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Les pido su paciencia para lo siguiente:

Emilio Lozoya, director de Petróleos Mexicanos (Pemex), fue exhibido la semana pasada en presuntos actos de corrupción con José Andrés de Oteyza, director de OHL México, un hombre que debería estar en prisión a estas alturas. No abundo en la historia porque todos la conocemos: los distintos audios publicados de manera anónima evidencian que OHL habría sobornado a funcionarios del gobierno del Estado de México, a jueces, a secretarios de Estado.

El caso es que los audios decían que Lozoya y De Oteyza se reunieron en los sótanos de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) para acordar temas vinculados con corrupción en las concesiones. Eso es lo que dicen los audios. ¡Un Secretario de Estado con el director de OHL en un sótano de la CFE! ¡Así!

Pues bueno, resulta que hay “explicación” para eso: De acuerdo con la oficina de Comunicación Social de Pemex, la “reunión que tuvieron Emilio Lozoya y José Andrés de Oteyza en el sótano de CFE fue para tratar un asunto inusual: un tema de seguridad”. Así lo publicó Reforma, por eso lo entrecomillo.

Me muero de la risa y me entierro de vergüenza. No tengo palabras. Supuestamente se reunieron en ese sitio para hablar “sobre una presunta extorsión que enfrentaba OHL México en Tamaulipas”. Dios mío. De verdad nos ven la cara de pendejos, y disculpen mi español. No había, según Comunicación Social de Pemex, un solo lugar seguro en México para hablar del tema. Sólo ¡el sótano de la CFE! Ni siquiera encontraron segura la oficina de la Procuradora General de la República que es a donde, por cierto, debió caer esa denuncia.

Pequeño dato: antes de ser director de Pemex, Lozoya era consejero de OHL. Pena ajena y propia.

Otro pequeño dato: justo esta semana, los reporteros Sebastián Barragán y Rafael Cabrera de Aristegui Noticias nos amanecían con el siguiente reportaje:

“Una sobrina del presidente Enrique Peña Nieto, María Fernanda Said Pretelini, fue contratada en Pemex como coordinadora en el área de Comunicación Social sin que tuviera experiencia en ese tipo de responsabilidades dentro del gobierno y cuando tenía menos de un año de egresada de las aulas universitarias. De acuerdo con documentos oficiales e información obtenida de Pemex, Said Pretelini obtuvo una coordinación en la Subgerencia de Difusión y Promoción bajo el régimen de confianza, por lo que no tuvo que someterse a un concurso contra otros profesionales de la comunicación o de la mercadotecnia. Actualmente, tiene percepciones mensuales promedio de 59 mil pesos, contando salarios, bonos y prestaciones”.

Corrupción, corrupción, corrupción. Donde le aprietes, sale corrupción. Este país, donde le aprietes, duele.

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Sigo en shock por el asesinato de Rubén Espinosa Becerril. Se me dificulta escribir algo más que palabras de consuelo para su familia.

“Cuídate. No regreses a Veracruz”, le dijo la subdirectora de SinEmbargo. Así lo despedimos.

El periodista huyó de Javier Duarte y cayó en la ciudad de Miguel Ángel Mancera. Donde le toques, donde aprietes; a donde dirijas los ojos.

Este país duele.

#JusticiaYA.

Alejandro Páez Varela

https://www.sinembargo.mx/author/alejandro

Periodista, escritor. Es autor de las novelas Corazón de Kaláshnikov (Alfaguara 2014, Planeta 2008), Música para Perros (Alfaguara 2013), El Reino de las Moscas (Alfaguara 2012) y Oriundo Laredo (Alfaguara 2017). También de los libros de relatos No Incluye Baterías (Cal y Arena 2009) y Paracaídas que no abre (2007). Escribió Presidente en Espera (Planeta 2011) y es coautor de otros libros de periodismo como La Guerra por Juárez (Planeta, 2008), Los Suspirantes 2006 (Planeta 2005) Los Suspirantes 2012 (Planeta 2011), Los Amos de México (2007), Los Intocables (2008) y Los Suspirantes 2018 (Planeta 2017). Fue subdirector editorial de El Universal, subdirector de la revista Día Siete y editor en Reforma y El Economista. Actualmente es director general de SinEmbargo.mx

@paezvarela

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