En defensa del Partido Verde

06/05/2015 - 12:02 am

Antes que nada quiero decir que coincido con la mayoría de los señalamientos que se han hecho contra el Partido Verde en los últimos meses. Me parece un fastidio entrar a una sala de cine y ver sus spot cuando desearía olvidarme de la política por unas horas. Coincido con que la propaganda es simplista y hasta engañosa, pero no lo es más o menos que la presentada por los demás partidos. Incluso puede ser escandaloso que tenga tantas multas por violar la ley electoral.

Sin embargo de ahí a alzar el puño, despotricar mi odio contra el partido desde el título de una editorial, repetir cuanto lugar común se ha dicho en las últimas semanas y, con girones de tela enredados entre mis uñas, entrar a change.org para sentirme parte de una masa virtual que desea borrarlo del espectro político, hay un enorme trecho.

De hecho estoy convencido que hacer eso es premiar un conjunto de reglas electorales que están hechas para premiar la incompetencia política, sirviendo de coartada para algunos partidos y opinadores que están cómodos con tanta mediocridad, ya sea por maniqueísmo de oficio o consigna oficiosa.

Para decirlo de otra forma, haríamos un gran favor a nuestra democracia si separamos las multas y la indignación que motiva un debate coyuntural frente a una campaña mediática exitosa nos guste o no, y hablásemos en serio de revisar la absurda y sobre regulada normatividad electoral que tenemos. A final de cuentas, el PVEM sólo está aprovechando eficazmente los huecos que dejan los excesos de la ley.

No podríamos entender la indignación contra el PVEM sin el hecho de que su campaña mediática está teniendo éxito, especialmente frente a los votantes jóvenes. Sus mensajes son directos y simples. Muchas de las propuestas las han venido presentando y calibrando a lo largo de varias elecciones federales. Y no sólo eso: son tan sencillas las propuestas que han logrado su aprobación.

¿Resuelven las propuestas del PVEM los problemas que señalan? Quizás no. ¿Es buena idea resolver problemas promulgando leyes? Tampoco. Pero los mensajes de campaña son siempre sesgados: se espera que la competencia entre los partidos lleve a mensajes de contraste que desnuden las contradicciones de una propuesta y ayuden a mejorar los contenidos.

Aquí tenemos el primer problema: las reglas del juego no permiten la respuesta inmediata frente a ataques, toda vez que la autoridad electoral sanciona los contenidos. Esto de entrada resta competitividad a las contiendas. No se diga de las provisiones que distinguen artificialmente los tiempos de las contiendas de campañas a pre-campañas e inter campañas. La lucha por el poder se convierte en una pelea de almohadas donde los partidos se protegen entre sí.

Otro problema: si el PVEM tiene una estrategia clara desde hace años, ¿por qué los otros partidos no la tienen? Sólo el PAN parece tener una visión clara sobre cómo dosificar sus mensajes durante la campaña, aparte de los verdes. El PRI recurre al pasado en lugar de proycectar al país hacia el futuro. El PRD está perdido en el espacio en materia de comunicación política. Morena parece más interesado en mantener a su feligresía con un spot que lleva meses al aire que evangelizar a nuevos creyentes. Y ni se diga de las catástrofes comunicativas de los otros partidos.

Antes de quejarnos de la propaganda del PVEM, deberíamos preguntarnos en serio por qué los otros partidos presentan propuestas tan mediocres: buena parte del problema está ahí, y castigar a los verdes por sus spot es premiar la incompetencia general.

Si este panorama es triste, vayamos al siguiente nivel: los partidos son multados con dinero de nuestros impuestos. A ellos no les cuesta realmente infligir una norma pues no tienen por qué competir por recursos toda vez que el 90% del financiamiento es público. Si no les cuesta el error, les resulta más fácil violar la ley o simular su cumplimiento.

¿Debemos presionar al INE? En realidad no tiene mucho caso: más allá del debate sobre si deberían ser ciudadanos “independientes” sea lo que eso signifique o propuestos por partidos, ellos a final de cuentas aplican una normatividad hecha por los partidos para protegerse entre sí.

Si la norma está mal, ¿deberíamos desobedecerla? Sin justificarla, la respuesta es no: debemos cuestionarla y presionar por cambios concisos en cuanto termine el proceso electoral. Pero esto es muy distinto a tomar como buenas interpretaciones facciosas que se hacen al calor de la contienda electoral.

Por ejemplo, el único fundamento para exigir que se retire el registro al PVEM es la fracción e) del artículo 95 de la Ley General de Partidos Políticos, que establece como causal de pérdida de registro de un partido incumplir de manera grave y sistemática a juicio del Consejo General del Instituto Nacional Electoral o de los organismos políticos locales, según sea el caso, las obligaciones que le señala la normatividad electoral.

¿Qué se debería entender por eso? Es relativo y cada parte puede opinar lo que sea. Si queremos resolver esto podríamos tomar dos caminos.

El primero, insistir en la sobre regulación y establecer números de infracciones y causales “graves”. Al respecto podría sugerir como causal de pérdida de registro que la evolución en el número de infracciones a un partido político siga una secuencia de Fibonacci por cinco meses seguidos.

Y el segundo, liberalizar las normas. Quitarnos tanta telaraña mental sobre lo que debe ser una contienda electoral, obligar a los partidos a competir en vez de cubrirse mutuamente y dejar de considerar al electorado como una masa de retrasados mentales. ¿O no se han dado cuenta que detrás de todo intento por salvar al votante de sí mismo al pretender censurar mensajes o coartar otras libertades se esconde una mentalidad autoritaria y reaccionaria?

Fernando Dworak
Licenciado en Ciencia política por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y maestro en Estudios legislativos en la Universidad de Hull, Reino Unido. Es coordinador y coautor de El legislador a examen. El debate sobre la reelección legislativa en México (FCE, 2003) y coautor con Xiuh Tenorio de Modernidad Vs. Retraso. Rezago de una Asamblea Legislativa en una ciudad de vanguardia (Polithink / 2 Tipos Móviles). Ha dictado cátedra en diversas instituciones académicas nacionales. Desde 2009 es coordinador académico del Diplomado en Planeación y Operación Legislativa del ITAM.
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