México
PERIÓDICO CENTRAL

Varias alumnas de la Ibero Puebla denuncian caso de abuso sexual masivo

05/07/2021 - 8:46 am

Las víctimas coinciden en que el modus operandi de Miguel N. para acosar y violar es acercarse a mujeres vulnerables. Sólo diez han dado sus testimonios públicamente; sin embargo, son muchas más las víctimas.

Por Jessica Zenteno

Ciudad de México, 05 de julio (PeriódicoCentral).- Son diez alumnas de la Universidad Iberoamericana de Puebla las que fueron acosadas, engañadas y algunas de ellas hasta abusadas sexualmente en reiteradas ocasiones por Miguel “N”, un alumno protegido por la institución, y que este 2021 se graduó de la licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública.

CENTRAL obtuvo a lo largo de la semana, mediante entrevistas, los testimonios de algunas víctimas y docentes de la Universidad Ibero. Todos pidieron el resguardo de sus identidades, por temor a represalias.

Las alumnas, quienes se enteraron que fueron ignoradas hace dos semanas, cuando vieron la foto de Miguel “N” en las redes sociales oficiales de la escuela, celebrando su graduación, exigen la reparación del daño y acusan que, tras levantar la voz, después de la graduación de Miguel, ni la institución ni el rector Mario Patrón Sánchez se han puesto en contacto con ellas para atender la situación que se viralizó.

Tres de las víctimas sufrieron violación, todas denunciaron ante la universidad jesuita, y esta, en un acto de simulación, prometió en primera instancia expulsar al alumno y vetarlo para que no ingresara a ninguna institución por lo menos tres años. Sin embargo, antes de cerrar este acuerdo, les advirtió, a manera de amenaza, que si era así no podrían responsabilizarse de su seguridad. Les infundieron miedo.

Con ellas atemorizadas, ofrecieron un segundo arreglo que nunca se cumplió, este constaba en darle la oportunidad a Miguel de culminar la carrera con la condición de que le quitarían la Beca Pedro Arrupe; esto hubiera significado que no le pagarían el título y dejaría de obtener los beneficios de gastos médicos, apoyo alimentario, acceso a los talleres de formación integral de manera gratuita.

Debía terminar sus estudios a distancia, desde Chiapas —de donde es originario—, trabajar en su masculinidad acudiendo con un psiquiatra y perdería el derecho de asistir a la ceremonia de graduación.

Además, la Ibero se comprometió a notificar de los casos de acoso a las asociaciones civiles en las que Miguel formaba parte, para que tomarán las medidas necesarias y se aseguraran de que no se replicarán los actos de violencia; esto, según las víctimas y la comunidad de académicos entrevistados por CENTRAL, no ocurrió.

Por otro lado, les ofrecieron a las víctimas un espacio en Villas de la universidad, para que pudieran vivir de manera gratuita y estuvieran seguras, esto por solo cinco meses.

A base de engaños y notablemente dirigidas, aceptaron la segunda opción; sin embargo, el alumno continúo asistiendo a la institución y viajando al estado en reiteradas ocasiones, sin que la Ibero tomará cartas en el asunto, pues pretextaron que “era una forma de tener control sobre él”.

Esta es la historia de dos de las mujeres atacadas, a quienes llamaremos Paola y Fernanda para cuidar sus identidades:

PAOLA

Paola tenía 17 años cuando conoció a Miguel “N” y comenzó a vivir la historia de acoso sexual que llegó al grado de violación en dos ocasiones. Ella es una joven indígena, conoció a Miguel en una organización civil denominada “Sakil Nichim Antsetik AC.” que se encuentra en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, de donde es originaria.

Paola se enteró de las becas que otorga la Universidad Ibero para personas con carencias sociales, y Miguel ofreció su ayuda para que realizará el proceso, pues él ya tenía una Beca Pedro Arrupe.

El acoso sexual comenzó desde el primer día que viajaron de Chiapas a Puebla. Durante el traslado Miguel evidenció que tenía otras intenciones, comenzó a acercarse para tocar a Paola de manera inadecuada.

Aunque ella le manifestó que se sentía incómoda con la forma en cómo la miraba, le hablaba, actuaba y la tocaba, Miguel comenzó a manipularla, pues le aseguró que en Puebla y sobre todo las estudiantes de la Ibero se dejaban tocar, que era algo normal entre los jóvenes.

