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Blanka Alfaro

04/11/2020 - 12:03 am

Los berrinches de la industria láctea

Yo sigo aquí, viéndolos perder.

La molestia de la industria láctea. Foto: Especial.

El que se enoja pierde, reza el dicho. La sabiduría popular está imbuida con la experiencia de decenas de generaciones y su conclusión ha sido que aquellos que se dejan llevar por la ira cometen errores, dejando expuestas sus debilidades.

Desde que comenzamos la campaña ¿Leche? No gracias hemos tenido una gran variedad de respuestas, que afortunadamente han sido mayormente positivas y de curiosidad. Las personas admitían que nunca se habían puesto a pensar que la leche estuviera tan estrechamente relacionada con enfermedades como el cáncer y la obesidad; o que las vacas tuvieran que ser preñadas y separadas constantemente de sus crías para producirla.

Eugenio Derbez es una de las personalidades que nos ayudó, de manera completamente gratuita, a llevar esta información tan importante a los consumidores. Y me ha conmovido enormemente que a pesar del odio, amenazas e insultos que sigue recibiendo por parte del sector lechero, él siempre sigue defendiendo que la crueldad contra los animales pare.

Ha sido en estos despliegues y berrinches, donde los representantes de una actividad que afecta negativamente al planeta, sus recursos y a los animales, han mostrado sus verdaderos colores. Son mayormente hombres, con el comportamiento estereotípico machista que afortunadamente, como la industria láctea, también va de salida.

Primero fue un diputado quien abiertamente arremetió contra Eugenio en la Cámara de Diputados, exigiéndole que se retractara. A mí como a muchas personas nos preocupa mucho que una persona que tiene las manos metidas en una industria sea la encargada de hacer y proponer leyes. Pero sobre todo, que un Diputado federal que su labor es representarnos y velar por el bien común, amenace directamente a un ciudadano.

Este mismo diputado nos llamaba “industria voraz” en una entrevista, pensando que éramos una marca de leche vegetal. Nosotros no vendemos, y jamás venderemos, leches vegetales. Somos una asociación civil de ciudadanas y queremos que los consumidores tengan acceso a información que esta industria, a base de manipulación y engaños, ha escondido por tanto tiempo.

En la plataforma TikTok, una bióloga —con la que por cierto, no tenemos ninguna relación— repetía los mismos datos que difunde Leche No Gracias. No provienen de nuestra campaña, sino del amplio cuerpo de evidencia científica que se ha ido acumulando a través de los años: la leche tiene un exceso de azúcar, propia y añadida, la intolerancia a la lactosa en adultos sucede porque es un alimento cuya composición está destinada para los infantes de todas las especies y que es un alimento alto en grasa.

No tardó en llegar el ejército de machoexplicadores a decirle que estaba equivocada. Veterinarios y hasta médicos cirujanos que le respondieron, no supieron refutar sus argumentos con pruebas, solo descalificarla y decir “eso no es verdad”. Nomás les faltó el “porque así lo digo yo”.

Un explotador de animales con sombrero y una gran afición a hablar con insultos reaccionó al video de nuestra campaña y al de la bióloga. Increíble pero cierto: la reacción a nuestro video comenzó diciendo que respetaba a Eugenio como actor y como persona, pero que estaba equivocado y terminó, de igual manera, mentándole la madre. Porque incluso los insultos machistas terminan agraviando a una mujer que ni la debe ni la teme.

Su reacción al video de la bióloga, quién además tiene una maestría en ciencias con orientación a la microbiología, fue la que me hizo darme cuenta que la industria ganadera está repleta de misoginia: comenzó insultándola directamente (no repetiré sus bajezas) y desdeñando sus “45 títulos”. Porque si bien a Eugenio le han espetado que él no es ningún experto, es claro que cuando alguien demuestra que sí lo es, igual no le harán caso. Menos si es mujer.

Para ser personas que gritan, insultan y amenazan, resulta un poco confuso que de inmediato recurran a victimizarse: “¡somos muchas familias las que dependemos de esto!”, se quejan. Según la Secretaría de Agricultura hay 42 mil personas empleadas por empresas que industrializan la leche, 300 mil productores de leche y 200 mil empleos directos del sector. ¿Sabes cuántas personas no tienen acceso al agua potable en México? ¡Entre 10 y 12 millones! Y del 60 al 70% del agua dulce se usa para la ganadería y sus actividades.

No es de extrañarse que La Comarca Lagunera, un área conocida por su gran producción de leche, también esté teniendo problemas de acceso al agua entre sus pobladores. Incluso la actividad agrícola de la región está mayormente destinada a la manutención de ganado, y de sus mantos acuíferos apenas se regenera el 50% de lo que se gangstan.

Estamos en una nueva etapa de la campaña ¿Leche? No gracias. Esta vez son ciudadanos quienes nos han prestado su rostro para seguir informando a la sociedad y esperamos, por su seguridad, que estas personas enojadas no descarguen en ellos la misma energía que le dedicaron a los actores que nos ayudaron anteriormente. Pero estoy segura que incluso después de leer esto, las respuestas que recibiré de aquellos que representan y defienden a la industrias ganadera y lechera serán las mismas: insultos y descalificaciones, algunas por mi género.

Yo sigo aquí, viéndolos perder.

Blanka Alfaro
Especialista en diseño y mercadeo. Cuenta con una amplia trayectoria en el trabajo con organizaciones nacionales e internacionales de protección a los animales. Ha gestionado el rescate y el traslado de grandes felinos a santuarios en los Estados Unidos. Se desempeñó como Vicepresidenta en México y Vicepresidenta Senior del área Internacional en Mercy For Animals. Desde el año 2010 ha concentrado su trabajando en la creación y la gestión política de propuestas legislativas para mejorar la protección de todos los animales en México. Co-fundadora del primer santuario para animales de granja en México “Santuario Libres al Fin!”, Co-fundadora y Directora Ejecutiva de Liberum.

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