Ciudad de México, 5 de abril (SinEmbargo).- El escritor chino Gao Xingjian, Premio Nobel de Literatura en el 2000 , cuya literatura está prohibida en su país de origen, está convencido de que los ciudadanos modernos “hemos masacrado la capacidad de hallar la belleza con la política y las leyes de mercado”.
“La literatura no puede salvar ni cambiar el mundo, pero sí despertar conciencias. El escritor debe escribir para sí mismo y situarse al borde de la sociedad para una visión lúcida”, dijo el autor, residente en París, en el marco del Festival Literario Gutun Zuria, que concluye mañana en Bilbao, País Vasco.
A dicho encuentro asistieron entre otros la también Premio Nobel rumana Herta Müller y nuestra compatriota Lydia Cacho, todos intelectuales convocados con la consigna “Relatos de frontera”, un tema muy sensible para Xingjian, quien reside en París desde 1987 y se considera “un ciudadano del mundo”.
En charla con el diplomático venezolano Ion de la Riva, Gao se refirió a su trabajo reciente Le deuil de la beauté (El duelo de la belleza), una película que ha descrito como “cine poema” y por medio de la cual pretende criticar la sociedad contemporánea.
Autor también de la obra teatral El hombre salvaje, que dio a conocer en 1994, el escritor chino admitió que la belleza ha sido siempre una preocupación en su actividad artística y en dicho sentido, el filme presenta “imágenes muy bellas captadas en todo el mundo”.
En su pensamiento, la literatura no puede salvar al mundo, pero al menos puede despertar conciencias que otorguen lucidez a la hora de juzgar la realidad circundante.
“Si la literatura consigue despertar tu conciencia lúcida, se convertirá en tu patrimonioy te alimentará y ayudará a enfrentarte a la vida”, dijo en una charla donde también se confesó fanático de El Quijote, cuyo humor ha perdurado –afirmó- hasta nuestros días.
UN ESCRITOR CHINO QUE HABLA DE LAS FRONTERAS
Las obras de teatro de Gao Xingjian no se pueden montar en China, donde nació hace 74 años. Cuando vivía allí, las autoridades le hicieron quemar una maleta llena de sus manuscritos, una razón más que suficiente para que el artista decidiera vivir en la capital francesa.
Las fronteras, los límites, no le son ajenos a este hombre considerado un renacentista del siglo XXI, tantos y tan diversos son sus intereses estéticos. Es también un pintor muy valorado en el universo de las artes plásticas y como tal comandará próximamente una exposición en el Musée Magritte de Bruselas.
El artista instó a abrir un debate que permita un renacimiento basado en el pensamiento, uno “que se desprenda de etiquetas y afronte de verdad los retos del mundo”.
“El escritor debe estar justo al borde de la sociedad, no fuera de ella. No debe dejarse llevar en exceso por los sentimientos y debe reflexionar desde la distancia, aislada de todo interés político y económico”, ha dicho.
“Aquello de la identidad del autor me resulta falso; creo que hoy todos -y en especial los escritores- poseemos una identidad más universal; aunque tengamos un pasaporte que nos identifique con un país, debemos adoptar una visión del mundo sin etiquetas”, agregó.
En 1966, durante la Revolución Cultural, Xingjian fue enviado a los campos de reeducación donde sufrió “el terror rojo” durante 10 años.
“Hace mucho tiempo ya de eso, he pasado página. No siento ninguna nostalgia ni interés por la China que dejé. Además, tengo demasiados proyectos como para preocuparme por eso”, afirmó.
Para Gao, Rusia y China retomaron el mismo modelo capitalista y se acercan a los problemas que hoy tienen los países occidentales.
“Vamos girando en círculos, es un callejón sin salida. Hay crisis económica, de medio ambiente, corrupción. Este mundo caótico es una realidad”, destacó el autor de La montaña del alma, obra traducida a 40 idiomas.