Mutilación genital daña a 125 millones de mujeres: OMS

06/02/2015 - 12:01 am
La ex modelo somalí Waris Dirie. Foto: Desert Flower Foundation.
La ex modelo somalí Waris Dirie, quien se ha convertido en una de las voceras de las víctimas de mutilación. Foto: Desert Flower Foundation.

 

Ciudad de México, 6 de febrero (SinEmbargo).– “Cuando no era más alta que una cabra, mi madre me sujetó mientras una anciana me seccionaba el clítoris y la parte interna de la vagina y cosía la herida. No dejó más que una minúscula abertura, del tamaño de la cabeza de un cerillo, para orinar y menstruar”, relató la modelo somalí Waris Dirie a la revista Marie Claire en 1997. A partir de entonces, la práctica de la mutilación genital femenina (MGF) en 29 países –según datos de Amnistía Internacional– se convirtió en una preocupación a nivel mundial.

Este viernes es el Día Internacional de Tolerancia Cero a la Mutilación Genital Femenina, practica que, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), comprende todos los procedimientos consistentes en la resección parcial o total de los genitales externos femeninos, así como otras lesiones de estos órganos por motivos no médicos y es reconocida internacionalmente como una violación de los derechos humanos de las mujeres y niñas.

A pesar de ser una práctica relacionada a la religión por pueblos de África y Asia, también existen otros motivos, como la tortura sexual. La ONU explica que la ablación refleja una desigualdad entre los sexos muy arraigada.

En la década de los noventa, el rostro de Waris Dirie se veía casi en todas las revistas de América y Europa. Sin embargo, el éxito no le impidió decirle al mundo lo que ocurría en Somalia y en otras naciones africanas. Los contratos que tenía con grandes firmas como Chanel, L’Oréal, Revlon, Versace, Cartier y Levi’s no la detuvieron para criticar a “los hombres que les aterra la sexualidad femenina”.

“Fue el peor momento de mi vida. El dolor era insoportable y sentí que iba a morir. Aun cuando era muy pequeña, supe inmediatamente que lo que me estaban haciendo estaba mal. Me sentí abusada y maltratada. Ese día supe que a donde quiera que fuera en un futuro, pelearía contra esta tortura”, sostuvo entonces Waris, quien hoy es activista y que gracias a su labor, naciones africanas prohibieron la MGF y otros países de todo el mundo comenzaron acciones para combatir esta práctica.

La hoy activista ha realizado labores para luchar contra la mutilación genital femenina. Foto: Facebook.
La hoy activista ha realizado labores para luchar contra la mutilación genital femenina. Foto: Facebook.

Actualmente la MGF continúa afectando la integridad física, emocional y jurídica de al menos 140 millones de mujeres y niñas en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La mayoría de los casos de mutilación genital femenina, sostiene la OMS, se realizan por circuncisores tradicionales por personas que asisten partos en las comunidades, esto tiene como consecuencia graves infecciones, quistes, esterilidad, aumento del riesgo de complicaciones del parto y muerte del recién nacido, necesidad de nuevas intervenciones quirúrgicas o la muerte.

“La práctica viola los derechos a la salud, la seguridad y la integridad física, el derecho a no ser sometido a torturas y tratos crueles, inhumanos o degradantes, y el derecho a la vida en los casos en que el procedimiento acaba produciendo la muerte”, denuncia la ONU.

La mutilación genital femenina se clasifica en cuatro tipos principales:

  • Clitoridectomía: resección parcial o total del clítoris y, en algunos casos, sólo del prepucio.
  • Escisión: resección parcial o total del clítoris y los labios menores, con o sin escisión de los labios mayores.
  • Infibulación: estrechamiento de la abertura vaginal para crear un sello mediante el corte y la recolocación de los labios menores o mayores, con o sin resección del clítoris.
  • Otros: todos los demás procedimientos lascivos de los genitales externos con fines no médicos, tales como la perforación, incisión, raspado o cauterización de la zona genital.

Desde 1997, luego de aquella entrevista publicada en Marie Claire, organizaciones no gubernamentales, gobiernos e instituciones de salud han realizado esfuerzos para luchar contra la MGF a través de la investigación, del trabajo con las comunidades y del cambio de las políticas públicas.

