México

Casi 30 millones de mexicanos califican hoy a 14 gobiernos, en un examen que huele a 2018

05/06/2016 - 12:04 am

Violencia, crisis económica y contingencia ambiental pesan este domingo cuando unos 30 millones de mexicanos saldrán a votar para elegir Gobernadores, Alcaldes, Diputados, así como a los integrantes del nuevo Constituyente de la Ciudad de México. Como en 2015, frente al crítico panorama, los partidos políticos se juegan su propia credibilidad, pero sobre todo la posición rumbo a los comicios presidenciales de 2018. Esta es la antesala. Y puede ser definitiva. Así, esperanza única para algunos, pesadilla para otros, Morena –el partido fundado por Andrés Manuel López Obrador– se abre paso para consolidarse como la fuerza de izquierda más importante mientras que el PRD se despinta. El PAN ratifica su proclividad a las alianzas, en tanto que el PRI mantiene lustrada su arma más estratégica: el voto duro.

CIUDAD DE MEXICO, 28MAYO2016.- Andrés Manuel López Obrador, presidente del partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), Martí Batres, presidente de Morena en la ciudad de México, y Ricardo Monreal, jefe de la delegación Cuahtémoc, encabezaron el cierre de campaña de los candidatos por Morena a la Asamblea Constituyente, en la explanada de la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco. FOTO: DIEGO SIMÓN SÁNCHEZ /CUARTOSCURO.COM
La novedad. Morena, cuyo líder a nivel nacional es López Obrador, participa hoy en su primera elección a nivel estatal en su historia. Foto: Diego Simón, Cuartoscuro

Ciudad de México, 5 de junio (SinEmbargo).– En unas horas, cuando se conozcan los resultados de la jornada electoral de este domingo, el camino rumbo a 2018 quedará asfaltado y el paisaje del futuro más claro. Casi 30 millones de mexicanos saldrán a las urnas en 13 estados y la capital del país mientras pesan en el aire ese 66 por ciento de desaprobación para la gestión del Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, y ese 76 por ciento que también reprueba al Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera.

La desaprobación de los Gobiernos –dice el estudioso de procesos electorales, Eduardo Huchim- se origina en el coctel de desaceleración económica, descomposición social, contingencia ambiental y violencia que se encuentra en estos momentos en cualquier rincón de México.

Pero la capital del país es el epicentro de esa crisis. Los habitantes de la Ciudad atestiguarán hoy una elección histórica en la que se obtendrá un Constituyente que redactará una nueva Constitución política. La mala calidad del aire, la violencia callejera, el mal funcionamiento del transporte público y la falta de medidas efectivas por parte del Gobierno pesan, a querer o no, en el ánimo.

Los estados que cambiarán Gobernador son Aguascalientes, Chihuahua, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Puebla, Quintana Roo, Sinaloa, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz y Zacatecas. Salvo en Puebla, también se renovarán los Congresos locales y ayuntamientos. Baja California sólo votará por el Congreso y alcaldías.

En tres de esos estados, el fantasma más terco es el hambre. Los datos del Consejo Político de Evaluación de la Política Social (Coneval) la describen: Puebla ocupa el segundo lugar de pobreza por porcentaje y el tercero por cantidad de población con ingresos por debajo de la línea aceptable. Son casi siete de cada 10 (69.7 por ciento), es decir, 4.3 millones de personas. Oaxaca tiene el tercer lugar y el noveno por cantidad de población con ingresos. Casi siete de cada 10 (68.8 por ciento), 2.7 millones de personas. Veracruz está en el séptimo lugar por porcentaje y el segundo lugar por cantidad de población con ingresos. Más de seis de cada 10 (63 por ciento), cinco millones de personas.

Y las dos elecciones con mayor relevancia por el peso electoral que representan son Veracruz, la tercera entidad con mayor número de votantes (7.9% del total), y Puebla, la quinta (5.6% del electorado). Los dos estados vivirán un proceso peculiar: su próximo Mandatario se quedará sólo 22 meses. Este proceso fue avalado por los Congresos estatales con el argumento de homologar los comicios gubernamentales en 2018. Según los legisladores locales, al empatar la elección estatal con la federal se acabará con la “escalera” electoral a lo largo del sexenio, se reducirán los costos de los proceso electorales y aumentará la participación ciudadana en las urnas.

En Veracruz nunca ha ganado nadie que no sea el PRI, pero por su tamaño, una derrota no sólo sería simbólica para la oposición, sino provocaría una enorme descompensación de voto para el tricolor si se piensa en las elecciones presidenciales.

