Contra el reconocimiento facial; tecnologías protegen tu identidad

07/03/2015 - 12:05 am
Desde lentes hasta máscaras, son varias las alternativas que se desarrollan contra la identificación biométrica. Foto: AVG
Desde lentes hasta máscaras, son varias las alternativas que se desarrollan contra la identificación biométrica. Foto: AVG

Ciudad de México, 7 de marzo (SinEmbargo).- Con las calles llenas de cámaras y el software de detección de rostros en todas partes, ¿qué es lo que un ciudadano celoso de su privacidad se supone que debe hacer?

El fabricante de software antivirus AVG tiene una propuesta: lentes que bloquean este tipo de tecnologías, gracias a los LEDs infrarrojos.

Esta luz, invisible al ojo humano puede ser de mucha utilidad para escapar de la identificación biométrica, al interferir con la capacidad que tienen algunas cámaras para reconocer un rostro.

De inicio pareciera que se trata de un proceso complicado, pero en realidad funciona de manera bastante simple. De hecho, para ver una versión sintetizada de esto en acción, basta con presionar un botón en el control remoto del televisor, mientras se apunta a la cámara de un smartphone, dio a conocer la revista Popular Science.

Sin embargo, para desgracia de los lentes de privacidad de AVG, no se trata más que de un mero concepto. AVG dice, por su parte, que no puede esperar a que se desarrolle esta tecnología para su venta en el corto plazo. Por tal motivo, en lugar de apostar por lo comercial, la compañía espera iniciar una conversación acerca de la capacidad de penetración de este tipo de desarrollos que minan la privacidad, y cómo la tecnología puede ayudar a combatirlos.

Por otra parte, también toman en cuenta que hacer algo como pedir a todo el mundo que se coloque unos lentes de aspecto extraño, probablemente no sea realmente una solución. Ni siquiera la más agradable a la vista.

Al menos las gafas de AVG tienen a su favor que son mucho más estéticas que sus predecesoras, un proyecto desarrollado por el Instituto Nacional de Informática en Japón hace un par de años, que fue objeto de muchas burlas por parte de cibernautas.

Los primeros lentes para evitar el reconocimiento facial fueron objeto de muchas burlas por parte de  cibernautas. Foto: Internet
Los primeros lentes para evitar el reconocimiento facial fueron objeto de muchas burlas por parte de cibernautas. Foto: Internet

Sin embargo, no sólo el sector tecnológico es el único preocupado por las consecuencias que la identificación biométrica pueda traer. Tal es el caso de la obra de Zach Blas que critica experimentos como estudios faciales de personas gay, hechos para estandarizar la manera en la que se ven a grandes grupos de personas.

Para el profesor de la Universidad de Buffalo esto es una prueba de que los datos biométricos pueden ser, en última instancia, tan pseudocientíficos como las persecuciones del siglo XIX apoyadas en la frenología y la antropometría, que trataban –por ejemplo– de leer la identidad de una persona basándose en la longitud de sus pies o en la forma de su cráneo.

De esta manera, el artista realizó un proyecto artístico basado en máscaras, las cuales están diseñadas para visualizar la manera en la que las computadoras entienden matemáticamente y leen los rostros humanos.

La obra de Blas cuestiona la categorización de los individuos por medio de la tecnología biométrica. Foto: Ramiro Rivera
La obra de Zach Blas cuestiona la categorización de los individuos por medio de la tecnología biométrica. Foto: Ramiro Rivera

El proyecto de Blas rechaza la idea de la seguridad por medio de la vigilancia y propone una rebelión en forma de opacidad pública. Estas máscaras –construidas a partir de datos biométricos faciales– sacan a la luz el crecimiento insidioso de la capacidad tecnológica de la vigilancia visual, en forma de toscos relieves marcados sobre una superficie que tiene por objeto proteger el rostro de cualquier forma de reconocimiento, publicó Good Magazine.

Algunas de las máscaras, la serie llamada Facial Weaponization Suite, están conformadas de manera que no pueden ser identificadas como caras por el software biométrico, proporcionando opacidad al portador. Otras, que asemejan una jaula metálica para la cara, se hicieron intencionalmente para ser dolorosas al usarse, para ilustrar el malestar que causa el imponer datos presuntuosos, cuantificados, sobre la cara de un individuo específico.

Las capacidades de la tecnología biométrica moderna se encuentran en constante mejora y reciben grandes inyecciones de capital por parte de gobiernos como el de Estados Unidos. Incluso medios como el New Yorker las definen como la “economía de la emoción”. El panorama futuro de la vigilancia puede llegar a perfeccionarse a tal grado que –a través de la detección detallada y al instante de la emoción humana, impulsada por una tecnología de cámaras respaldada en algoritmos cada vez más confiables– la información obtenida por esta vía pronto será tan valiosa como cuantificable en dinero y tiempo. De manera que, además de la nueva identidad política de cada persona, su rostro también podrá ser su próxima billetera.

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