El futbol visto desde una perspectiva sociológica, por investigador mexicano

04/09/2016 - 12:03 am

El deporte es una actividad que va más allá de cuestiones de esparcimiento o salud, de su práctica amateur o del alto rendimiento. Es un fenómeno social y como tal puede ser analizado desde diversas perspectivas, como la económica, política y cultural. Lee más sobre esta investigación del CIDE.

Por Ana Luisa Guerrero, Agencia Conacyt

Ciudad de México, 4 de septiembre (SinEmbargo).– El doctor Fernando Segura M. Trejo, investigador asociado del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y la Universidad Federal de Goiás, campus Goiânia, en Brasil, estudia la sociología del deporte. Según los planteamientos del sociólogo Pierre Bourdieu, los fenómenos deportivos son campos interactuantes de la sociedad que están vinculados con esferas económicas, políticas y culturales.

En América Latina esta disciplina ha sido un área poco explorada, sobre todo en el análisis de las políticas públicas. Es por ello que Segura Trejo enfoca su investigación en las acciones que realiza el Estado, en tanto actor, así como sus extensiones de políticas sociales en torno al deporte, especialmente en el futbol.

Doctor en sociología por la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París, Francia, actualmente trabaja en el Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Federal de Goiás, Brasil. En su posdoctorado en la Fundación Getulio Vargas de Río de Janeiro, analizó el legado social de la Copa Mundial de la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA) de 2014.

En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, el investigador explica en qué consiste esta área del conocimiento, el impacto de las políticas públicas que se aplican; los matices positivos y negativos de la práctica y el consumo del deporte en la sociedad.

Como parte de la contribución a los estudios sobre esta disciplina en América Latina, fue compilada una serie de trabajos en la revista Gestión y Política Pública que edita el CIDE, en el volumen temático 2015 titulado Políticas públicas del deporte, que puede consultarse en línea.

Para el investigador, el deporte es un instrumento que puede contribuir al tratamiento de algunos problemas sociales, pero no en tanto fórmula mágica sino a través de la definición de las necesidades específicas de la población. Es por ello que las políticas públicas deben enfocarse en sus masificaciones.

A continuación la entrevista de la Agencia Informativa Conacyt:

El doctor Fernando Segura. Foto: Conacyt
El doctor Fernando Segura. Foto: Conacyt

– ¿Por qué decide estudiar este tema?

– Cuando hice la maestría en el CIDE, entre el 2003 y el 2005 nos dedicábamos a estudiar diferentes políticas públicas, con ejemplos de éxitos y fracasos. Fue ahí que tuve la inquietud de descubrir qué estudios había sobre el deporte y no encontré casi ningún estudio de política pública en estas latitudes latinoamericanas; hallé sí mucho material de antropología respecto al estudio del deporte.

Tras esa inquietud decidí adentrarme en la sociología y estudiando el doctorado en Francia traté de combinar tanto la sociología como las políticas públicas. Actualmente mis temas de trabajo me llevan naturalmente hacia las políticas públicas.

– Desde lo que ha analizado, ¿cuáles son las políticas públicas que deben enfocarse en el deporte?

– Realizamos entre 2013 y 2015 un número en la revista Gestión y Política Pública del CIDE sobre propuestas para analizar las políticas públicas y el deporte. Primero debemos identificar qué tipo de políticas públicas existen, por ejemplo en México existen muchas, como el trabajo que realiza la Comisión Nacional del Deporte (Conade), la participación de México en competencias internacionales que en muchas ocasiones se sustenta en el apoyo estatal. Otras manifestaciones del deporte tienen una índole más privada, por ejemplo la forma en que se maneja el futbol.

Entonces, la cuestión pasa por identificar el abanico de políticas públicas y en una segunda instancia estudiarlas para ver hasta qué punto están siendo efectivas, cómo están funcionando, cómo se les está evaluando y cuáles son los déficits.

He identificado que hay un déficit sobre todo en el estudio de las políticas; mi enfoque es comparativo, así que a través del estudio de las políticas de otros países podemos ver qué se está haciendo bien, por ejemplo en México o en otras naciones como Brasil, que tiene un contexto de grandes eventos del deporte, desde los Juegos Panamericanos de 2007 hasta los Juegos Olímpicos de este año 2016.

– ¿En qué medida los gobiernos asumen estas políticas públicas como prioritarias?

–  En el papel parece muy bien, es decir, en las leyes orgánicas. Por ejemplo, en el caso de Brasil es muy interesante ver que 82 por ciento de los municipios tiene en sus leyes el deporte como una prioridad; sin embargo, únicamente 42 por ciento tiene políticas públicas identificables, es decir, menos de la mitad de los municipios de Brasil.

