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Alejandro Calvillo

05/06/2018 - 12:02 am

Trump torpedea la OMS

En su obsesión por reventar las políticas que se dirigen a la protección de los intereses colectivos que afectan intereses corporativos, Trump torpedea, ahora, a la Organización Mundial de la Salud. Al servicio de las grandes corporaciones, así como lo hizo con el Acuerdo de Paris para proteger a la industria petrolera de las políticas […]

El Presidente estadounidense, Donald Trump. Foto: EFE/Archivo

En su obsesión por reventar las políticas que se dirigen a la protección de los intereses colectivos que afectan intereses corporativos, Trump torpedea, ahora, a la Organización Mundial de la Salud. Al servicio de las grandes corporaciones, así como lo hizo con el Acuerdo de Paris para proteger a la industria petrolera de las políticas contra el cambio climático, Trump se ha lanzado contra las políticas recomendadas por la Organización Mundial de la Salud que más afecta los intereses de la industria refresquera estadounidense que ha extendido sus tentáculos por todo el orbe.

Hace unos días se presentó el informe de la Comisión sobre Enfermedades No Transmisibles (ENTs) que creó el propio director de la OMS. Las ENTs se han convertido en la principal causa de enfermedad y muerte en el mundo y están provocando que, por primera vez en muchas generaciones, la esperanza de vida se pueda estar reduciendo por enfermedades como la diabetes, enfermedades cardiovasculares y cáncer, entre otras. Esto significa que los hijos puedan tener una esperanza de vida menor que sus padres. Estas enfermedades son creadas, principalmente, por el consumo de productos no saludables cuyo consumo es promovido por campañas de publicidad multimillonarias, por falta de información clara sobre sus daños y por su alta disponibilidad. Se trata del alto consumo de comida chatarra y bebidas azucaradas, por un lado, que han cambiado la dieta alrededor del mundo, y del consumo de tabaco y alcohol, por el otro.

La noticia corrió rápido, el reporte de los comisionados recomendaba el impuesto al alcohol y el tabaco, pero no hacía una recomendación específica sobre el impuesto a las bebidas azucaradas, la medida más efectiva para reducir el consumo de este producto que en muchos países representa la mayor ingesta de azúcares añadidos en la dieta. Desaparecía la recomendación que representa la medida más combatida por empresas como Coca Cola, como lo demuestran documentos internos de esta empresa.

En la presentación del reporte de la Comisión, conformada por primeros ministros, ministros de salud y algunos expertos, se advirtió que los comisionados no habían llegado a un acuerdo unánime sobre el tema del impuesto a las bebidas azucaradas. Posteriormente, se reveló que solamente se había presentado una oposición a esta recomendación. Esta provino de un representante de la administración Trump que se encargó de torpedear la política más efectiva para reducir el consumo de bebidas azucaradas, el producto con mayor daño en la dieta.

Eric Hargan, secretario de servicios de Salud, señaló que él fue el que bloqueó la recomendación que los demás comisionados habían acordado. ¿Por qué un solo comisionado pudo hacerlo? En primer lugar, se buscaba el consenso y él no estaba de acuerdo en ceder al consenso de los demás. En segundo lugar, y más importante, los Estados Unidos (EUA) proveen una parte muy importante del presupuesto de la OMS y los EUA han amenazado con retirar su financiamiento a la OMS, anteriormente. Lo hicieron cuando la OMS estableció recomendaciones sobre el consumo máximo de azúcar al día, una medida que iba contra los intereses de gran industria de comida chatarra y bebidas azucaradas que tiene como principal nido a los Estados Unidos.

¿Cómo la OMS puede recomendar una política que afecta a las poderosas empresas refresqueras de los Estados Unidos que tienen intereses en todo el mundo? ¿Cómo se puede permitir que afecte a empresas que han colaborado con el gobierno de Trump, incluso, aportando para el financiamiento de su toma de posesión y que producen la bebida con la cual acompaña regularmente sus comidas?

Hemos compartido en este espacio un documento que muestra claramente que la política que más teme esta industria es un impuesto, porque reduciría sus ventas y, por lo tanto, su consumo. Los impuestos a bebidas azucaradas que se han impuesto de acuerdo a las recomendaciones, que sean de al menos 20% y los recursos se dirijan a las comunidades marginadas, están demostrando resultados extraordinarios. No se trata de México donde el impuesto es a medias, de solamente el 10% y los recursos van a un fondo general, no transparentem, que puede ir a cualquier lado, se trata de ejemplos como el de Cataluña o Filadelfia.

En Cataluña y Filadelfia, donde el impuesto es de alrededor del 20%, los resultados son los esperados. En Cataluña la reducción en consumo es del 22% y en Filadelfia la reducción es similar, pero con un efecto mucho mayor porque los recursos se están destinando a la creación de instituciones de educación preescolar y centros de atención en los barrios más marginales. El impuesto, en este último caso, no sólo ha servido para una causa de salud sino también para mejorar condiciones sociales e, incluso, generar puestos de trabajo.

La noticia de los logros del torpedeo de Trump contra la OMS las políticas más efectivas contra la obesidad, han sido festejados por la Asociación Americana de Bebidas, por esta industria y sus embotelladoras alrededor del mundo.

Lástima, para los intereses de esta industria, que no todo se pueda vender y comprar. La evidencia científica no les da la razón, la realidad se contrapone a sus intereses: la regulación que prohíbe la publicidad de sus productos a la infancia, la expulsión de su venta en las escuelas, los etiquetados de advertencia al frente de sus productos, así como los impuestos, están mostrando resultados positivos para la salud de la población y, especialmente, para la salud de los niños. Y estas políticas se están extendiendo alrededor del mundo.

Un cambio necesario está ocurriendo a pesar del Trumpedeo.

Alejandro Calvillo
Sociólogo con estudios en filosofía (Universidad de Barcelona) y en medio ambiente y desarrollo sustentable (El Colegio de México). Director de El Poder del Consumidor. Formó parte del grupo fundador de Greenpeace México donde laboró en total 12 años, cinco como director ejecutivo, trabajando temas de contaminación atmosférica y cambio climático. Es miembro de la Comisión de Obesidad de la revista The Lancet. Forma parte del consejo editorial de World Obesity organo de la World Publich Health Nutrition Association. Reconocido por la organización internacional Ashoka como emprendedor social. Ha sido invitado a colaborar con la Organización Panamericana de la Salud dentro del grupo de expertos para la regulación de la publicidad de alimentos y bebidas dirigida a la infancia. Ha participado como ponente en conferencias organizadas por los ministerios de salud de Puerto Rico, El Salvador, Ecuador, Chile, así como por el Congreso de Perú. el foro Internacional EAT, la Obesity Society, entre otros.

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