La ciudad de Ginebra, Suiza, instaura el salario mínimo más alto del mundo: 3 mil 700 euros al mes

04/10/2020 - 5:58 am

El nuevo salario mínimo en Ginebra contrasta con los de la Unión Europea, donde incluso un país con alto coste de vida como Luxemburgo, lo fija en “sólo” dos mil 141 euros mensuales.

Ginebra, 4 oct (EFE).- En dos semanas entra en vigor en la ciudad de Ginebra, una de las más caras del mundo, un nuevo salario mínimo de 23 francos suizos por hora (unos 21 euros) que se convertirá en el más alto del mundo.

Considerando una media de 41 horas semanales entre los trabajadores ginebrinos, el nuevo salario supone unos cuatro mil 086 francos suizos o cerca de tres mil 700 euros al mes, muy por encima de los dos mil 180 euros (12.1 euros por hora) que perciben mensualmente los trabajadores del país con el segundo salario mínimo más alto del mundo, Australia.

El nuevo salario mínimo fue aprobado el último domingo en referéndum local, donde la iniciativa “23 francos es lo mínimo” obtuvo el apoyo del 58.16 por ciento de los votantes, pese a que en 2011 habían dicho no a una propuesta similar.

Ginebra en realidad es el tercer cantón suizo (de 26) que aprueba esta cifra, ya en vigor en los de Jura y Neuchatel, también en la zona francoparlante del oeste del país, y que también se instaurará pronto en el cantón italoparlante del Tesino y se votará próximamente en Basilea.

RETICENCIAS PARA IMPLANTARLO A NIVEL NACIONAL

El país, con una fuerte tradición federal, no tiene un salario mínimo nacional, y de hecho en 2014 esta posibilidad fue rechazada en otro referéndum por los suizos, a los que se les consultó implantar un sueldo mínimo sólo levemente inferior al ahora aprobado en Ginebra, de 21 francos por hora (20 euros).

El Gobierno federal, formado desde hace décadas por una coalición de conservadores, socialistas, liberales y democristianos, se muestra contrario a la implantación de salarios mínimos, argumentando que la flexibilidad laboral es parte del éxito del buen funcionamiento económico del país.

El nuevo salario mínimo en Ginebra contrasta con los de la Unión Europea, donde incluso un país con alto coste de vida como Luxemburgo, lo fija en “sólo” dos mil 141 euros mensuales.

El de Irlanda, Países Bajos, Bélgica, Alemania y Francia oscila entre los mil 706 euros del primero y los mil 539 del último, de acuerdo con los datos de Eurostat.

Del resto únicamente España sobrepasa los mil euros, con mil 108 (cifra similar a los mil 122 euros de Estados Unidos).

Italia, Chipre, Austria y los países nórdicos miembros de la UE (Finlandia, Suecia y Dinamarca) no tienen un salario mínimo a nivel nacional.

LOS “FRONTERIZOS”, GRANDES BENEFICIADOS

El nuevo salario mínimo podría aumentar el creciente colectivo de trabajadores fronterizos, más de 180 mil, que viven en zonas limítrofes de Suiza en Francia, Italia o Alemania, donde el coste de la vida es mucho menor, y cruzan a diario la frontera para ir a trabajar.

De ellos se calcula que unos 120 mil viven en Francia, cuyas zonas urbanas fronterizas podrían ser las más beneficiadas por la nueva subida del salario mínimo dada su proximidad con Ginebra.

Pero no todos los que ahí viven se dirigen a la capital internacional de la diplomacia, ya que muchos tienen su empleo en la cercana Lausana (capital del cantón de Vaud), donde la medida no se aplicará.

Los partidos suizos de izquierda fueron los principales promotores del referéndum, con el argumento de que en una Ginebra donde alquilar un piso pequeño cuesta más de dos mil euros mensuales o comer en un restaurante no baja de los 40 euros cualquier sueldo inferior al aprobado es un pasaporte a la precariedad.

Por el contrario, la derecha nacional acusa a la llegada de trabajadores fronterizos (cuyo número se ha duplicado desde principios de siglo) de causar un descenso de los salarios en Suiza, razón por la cual abogan por el fin de la libre circulación de personas entre el país centroeuropeo y la UE que le rodea.

El mismo 27 de septiembre se consultó, en este caso a nivel nacional, si los suizos querían poner término a esa libre circulación en vigor desde 2002.

Un 61.71 por ciento se mostró en contra de esta iniciativa, presentada por la conservadora Unión Democrática del Centro (UDC).

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