En estas elecciones, Javier Duarte Ochoa, de Veracruz, es uno de los Gobernadores salientes más cuestionados. En su sexenio, 20 periodistas fueron ultimados, entre ellos el fotógrafo Rubén Espinoza y la reportera Regina Martínez, ambos del semanario de alcance nacional, Proceso. Además, en esa entidad porteña aún late el caso Tierra Blanca. En enero de este año, policías estatales “levantaron” a cinco jóvenes de los que hasta ahora, no se sabe nada.

En plena crisis de desempeño de Duarte, el PRI, el partido que hace seis años lo postuló, nombró a un político desligado de él: Héctor Yunes Landa. En una entrevista radiofónica expresó que el Mandatario por salir era “un lastre” para su campaña y sus aspiraciones. A Landa lo apoya incluso Arturo López Obrador, hermano de Andrés Manuel (el dirigente moral de Morena).

En Puebla, quien asuma la Gubernatura en los próximos meses deberá enfrentar el legado de Rafael Moreno Valle, quien emanó del Partido Acción Nacional (PAN). Su administración tiene una deuda de ocho mil 608 millones de pesos y cientos de personas en prisión que se asumen como presos políticos. Todo ocurre en una entidad que tiene el cuarto sitio en número de ciudadanos en pobreza extrema.

EL LODO

Rapiña en bodegas con despensas en Oaxaca. Foto; Cuartoscuro
Rapiña en bodegas con despensas en Oaxaca. Este proceso electoral también hay estado lleno de denuncias por compra de votos de diversos partidos. Foto; Cuartoscuro

El Partido Revolucionario Institucional (PRI) que gobierna en nueve de los 13 estados donde hay elecciones, siempre ha sabido comportarse frente a los paisajes de crisis. La Historia muestra que fue en los terrenos de la carencia alimentaria donde el partido consolidó su justificación social y amarró el voto. Millones de campesinos y de indígenas en pobreza moderada y extrema, más que ningún otro grupo poblacional, sucumbieron en los padrones de los programas sociales que siempre han significado dinero en efectivo y despensas.

Apenas hace dos años, el Pacto por México, el acuerdo entre partidos que le permitió al Presidente Peña Nieto impulsar el tren de reformas estructurales, quedó fracturado debido a uso indebido del programa Oportunidades en Veracruz. Para Enrique Toussaint, politólogo de la Universidad de Guadalajara, ese episodio indica que sobre las elecciones de 2016 aún late el riesgo de que el voto de los pobres sea comprado.

Por lo pronto, las batallas ideológicas o las propuestas para conseguir el desarrollo sustentable en las entidades estuvieron ausentes de las campañas. La guerra de lodo político marcó las campañas en Tamaulipas, Veracruz, Oaxaca y Puebla. Y fue Veracruz el estado que tuvo la mayor virulencia. Ahí, dos primos hermanos quieren lo mismo: la gubernatura. Miguel Ángel Yunes es candidato de la alianza de la derecha y la izquierda, del PAN-PRD y Héctor Yunes es del PRI. A Miguel Ángel se le señaló de ser dueño de propiedades inmobiliarias en Estados Unidos y cómplice de una red de pederastia.

Oaxaca, donde se concentra parte de la pobreza de México, un operador cercano al actual Gobernador Gabino Cué salió a la luz, según un reportaje de El Financiero. Jorge Castillo cuenta con más de siete mil millones de pesos repartidos en más de 20 cuentas bancarias abiertas desde 2010, año en que Cué llegó al poder gracias a una alianza entre el PAN, el PRD y Movimiento Ciudadano, publicó el diario.

Ese mismo diario publicó que José Antonio Estefan, que aspira a suceder a Cué en el cargo, es investigado por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos por movimientos irregulares en sus cuentas bancarias en ese país. El candidato de la alianza PRD-PAN habría depositado el 13 de noviembre de 2015 27 millones de dólares en el Broadway Bank de San Antonio, Texas.

El espionaje se vivió más en Puebla. En esa entidad, gobernada por Rafael Moreno Valle, fue denunciado un centro de espionaje que grabó 271 conversaciones desde 2014. El periódico Reforma publicó que una de las llamadas intervenidas fue una de Margarita Zavala, aspirante a la Presidencia de la República en 2018, al presidente estatal del PAN.

MORENA: MILAGRO Y PESADILLA

Frente al paisaje, el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) aparece como un fenómeno de voto, según los analistas consultados. Nicolás Loza, de la Flacso, vaticina que este partido –formado como asociación civil en 2012 para apoyar a Andrés Manuel López Obrador– se llevará el 90 por ciento de la votación para la izquierda.

Cuando fue fundado, Morena estaba en alianza con el Partido de la Revolución Democrática (PRD), Partido del Trabajo (PT) y Movimiento Ciudadano. En 2012, López Obrador perdió las elecciones presidenciales y Morena anunció su separación de esos partidos. El 18 de julio de 2014, recibió del Instituto Nacional Electoral (INE) el certificado de registro como partido político. Hoy va solo como el gran grupo emergente.

