Economía

México es el segundo país de la OCDE donde más enfermos pagan con su dinero los tratamientos

04/04/2019 - 8:00 pm

SinEmbargo publicó este jueves que en los últimos siete años (de 2013 a 2019), el presupuesto federal para la adquisición de medicamentos disminuyó 10.5 por ciento, al pasar de 88 mil 743 millones de pesos en 2013 a 79 mil 417 millones de pesos en 2019, mientras que el número de personas que gastaron en la compra de medicinas se incrementó en 1 millón y medio, destacó un reporte del Centro de Investigación Presupuestaria.

Este misma tarde, Roberto Martínez, director del Centro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos en México para América Latina corroboró que el llamado gasto de bolsillo –el que pone el paciente de su propio dinero para atender las enfermedades– representa 45 por ciento del gasto total de salud en el país.

México, 4 de abril (EFE).– México es el segundo país miembro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en el que el paciente ha de destinar más recursos propios para recibir tratamiento.

De esta manera, el llamado gasto de bolsillo -lo que tiene que poner el paciente de su propio dinero para atender las enfermedades- supone el 45 por ciento del gasto total de salud en el país, aseveró este jueves Roberto Martínez, director de la OCDE en México.

Se sitúa sólo detrás de Letonia, aseveró en su participación en el BD Innovation Day realizado este jueves en Ciudad de México.

El director de la OCDE en México, Roberto Martínez, participa en el BD Innovation Day, este jueves, en Ciudad de México (México). Foto: EFE

Y señaló que este gasto de bolsillo tiene un impacto directo en el acceso y el seguimiento del tratamiento de los pacientes.

De acuerdo con el reciente estudio de la OCDE titulado “Getting it right, prioridades estratégicas para México”, el país sigue rezagado en comparación con otros países de la OCDE en términos de cobertura sanitaria.

Pues la cobertura llega al 92.3 por ciento, en contraste con 97.9 por ciento de los países que integran la organización.

“Es un gasto muy elevado, se gasta más del promedio de la OCDE. En México se invierte poco en salud pública, bastante menos de lo que se debería invertir de acuerdo con su tamaño”, lamentó el directivo.

No obstante, detalló que México ha tenido algunos avances en cuanto al sistema de salud, como por ejemplo, la mortalidad infantil que ha bajado 38 por ciento del 2000 a la fecha, mismo porcentaje en el que se ha reducido la muerte por accidente isquémico.

Y señaló que este gasto de bolsillo tiene un impacto directo en el acceso y el seguimiento del tratamiento de los pacientes. Foto: Moisés Pablo, Cuartoscuro

Resaltó, por ejemplo, sus políticas antiobesidad que calificó como “ejemplares”. Sin embargo, en contraste, resaltó que el sobrepeso y la obesidad han ido en aumento.

Asimismo, se ha incrementado en 15 por ciento la incidencia de diabetes y, aunque las muertes por infarto han bajado 1 por ciento desde 1990, esta disminución está muy lejos del promedio de la OCDE que es de 48 por ciento.

También, lamentó que el país un tercio de la gente cambie de afiliación de seguro social cada año y por ello, dijo, el reto es “de cobertura y acceso”.

Exaltó que es necesario que en México se mejore el nivel educativo ya que “en la medida que la población esté más educada, será más consciente de su salud tendrá una mejor cultura de la prevención”.

Es por ello que, dijo, existen algunas recomendaciones clave que ha generado la organización para el país en el tema de salud.

Entre ellas, expresó, se debe incrementar la inversión del sector salud dirigida a quien más lo necesita, específicamente a áreas rurales.

Del mismo modo, se debe establecer un sistema de salud con una base amplia que esté menos fragmentado, aumentando el paquete de atención ofrecido por el Seguro Popular, y procurando un paquete de seguro único universal que permita la portabilidad entre diferentes planes de seguros.

También, explicó, se debe invertir en infraestructura de información de salud compatible a través de los diferentes subsistemas y capacitar más enfermeros.

Además de adoptar un sistema de etiquetado interpretativo de alimentos que informe a la población de manera fácil de entender.

Y, finalmente, monitorear la eficacia del impuesto sobre alimentos no esenciales, así como redoblar esfuerzos para revisar y analizar la eficacia de otras políticas públicas para el control de la obesidad y las enfermedades no transmisibles.

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