Gracias a esfuerzos civiles y de gobiernos, en 2012 la Organización Mundial de la Salud declaró el 6 de febrero Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina, con el fin de sensibilizar a la sociedad acerca de esa práctica.

“Escuchaba mi carne desgarrándose. Mi madre, que me había dicho que no me dolería, me tenía de una mano. Desde ese día aprendí lo que es el dolor”, compartió Dirie hace unos años a El Tiempo de Colombia.

FUNDAMENTALISMO EN ASIA Y ÁFRICA

Foto: EFE.
Al año, millones de mujeres son víctimas de la ablación, principalmente por motivos religiosos. Foto: EFE.

En junio de 2014, el levantamiento del Estado Islámico (EI) llevó Irak a una situación de guerra que sigue amenazando a toda la región de Oriente Medio. Abu Bakr al-Baghdadi, líder del grupo yihadista, pidió que a todas las niñas de su “califato” se les practicara la mutilación genital femenina “para promover la actitud islámica entre los musulmanes”.

El grupo justificó la decisión alegando su compromiso por “cuidar” a la sociedad musulmana y evitar “la expansión del libertinaje y la inmoralidad” entre las mujeres.

Ante el anuncio, la ONU acusó al Estado Islámico de emplear en Irak métodos como ejecuciones, violaciones y reclutamiento forzado de niños. En un documento acusó de destrucción sin sentido y saqueo de lugares de culto o de importancia cultural o histórica.

“Esto es algo muy nuevo para Irak, particularmente en esta zona. Es motivo de gran preocupación y debe ser abordado”, aseguró la coordinadora humanitaria de la ONU en Irak, Jacqueline Badcock.

Sin embargo, apenas en enero el EI insistió que 2 millones de mujeres y niñas en Musul, Irak, deberán someterse a la ablación o “asumir las consecuencias”.

Se calcula que al día de hoy existen unos 125 millones de niñas y mujeres mutiladas en 28 países de África y Oriente Medio. La OMS prevé que si la tendencia actual continúa, para 2030 aproximadamente 86 millones de niñas alrededor de planeta sufrirán algún tipo de mutilación genital, la mayoría por la creencia de grupos extremistas y religiosos.

Alberto Patiño Reyes, académico de la Universidad Iberoamericana y especialista en temas de derecho y religión, detalló que el fundamentalismo islámico es una ideología, no es una religión, pues interpreta el Corán a favor del yihad [deber religioso] como una guerra contra el infiel, y con ello se logra justificar la violencia. Por esta razón la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, en su Resolución 1605 de 2008, distinguió entre el integrismo islámico un ideología y el islam una religión.

“Si el objetivo de los fundamentalistas es la división e imponer su ideología con base en la muerte y la intimidación, flaco favor hacemos a la causa de la libertad religiosa al intentar condenar a una religión y no percatarnos que los fundamentalismos ni se dan sólo en el islam, ni en todo el islam, ni sólo por motivos de orden religioso. El islam merece respeto y los musulmanes ser tratados con dignidad, de ahí el llamado de no condenar a priori a una religión de paz”, dijo.

Amnistía Internacional (AI) asegura que la costumbre y la tradición son, con diferencia, las razones más invocadas para explicar la mutilación genital femenina. Junto con otras características físicas o de comportamiento, la mutilación genital femenina define quién pertenece al grupo. Esto es más evidente cuando la mutilación se lleva a cabo como parte de la iniciación a la edad adulta.

Algunos de los instrumentos con los que se realiza la MGF. Foto: Twitter.
Algunos de los instrumentos con los que se realiza la MGF. Foto: Twitter.

En África, dice Amnistía Internacional, se realiza de forma generalizada y es una práctica común en algunos países de Oriente Medio. También se produce, sobretodo en comunidades de inmigrantes, en zonas de Asia y el Pacífico, América del Norte, América Latina y Europa.

Según los informes de AI, no hay cifras sobre su frecuencia en Asia. Se han recibido datos que indican que practica en poblaciones musulmanas de Indonesia, Sri Lanka y Malasia, aunque se sabe muy poco sobre dicha práctica en estos países. En la India, una pequeña secta musulmana, Daudi Bohra, practica la clitoridectomía [la extirpación cruenta del clítoris].