Morena equivale a Andrés Manuel López Obrador. Y entonces, se trata de la esperanza única para algunos y la gran pesadilla para otros; pero para nadie indiferente.

¿Y el PRD? ¿Qué le pasará al partido que alguna vez representó a la izquierda mexicana? “Si el voto se concentra en Morena, el Sol Azteca recibirá fragmentos de la votación”, vaticina Gustavo López Montiel, estudioso de partidos políticos en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de México (ITESM). “Se iniciará la verdadera crisis del Sol Azteca”, expone.

El PRI, a su vez, medirá su eficacia. Si se toma en cuenta que el partido más antiguo de México ha gobernado siempre en nueve de los 12 estados que cambiarán Gobernador, los comicios pueden resultarle los más tácticos de todos porque una vez consumados, podrá aplanar la pista para 2018. El partido fundado en 1929 por Plutarco Elías Calles, tras estos comicios, gobernaría dos tercios del mapa mexicano. Y entonces, estaría listo para postular a su candidato a la Presidencia.

INDEPENDIENTES: POSIBILIDADES REMOTAS

Aprobada la figura en la reforma política de 2015, la postulación sin partido se convirtió en una opción. Hay 283 candidatos registrados bajo esa denominación en los estados y para el Constituyente de la Ciudad de México se tienen 21. Pero sus posibilidades son remotas, según arrojaron las encuestas durante las campañas.

Nicolás Loza, politólogo de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), expone que aun cuando el tricolor se ve musculoso, las candidaturas independientes modificaron las circunstancias y por lo menos, este tipo de candidatura hizo que el tricolor concentrara su fuerza en que no se le fugara el voto.

Jaime Rodríguez “El Bronco”, el primer Gobernador independiente de Nuevo León, se dedicó en los meses pasados a informar sobre la conveniencia de la independencia de las candidaturas, lo que fue interpretado como una campaña personal. Pero en febrero, un motín en

el penal de Topo Chico dejó 49 muertos y luego, una riña ocurrida apenas la noche del 1 de junio, lo sumió en una crisis política y lo sacó de esa jugada.

El fenómeno “Bronco” ya no tuvo efecto. Y si hoy lo que hay es un ensayo de 2018, es posible que la figura se desbarate como opción, coinciden especialistas.

EL CONSTITUYENTE DE LA CIUDAD DE MÉXICO

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Hoy se elegirá un nuevo Constituyente, una figura aprobada el pasado 8 de diciembre por la Cámara de Diputados que le cambiará el nombre a la capital, de Distrito Federal a Ciudad de México. Los integrantes de la Asamblea Constituyente –que sean elegidos hoy- deberán redactar una nueva Constitución antes del 31 de enero de 2017. Otra modificación es que las delegaciones serán sustituidas por demarcaciones territoriales gobernadas por un alcalde.

La de hoy es la culminación de un proceso político iniciado en agosto de 1987 cuando fue creada la Asamblea de Representantes del Distrito Federal, órgano de representación ciudadana con facultades para dictar bandos, ordenanzas y reglamentos de policía y buen gobierno.

Pasaron seis años y se estableció otra reforma: se cambiaron los artículos constitucionales 122 y correlativos para conformar el Estatuto de Gobierno del Distrito Federal. En agosto de 1996 se otorgaron mayores atribuciones a ese parlamento y se le llamó Asamblea Legislativa del Distrito Federal. Un año después, la ciudadanía eligió por vez primera en las urnas al Jefe de Gobierno del Distrito Federal, así como a los Delegados.

Miguel Ángel Mancera, actual Jefe de Gobierno, arriba a esta elección histórica con un desgaste por ir de crisis en crisis. Las medidas para enfrentar la mala calidad del aire y la violencia callejera en contra de las mujeres colmaron la impopularidad de Mancera Espinoza.

El pastel capitalino tiene 8.4 por ciento de la población del país y un padrón electoral superior a los siete millones. En la Ciudad de México, la mayoría de votos proviene de grupos que sin necesidad de partido político, ejercen poder: vendedores ambulantes, pepenadores de basura, vagoneros en el Metro, sexoservidoras en situación de calle, habitantes de las zonas rurales, así como los integrantes de los sindicatos del Sistema de Transporte Colectivo Metro (STCM) y los de trabajadores del Gobierno del Distrito Federal (GDF). Parte de ese capital social está en juego para el PRD que postuló a Mancera. Pero es un pastel que le puede llegar a Morena. Una encuesta de El Financiero indicó que en la capital Morena lidera la intención de voto con un 34 por ciento, seguido del PRD con un 19, y el PAN y PRI empatados a 12 por ciento.

Con todo, hoy se elegirá el escenario en el que en 2018 se elegirá un nuevo Presidente de la República.

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