Estos datos me llamaron mucho la atención porque a pesar de ese contexto de fomento al deporte, menos de la mitad de sus municipios tiene políticas concretas de fomento al deporte, únicamente once por ciento tiene consejos municipales del deporte, y no creo que esta situación difiera a lo que ocurre en la mayoría de los países latinoamericanos, pues estamos en presencia de un déficit de implementación de políticas públicas sostenidas a mediano aliento.

– ¿Cómo son las políticas y qué vertientes manejan?

– Hay políticas públicas que tienen que ver con el apoyo del deporte de alto rendimiento, el cual es más fácil de identificar, cuantificar y evaluar. Hay otro tipo de apoyo que son las políticas de masificación del deporte, es decir, el deporte ciudadano.

Yo me dedico a estudiar más el deporte ciudadano, desde mi punto de vista el déficit está en la masificación del deporte, en el acceso ciudadano al deporte. Por ejemplo, hay muchas competencias y maratones pero no es el único espacio que podemos imaginar para el grueso de la población.

Muchas veces —es un tema que debatimos en el número de Gestión y Política Pública— se implementan políticas públicas a partir de la concepción de los funcionarios municipales, de algún experto o asesor, que recomienda un tipo de política pública determinado, pero no toma en consideración las necesidades de la población, las preferencias, puede haber una población donde queremos implementar un deporte pero los gustos de la población son otros, vincularse a las condiciones climáticas, todo esas cuestiones forman parte del estudio de las políticas públicas.

– La sociología del deporte estudia todas las disciplinas, de manera particular, ¿a cuál se ha enfocado usted?

– La sociología del deporte estudia todas las áreas. Mi tema de trabajo está más vinculado al futbol desde hace al menos diez años, en el cual tengo diferentes ejes de investigación. Uno que me interesa mucho es el uso del futbol para fines sociales, es decir cómo podemos usarlo para la integración ciudadana, para crear valores, para el desarrollo social en nuestros contextos latinoamericanos, como ha sido el caso también en otros lugares del mundo.

En África, hay muchos proyectos que tienen que ver con la salud, como campañas de prevención del sida que se realizan a través del futbol porque es el deporte más practicado en el mundo. Esa es un área que vengo trabajando y sobre la cual hice mi tesis de doctorado en Francia y he observado algunos proyectos de organizaciones no gubernamentales en Brasil.

El otro eje de interés, y con el cual le encuentro relación, es la violencia que se presenta dentro de los estadios, en el campo de juego y lo que ocurre con los espectadores, porque hay grupos que encuentran en la violencia una manera de identificarse, de relacionarse. En este sentido, analizo cómo las políticas públicas son adecuadas para lidiar con ese fenómeno.

Para el investigador, el deporte es un instrumento que puede contribuir al tratamiento de algunos problemas sociales. Foto: Fernando Segura
Para el investigador, el deporte es un instrumento que puede contribuir al tratamiento de algunos problemas sociales. Foto: Fernando Segura

– Estudia el futbol como un detonante social, ¿qué aspectos ha encontrado en este deporte?

– Si lo vemos en un panorama general, hay más miembros afiliados a la FIFA que a la Organización de las Naciones Unidas (ONU); algunos analistas de ciencia política dicen que actualmente las naciones, para ser un estado moderno, tienen que tener territorio, población, gobierno y una selección nacional de futbol.

En los aspectos de identificación, el futbol es un vector de creación de identidades colectivas e individuales. Hay aspectos simbólicos y culturales que intervienen; desde mi punto de vista, el deporte en conjunto y el futbol en particular es un sistema de interacción social, más allá de que puede ser negativo en algunos momentos o positivo, según el fenómeno y los lentes con que veamos.

Yo trato de verlo como un sistema de interacción en el cual hay diferentes actores, diferentes campos y equipos, incluso diferentes tipos de lazos sociales que se crean entre los individuos, clubes, torneos y naciones.

– ¿Por qué decidió tener el futbol como su centro de análisis?

– Creo que estoy muy influenciado por todos los años que viví en Argentina, el país en que me crié. Si bien nací en México, ahí pasé la mayor parte de mi infancia y adolescencia, incluida la universidad que hice en Argentina.

Creo que mi curiosidad personal por el deporte proviene de esa época, en un país donde el futbol es tan importante, por lo que fui despertando una curiosidad natural, una vinculación con mis amigos. De alguna manera, siempre entendí que de lo que más sabía era sobre futbol. Ya con mi formación profesional más académica, hice una licenciatura en economía y luego vine a México a hacer una maestría en el CIDE y fue desde ahí que empecé a combinar mi formación académica con la curiosidad de tratar de entender y de disponer de herramientas que me permitiesen comprender más el deporte, y el fútbol en particular.

