Author image

Gustavo Sosa Núñez

04/08/2019 - 12:03 am

Adaptación al cambio climático basada en ecosistemas

El cambio climático es un fenómeno global que representa riesgos al medio ambiente, a diversos sectores de la sociedad y la economía.

” Aunque se escuche trillado y repetitivo, nuestra continuidad en el planeta depende de la conservación y protección del medio ambiente”. Foto: Mari Jasso, Cuartoscuro

El cambio climático es un fenómeno global que representa riesgos al medio ambiente, a diversos sectores de la sociedad y la economía. La urgencia por abordar esta problemática pasa por examinar cómo acciones basadas en la naturaleza pueden ofrecer soluciones para enfrentar los retos de mitigación y adaptación al cambio climático.

Respecto a la mitigación, los servicios eco-sistémicos (entendidos como recursos o procesos de los ecosistemas naturales que benefician a los seres humanos) se usan generalmente para reducir los gases de efecto invernadero (GEI). Por su parte, la adaptación se entiende como las iniciativas y medidas encaminadas a reducir la vulnerabilidad de los sistemas naturales y humanos ante los efectos del cambio climático, tanto presentes como futuros.

Ambos enfoques buscan incrementar la resiliencia de los ecosistemas y estabilizar el aprovisionamiento de servicios elementales. Es así que la Adaptación basada en Ecosistemas (AbE) se entiende como un enfoque para reducir la vulnerabilidad de las personas mediante el manejo responsable de los recursos naturales y los servicios eco-sistémicos. Algunas medidas en este sentido son la protección de la biodiversidad (pues diversas especies de plantas asisten a mejorar la calidad del aire y el clima urbano), el incremento y la adecuada gestión de áreas protegidas (para fungir como reservorios de carbono y asegurar que especies que sufren por estrés inducido por el clima sean protegidas y tengan oportunidad de sobrevivir), la creación de corredores de aire fresco y espacios verdes extensos en zonas urbanas, el apoyo al turismo sustentable (en zonas costeras, boscosas y montañosas), y la concientización sobre las consecuencias negativas del cambio climático (a través de la difusión de información y comunicación al público).

Las ventajas de la AbE no son inmediatas, sino acumuladas a lo largo del tiempo. Tampoco son medibles cuantitativamente, aunque existen valores de referencia de proyectos que pueden ser usados como referencias. Tienen dos enfoques simultáneos: uno relacionado a problemas existentes (como inundaciones y ondas de calor), y otro referido a medidas preventivas para reducir la necesidad de futuras acciones y los costos asociados.

También hay retos y barreras para la AbE, como el fomento al conocimiento y capacidades de las autoridades locales y estatales, el acceso a fuentes de financiamiento para acciones de adaptación, la articulación de los diferentes programas de ordenamiento territorial y ecológico, la consideración del cambio climático como tema transversal de política pública, y la falta de un lenguaje comúnmente aceptado sobre conceptos de vulnerabilidad, resiliencia y de enfoques para la adaptación.

Aún con estos bemoles, la AbE puede ser exitosa debido a que usualmente es de bajo costo, más duradera, y con múltiples beneficios sinérgicos para una variedad de sectores y objetivos políticos. A su vez, son complemento y reemplazo de enfoques técnicos. También fomentan la recreación y el turismo, con lo cual se infiere en ingreso y beneficio económico.

Como ejemplos se pueden citar la restauración de ríos y otros cuerpos de agua, la revitalización de humedales y manglares, la reubicación de diques y presas para recrear terrenos inundables para reaccionar ante el incremento de riesgos por inundaciones, el uso de variedades resistentes a sequías en la agricultura, el establecimiento de espacios verdes urbanos, azoteas y superficies verdes, el enverdecimiento de fachadas, y los cambios en silvicultura de monocultivos a bosques mixtos.

En este sentido, las estrategias de adaptación basadas en la naturaleza se dan tanto en el plano urbano como en el rural. De igual forma, pueden tener beneficios multifacéticos y entre sectores. Por ejemplo, la restauración de humedales no solo crea hábitats para especies en peligro y mejora el balance del agua en el paisaje, sino que también asiste a la captura de GEI.

Adicionalmente se deben considerar otros aspectos, como el papel que la tecnología y la innovación pueden y deben desempeñar, la difusión de proyectos exitosos para su posible replicación, y una gobernanza climática que reconozca el conocimiento comunitario y tradicional, así como los aspectos ambientales y socioeconómicos que les caracteriza.

Es así que el empleo de los servicios que provee la naturaleza es fundamental para que la humanidad pueda adaptarse al cambio climático. Aunque se escuche trillado y repetitivo, nuestra continuidad en el planeta depende de la conservación y protección del medio ambiente, y de la forma en cómo se adapte cada nación de acuerdo a sus propias características tanto ambientales, como sociales, políticas y económicas.

Gustavo Sosa Núñez
Doctor en Ciencia Política por la Universidad de East Anglia, en Norwich, Reino Unido. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), Nivel 1. Sus intereses de Investigación incluyen el análisis de políticas​ públicas ambientales, sus resultados y procesos de convergencia a nivel regional. Actualmente es profesor investigador del Instituto Mora. Twitter: @gssosan / @institutomora

Los contenidos, expresiones u opiniones vertidos en este espacio son responsabilidad única de los autores, por lo que SinEmbargo.mx no se hace responsable de los mismos.

en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video