La joven expresó que se sintió culpable y hasta llegó a pensar que estaba exagerando, tras considerarse normal el acto de acoso que continuó durante varios meses. Paola logró entrar a la universidad y estaba sola en Puebla, situación que Miguel siguió aprovechando para estar con ella.

La primera vez que viajé a Puebla tenía otras intenciones hacia mí y sí, me incomodo mucho, pero nunca le dije a nadie, siempre me trataba de manipular, porque le decía que me incomodaba su forma de ser y como me tocaba. Siempre me decía ¿por qué eres así? las chicas de aquí y más las chicas de la Ibero se dejan como tocar, eso me quiso dar a entender y con eso me sentía mal y decía “tal vez yo estoy exagerando”.

En un acto de supuesto “compañerismo”, el acosador invitó a Paola a comer a su casa, en ese momento la joven se encontraba inestable emocionalmente y en un entorno de confianza le comentó a Miguel la situación personal por la que estaba pasando, hecho que aprovechó el hombre para atacarla.

Miguel comenzó a tocarla y la forcejeo para lograr abusar de ella sexualmente, Paola intentó defenderse, pero la fuerza del hombre ganó y la violó.

En ese momento sabía que me sentía mal y él se aprovechó de eso, me empezó a manosear, le decía que no me sentía bien, me empezó a tocar, nunca me hizo caso cuando le dije que no, me forzó tres veces y traté de defenderme, pero fue imposible porque tiene más fuerza que yo”.

FERNANDA

Fernanda era compañera de clase de Miguel, quien se hizo su amigo y pasó a formar parte de su círculo más cercano, un grupo de jóvenes a quien Fernanda quería y confiaba mucho.

El círculo de amistad escaló a un círculo de violencia sexual y psicológica, Miguel se acercó a ella con otras intensiones y utilizó el mismo modus operandi que con Paola, pues vio a Fernanda en una situación de vulnerabilidad y la violó.

“Era compañera de Miguel, también estudio Ciencias Políticas y era de mi círculo más cercano, eran un grupo de amigos que quería mucho y confiaba mucho, pero llego un momento que ese el vínculo comenzó hacer un vínculo de violencia que escalo muy gravemente, sufrí acoso, violación y hubo abuso psicológico en gran parte”.

Ella decidió alejarse de él bajo sus propios medios, sin embargo, continuaron los actos de acoso, pues Miguel siguió adentrándose en su vida social, en las reuniones de colectivas a las que asistía y en los espacios seguros de Fernanda, bajo la apariencia de ser una buena persona, ya que era aceptado por la gente, situación que él aprovechaba para seguir cometiendo abusos.

Con mis propios medios y mis propios límites intentaba mantenerlo alejado y no lo hizo empezaba a invadir mis espacios de amistades, mis espacios seguros, quería asistir a las reuniones de la colectiva, de verdad era una violencia simbólica repugnante porque él se rodeaba en los espacios sabiéndose aceptado por la gente”.

Fernanda indicó que Miguel se mudó a lado de la casa que ella rentaba, porque es originaria de Tlaxcala, sin que la universidad, que ya tenía conocimiento, se lo alertará para que tomara sus medidas de precaución. La institución argumentó que le habían delegado la responsabilidad a la compañera de cuarto de Miguel de informarle a Fernanda lo que estaba pasando.

Indicó que en una ocasión algunos compañeros le hicieron una fiesta a Miguel, como despedida porque debía concluir sus estudios desde Chiapas. Dicha noche Fernanda no pudo dormir por miedo a que intentará ingresar a su casa y volviera atacarla.

“Me tuvo despierta toda la madrugada y con la ansiedad y la crisis de salud mental a tope”, explicó la víctima.

Fernanda se enteró del acuerdo de la universidad, donde les ofrecieron una estancia gratuita y segura en villas, por lo cual decidió solicitarla en la dirección general; no obstante, se la negaron. Un profesor intervino y le otorgaron una de las habitaciones más caras, cuyo costo rentable es de ocho mil pesos mensuales.

Al reclamar que el sitio debía ser gratuito por un acuerdo, la movieron a una habitación más económica de cinco mil pesos, con un descuento del 50 por ciento. Con dichos actos la universidad no cumplió con lo prometido con las agredidas.