–  El futbol es ambivalente, puede provocar las pasiones más bondadosas y a la vez las más violentas, ¿qué es lo que más le llama la atención de las emociones que provoca?

– Ambos aspectos, aquellos que hasta nos pueden parecer irracionales pero si los analizamos con más detenimiento, dentro de esa irracionalidad aparente podemos encontrar aspectos racionales.

Se ha estudiado que en los episodios de violencia en el futbol, los mayores problemas se están dando últimamente en una misma afición como ocurre en Argentina y está sucediendo también en otros contextos. Cuando encontramos elementos de respuesta vemos que hay cuestiones de micropoder y de prestigio, e incluso se llega a ver esa violencia física y simbólica como un valor positivo en los sentidos que muchos miembros de grupos de aficionados le otorgan, y es ahí donde la antropología y la sociología tienen un papel importante.

A partir de ahí, podemos construir políticas públicas a través del entendimiento —alejado de prejuicios— que podemos tener. Nadie se animará a decir que la violencia está bien, pero cuando la comenzamos a analizar vemos que algunos aficionados, en su cultura, en su manera de interactuar y de relacionarse, encuentran en la violencia un instrumento que les otorga prestigio.

Por otro lado, el deporte es capaz de traer esperanza ahí donde quizá se han terminado otras esperanzas, en regiones devastadas, en zonas de conflicto, en campos de refugiados. Entonces, toda esa identificación que se genera a través del deporte es lo que llama la atención a la sociología y lo que me llama la atención a mí de manera más particular.

Un ejemplo ha sido un mundial Homeless, un torneo de futbol para personas en situación de riesgo que desde 2003 se realiza anualmente y que acompañé entre 2007 y 2011. Desde mi punto de vista y si bien apoyo ese tipo de iniciativas, me he preguntado hasta qué punto el futbol y qué tipo de futbol es eficaz para estos fines sociales y humanitarios. Si vamos a ofrecer a una población en situación de riesgo, incluso de calle, el futbol como una herramienta, las competencias implican que habrá ganadores y perdedores. Me he vuelto más crítico de ese tipo de herramientas y he explorado otro tipo de proyectos sociales que incorporan el fútbol.

– ¿A qué tipo de herramientas se refiere?

– He observado algunos programas que hay en Brasil y que son bastante más favorables en mi modo de ver las cosas, porque utilizan los elementos lúdicos del deporte y del futbol en particular. Por ejemplo, hay metodologías mixtas, en las que las chicas y los chicos pueden participar de un mismo encuentro deportivo, en este ejercicio incluso hay la cuestión de género en la que los hombres que pueden tener una cuestión muy competitiva, deben adaptarse al otro género; hay muchas chicas que juegan mejor que los varones pero en muchos casos se tienen que romper barreras y prejuicios para poder concebir una integración en el campo de juego.

En Colombia, Argentina, Ecuador y Brasil, inclusive en algunos otros países, tengo contactos con algunas organizaciones que están utilizando una metodología sobre la cual estoy investigando que se llama Tres Tiempos. En el primer tiempo, los participantes, en esta idea de futbol mixto, se juntan y deben definir en conjunto —con la ayuda de un mediador— las reglas de juego, cómo lo van a jugar, qué tipo de puntos se van a otorgar y muchas veces los puntos vienen del comportamiento y no únicamente por los goles.

Es un ejercicio muy creativo que no siempre está exento de conflictos y desacuerdos, pero la idea de poder trabajar sobre la definición de reglas, sobre el empoderamiento, ya me parece un avance respecto al futbol tradicional que conocemos.

El segundo tiempo es el de juego, donde tienen que llevar a cabo las reglas que se acordaron; y el tercer tiempo es el dedicado a discutir y evaluar el comportamiento y lo acontecido en el encuentro.

Con estas metodologías podemos trabajar diferentes cuestiones de liderazgo juvenil, de participación, de empoderamiento y de negociación, porque muchas veces en el tercer tiempo lo que sucedió es interpretado de diferentes maneras, tiene que haber una negociación para llegar a un puntaje, en este caso que puede ser simbólico.

Una cosa que realmente a mí me sorprendió es que muchos de los equipos que ganaban en el campo de juego terminaban perdiendo en la evaluación por diferentes cuestiones de comportamiento, actitud o cooperación y terminaban con menos puntos que el equipo que había hecho menos goles.

Me parece una manera de romper con la dimensión competitiva, que puede ser útil para ciertos casos, y que es la dimensión que está vinculada al alto rendimiento. Lo que digo es que el deporte puede ir más allá del alto rendimiento, y esta manera de pensar el deporte y el futbol como una herramienta educativa es lo que realmente me interesa, y es donde vemos, para mí, el mayor potencial de pensar, diseñar e implementar políticas públicas.

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