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RÍO DOCE

La COVID-19 “infecta” la tierra del “Chapo” Guzmán; ni su madre escapó al contagio

03/08/2021 - 9:04 pm

En Badiraguato, la COVID-19 se ha expandido y ha arrasado con los pobladores del municipio, cuna de narcotraficantes como Joaquín “El Chapo” Guzmán.

Culiacán, 3 de agosto (Ríodoce).– En la zona serrana de Badiraguato, la COVID-19 llegó de manera callada. Arribó con los turistas, con las visitas de amigos y familia, y con quienes regresaron de algún menester que tuvieron en Culiacán o en cualquier otro lugar.

Imperceptible, como un polizón viajando de contrabando en los pulmones de un conocido o desconocido, así llegó el coronavirus a Badiraguato. Y una vez ahí contagió a quienes pudo: a los más débiles, a los más enfermos, a niños y ancianos, incluso a quienes se creían poderosos. Y fue entonces que atrasó a gran parte de la población.

Aunque las cifras sugieren un municipio que casi no fue golpeado por la pandemia (al 27 de julio pasado, la Secretaría de Salud del estado había reportado apenas 18 infectados activos), la realidad es que existen muchos casos “fantasmas”, pues un número desconocido de personas nunca reportaron la enfermedad y por consiguiente no existió registro alguno de ellos.

“En el rancho mucha gente se enfermó de coronavirus, pero nadie se hospitalizó ni se atendió con un doctor porque aquí no hay hospitales, y o se aliviaban solos, o se morían”, comentó un residente del pueblo de Soyatita que habló con Ríodoce.

Pronto el rumor de gente infectada de COVID-19 en la sierra se expandió, y más de alguno supo que era ya mucha la gente infectada, incluyendo doña Consuelo Loera Pérez, madre de Joaquín “El Chapo” Guzmán, al grado que el rumor corrió con fuerza hasta los oídos de funcionarios de salud del municipio, que empezaron a tomar todo tipo de medidas en un intento inútil por controlar la pandemia.

María Consuelo Loera Pérez, mamá del narcotraficante, Joaquín el “Chapo” Guzmán. Foto: Graciela López, Cuartoscuro.

Las medidas incluyeron instalar un filtro de seguridad para que nadie entrara ni saliera del municipio, para lo cual instalaron un retén permanente de patrullas de municipales y de Protección Civil, a la altura de La Majada, junto con voluntarios de salud y vecinos de las diferentes rancherías, evitar el acceso de toda persona ajena que intentara entrar al municipio.

“La gente se molestaba, sí, pero no teníamos otra porque sabíamos que si personas que estaban infectadas entraban a la cabecera y a las sindicaturas, la cosa iba a empeorar, y para qué nos arriesgábamos”, comentó Omar Meza, empleado de la casa de Cultura del Ayuntamiento.

Lo que siguió fue que el Municipio ordenó la sanitización de todo tipo de establecimientos negocios, centros de salud, plazas y todo espacio público, además de prohibir fiestas públicas y privadas, eventos deportivos, misas y reuniones familiares, mientras que restaurantes y carretas de comida sólo ofrecerían servicio para llevar.

“El uso de cubrebocas es obligatorio en el municipio y el mensaje a la población es que no salgan de sus casas, y más importante aún, no salgan del municipio a menos que sea absolutamente necesario”, precisó Lorena Pérez Olivas, Alcaldesa de Badiraguato.

La batalla sin embargo parece perdida, pues fuentes de este semanario confirmaron que en comunidades como Tameapa, Guanajuato, Santiago de los Caballeros, Guanajuato, Bamopa, Otatillos, Soyatita, La Tuna, San José del Llano, El Barranco… la gente se está contagiando con una rapidez supersónica, aunque la mayoría se recupera en sus casas luego de unos días de reposo mientras que otros simplemente se mueren sin reportarse nunca.

“En La Tuna mucha gente se enfermó, pero ya se está recuperando”, confirmaron familiares de Joaquín Guzmán a Ríodoce.

Los comentarios de la gente consultada sugieren que, aunque mucha gente se contagió de COVID, fueron raros los casos en donde se requirió atención médica.

“Yo lo que pienso es que mucha gente se enfermó durante las elecciones, porque hubo muchas aglomeraciones, y ahí fue donde tronó todo”, comentó Baldomar Cázarez, cantante de narcocorridos y quien habría escrito un corrido al Presidente Andrés Manuel López Obrador y fue al evento del viernes pasado para entregarle una copia de la composición.

Agregó: “Lo vi de lejos, pero no me dejaron acercarme a él por lo de la pandemia, pero le dejé un CD con uno de sus secretarios para que se lo entregaran”.

La sierra de Badiraguato, de donde han emergido narcotraficantes como Rafael Caro Quintero, Juan José Moreno Esparragoza “El Azul”, Ernesto “Don Neto” Fonseca, es una región donde hay decenas de comunidades y sindicaturas que viven al amparo de Dios y de los capos del narcotráfico, pero lejos de todo tipo de asistencia social, pues históricamente no ha habido ni desarrollo social ni desarrollo económico en esa zona.

“Nos hace falta apoyo; se intentó hace años sembrar aguacate y nos trajeron plantas, pero el apoyo fue incompleto porque no teníamos agua, y las plantas de aguacate se murieron y ahora con el Covid, quién sabe cómo nos vaya”, comentó Javier Pacheco, un residente de Los Amoles.

Para contener la tercera ola de COVID, el Ayuntamiento de Badiraguato ha continuado su programa de sanitización en negocios, pero sólo en la cabecera municipal, y no fue sino hasta inicios de esta semana que comenzó a cerrar centros recreativos en Surutato y otras zonas turísticas del municipio como una forma de contener la pandemia.

La nueva cepa Delta, sin embargo, ha tocado todo tipo de puertas, incluyendo las puertas de pistoleros que operan para el Cártel de Sinaloa, que desde varias semanas han empezado a infectarse.

“Está muy mal la cosa por acá porque muchos se están infectando”, confirmó un joven sicario del Cártel de Sinaloa que habita en la sierra, y a quien apenas esta semana le habría fallecido un primo.

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