Hay más mujeres atacadas que no han hablado públicamente. Paola y Fernanda comentaron que son 10 las jóvenes estudiantes de la Ibero, todas han denunciado y hablado públicamente de sus casos; sin embargo, son muchas más las atacadas.

Detallaron que ellas se conocieron después de alzar la voz contra Miguel y lograron contactar a otras mujeres que también habían sufrido acoso y violación por el mismo estudiante.

PUBLICACIÓN DE UNA DE LAS VÍCTIMAS DE MIGUEL “N”

En primera instancia, Paola y ocho víctimas más juntaron los testimonios para entregarlos a la Procuraduría de Derechos Universitarios de la Ibero.

Algo en común las agredidas es que son mujeres indígenas que se encontraban en situaciones vulnerables y pertenecían a grupos de becados de la Ibero.

En la firma del acuerdo acudieron solo cinco víctimas y descartaron el arreglo de que fuera expulsado, después de la advertencia de la universidad de que no se harían cargo de su “seguridad”.

“Yo voté que estaba de acuerdo que se iba a sancionar porque en ese momento para mí era más importante mi seguridad, fue un proceso difícil para mí, estaba muy mal y sentía que mi seguridad estaba en peligro y la de mi familia”, expresó Paola.

Señalaron que no denunciaron ante la Fiscalía General del Estado (FGE) porque al ser indígenas no tenían los medios monetarios, ni jurídicos para hacerlo. En este sentido la Ibero nunca les externó el apoyo para que realizaran una denuncia penal en contra de Miguel, ni les expresó que podían hacerlo, es decir prefirieron mantener el abuso como un asunto interno.

Por otro lado, decidieron no denunciar por miedo, ya que el hombre les expresó que tenían contactos con personas del crimen organizado, que tenía relaciones estrechas que podían ayudarlo y les mostró fotografías donde portaba armas largas.

Fernanda confesó que ella fue la última en dar testimonio, y cuando llegó a denunciar el abuso a la universidad, el acuerdo ya estaba firmado. Comentó que las autoridades de la Beca Pedro Arrupe previamente habían recibido quejas contra Miguel, pero no actuaron a favor de las víctimas.

Algunos integrantes de la comunidad universitaria en lugar de solidarizarse con las mujeres atacadas, victimizaron a Miguel y comenzaron a juntar firmas para defenderlo; mismas que también les solicitaron a las agredidas. Lo que consideraron una dinámica de amenaza y amedrentamiento dirigidas por Miguel y ejecutadas por terceros que creían que era inocente.

Actualmente las víctimas exigen a la universidad que las atienda, que no dejen sus abusos como hechos aislados y que les otorguen pruebas de que Miguel concluyó sus estudios con recursos propios y no bajo la beca. Además, que demuestren que cumplió con las sesiones para trabajar su masculinidad.

Consideraron que antes de denunciar penalmente, es importante que reciban protección y que sea el propio rector Mario Patrón Sánchez quien las atienda personalmente, ya que las jefaturas de departamento de la Ibero las han ignorado.

Asociación que impulsó a Miguel exige atender las denuncias de las víctimas
Es importante destacar que la asociación “Sakil Nichim Antsetik AC.”, que impulsó a Miguel para que obtuviera la Beca Pedro Arrupe se pronunció contra la universidad jesuita, pues informó que nunca recibieron notificación sobre las denuncias de acoso sexual y violación en su contra.

Aclaramos que la universidad Ibero en ningún momento nos notificó de estos hechos ocurridos y de los acuerdos que se tuvieron en relación a estas denuncias”.

Manifestó que en su momento Miguel tuvo el respaldo de la organización para ingresar a la Ibero, pues participó en un diplomado dirigido a jóvenes indígenas sobre el liderazgo y mostraba ser una persona con compromiso social.

Exigieron que las autoridades universitarias tomen en cuenta las denuncias de las víctimas y den seguimiento para que haga justicia conforme lo marca la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.

La Ibero se ha limitado únicamente a emitir un comunicado al respecto, en el que se deslindó de los hechos, al señalar que la agresión no ocurrió en el campus e indicó que atendió y sancionó el caso dentro de su competencia, a través de las instancias y mecanismos correspondientes.

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