En Oriente Medio, la mutilación genital femenina se practica en Egipto, Omán, Yemen y los Emiratos Árabes Unidos.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) asegura que casi la mitad en los 28 países donde está extendida la mutilación genital ha sufrido esa práctica el 47 por ciento de la población femenina.

Amnistía Internacional ha recibido informes acerca de mutilaciones en Australia, Canadá, Dinamarca, Estados Unidos, Francia, Italia, Países Bajos, Reino Unido y Suecia. En ocasiones, las muchachas o niñas que viven en países industrializados son operadas de forma clandestina por médicos que residen en sus comunidades, pero lo más frecuente es que se lleve al país a médicos tradicionales, o bien se envíe a las niñas a otras naciones para practicarles la mutilación. No existen cifras sobre la frecuencia de esta práctica en las poblaciones de los países industrializados.

La Organización Mundial de la Salud explica que las causas de la MGF consisten en una mezcla de factores culturales, religiosos y sociales existentes familiares y comunitarios.

Por ejemplo:

Cuando es una convención social, la práctica tiende a perpetuarse por la presión social a adaptarse a lo que hacen los demás y a lo que se ha venido haciendo tradicionalmente.

La MGF se considera a menudo parte necesaria de la buena crianza de la niña y una forma de prepararla para la vida adulta y el matrimonio.

La MGF suele estar motivada por creencias acerca de lo que se considera como un comportamiento sexual adecuado, relacionándose los procedimientos con la virginidad prematrimonial y la fidelidad matrimonial. En múltiples comunidades se considera que la MGF reduce la libido femenina, ayudando a la mujer a resistirse a los actos sexuales “ilícitos”.

Aunque no hay escritos religiosos que prescriban la práctica, quienes la llevan a cabo suelen creer que tiene un respaldo religioso.

MÉXICO Y AMÉRICA LATINA

De acuerdo con Amnistía Internacional, existen informes que indican que la mutilación genital femenina se practica entre determinados grupos indígenas de América Central y del Sur, “pero la información disponible es escasa”.

En los países industrializados como Estados Unidos y Canadá, la mutilación genital se realiza sobre todo entre los inmigrantes procedentes de países en los que se practica.

Expertos en temas de feminicidios y tortura sexual, consultados por SinEmbargo, detallaron que tampoco hay datos concretos sobre ablación femenina.

En 2014, el relator especial de Naciones Unidas sobre ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias, Christof Heyns, presentó en su informe que existe este tipo de tortura en personas lesbianas, homosexuales, bisexuales y transgénero (LGBT).

“En muchos de los casos y los cuerpos de las víctimas frecuentemente muestran cortadas profundas y adicionales signos de tortura, incluyendo violaciones anales y mutilaciones genitales”, precisó.

La ONU y la OMS describen que la MGF no necesariamente atiende un factor religioso, sino cualquier lesión no médica en la zona genital, e incluye la cauterización.

En un estudio que rezalizó Amnistía Internacional en 1998, dio cuenta que la MGF se practicaba en México, Colombia, Brasil y Perú.

En 2012, al activista Waris Dirie dijo que aún persistía esta práctica en culturas nativas.

“Todos deberían aprender sobre la MGF sin importar de dónde vengan porque este es un problema que nos concierne a todos. De hecho, existen grupos étnicos y tribus en Colombia, Brasil o Perú donde se practica este crimen, y hay latinos que no lo saben”, refirió.

Se sabe que en Perú y Brasil, las comunidades amazónicas siguen practicando la mutilación genital femenina, aunque no existen datos precisos del nombre de las tribus.

La Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC) estima que en 102 pueblos indígenas de ese país las mujeres representan más del 50 por ciento de la población, son afectadas por varios tipos de violencia. Entre ellas “se encuentran algunas todavía invisibles y que constituyen prácticas que afectan la salud y la vida de las mujeres y las niñas indígenas, como la mutilación genital femenina, la violencia sexual, el embarazo en niñas menores de 14 años, entre otras”, denuncia.

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