México

Sinaloa, ex bastión del tricolor, castiga al PRI y más de 60% de sus ciudadanos le dan el voto a AMLO

07/07/2018 - 1:30 pm

En los comicios federales y locales de este año, Sinaloa castigó al PRI, en parte, por un “agotamiento” social ante la falta de respuesta de sus administraciones a los grandes problemas estatales (inseguridad y delincuencia, corrupción e impunidad, mal desempeño gubernamental, pobreza y desempleo, falta de planeación urbanística y carencias educativas), dijo a SinEmbargo el doctor Tomás Guevara Martínez de la Universidad Autónoma de Sinaloa.

Así, uno de los últimos bastiones priistas viró a favor de Morena. A su candidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador, le dio el 64.22 por ciento de sus votos. En contraste, los abanderados presidenciales del PRI han venido perdiendo fuerza electoral en la entidad, en los últimos 18 años.

En el Congreso federal, los sinaloenses votaron, en su mayoría, por diputados (50.04 por ciento de los votos) y senadores (46.98 por ciento) de la coalición “Juntos Haremos Historia” (Morena-PT-PES). Inclusive, la fuerza del lopezobradorismo fue tan grave que el candidato independiente al Senado de la República, Manuel Jesus Clouthier Carrillo, fue el menos votado con sólo 7.05 por ciento de los votos. Además, a nivel local, Morena se llevó siete de 18 alcaldías y la mayoría en el Congreso (con el 50.04 por ciento de la votación emitida).

Para Guevara Martínez, si los morenistas “hacen un papel decoroso y le devuelven a los mexicanos un país con oportunidades, con libertades, con respeto, sin corrupción y sin impunidad, el PRI podría irse despidiendo del poder para siempre”. Y eso incluiría su presencia en Sinaloa.

Ciudad de México, 7 de julio (SinEmbargo).- El priismo en Sinaloa dio marcha atrás en los comicios del 1 de julio. A nivel local, los sinaloenses le dieron 7 de 18 municipios y la mayoría en el Congreso al Movimiento Regeneración Nacional (Morena). Y en la elección federal, la mayoría votó a favor del candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y las fórmulas de Morena en el Congreso de la Unión.

El retroceso del partido tricolor en este bastión priista se debió, por principio, a la fuerza del lopezobradorismo (que se vive en todo el territorio nacional) y al hartazgo de los sinaloenses con los “gobiernos de siempre” (que no han podido resolver los grandes problemas de la entidad), dijo a SinEmbargo el doctor en ciencias sociales Tomás Guevara Martínez, coordinador del Laboratorio de Estudios Psicosociales de la Violencia en la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS).

Los resultados electorales en contra del PRI, manados del “agotamiento” social, fueron contundentes en Sinaloa este año. El 64.22 por ciento de los sinaloenses le dio su voto al político tabasqueño. En contraste, los abanderados presidenciales del PRI han venido perdiendo fuerza en la entidad en los últimos 18 años.

En 2000, el 64 por ciento de los sinaloenses votó por Francisco Labastida Ochoa. En 2006, el 26.87 por ciento le dio su apoyo a Roberto Madrazo Pintado (en comparación con el 37.04 por ciento que apoyó al panista Felipe Calderón Hinojosa). Y en 2012 -a un año de que el Partido Acción Nacional (PAN) ganara la Gubernatura de Sinaloa con Mario López Valdéz- la mayor parte de los sinaloenses (37.03 por ciento) votó por Enrique Peña Nieto. Hoy, sólo el 18.28 por ciento se decidió por José Antonio Meade Kuribreña.

También, en las elecciones de los nuevos integrantes del Congreso de la Unión, la coalición “Juntos Haremos Historia” (Morena-PT-PES) acaparó la elección. En la votación para el Senado de la República se llevó el 46.98 por ciento de los votos, dejando atrás a la fórmula de los priistas Mario Zamora Gastelum y Rosa Elena Millan Bueno, que se llevó el 24.08 por ciento.

Inclusive el candidato independiente a la Cámara Alta por Sinaloa, Manuel Jesus Clouthier Carrillo, se vio opacado al obtener sólo el 7.05 por ciento de los votos. Clouthier, quien en 2015 hizo historia al convertirse en el primer Diputado independiente de México, reconoció ser “el candidato menos votado”. Y el 3 de julio de este año, en consecuencia, refirió que “el resultado me obliga seriamente a reflexionar mi futuro en la política electoral”.

El 19 de junio de 2018, AMLO fue recibido por miles de simpatizantes en el centro de Culiacán. El 64.22 por ciento de los sinaloenses le dio su voto, en parte, por el hartazgo que les causó el PRI. Foto: Isaac Esquivel, Agencia Cuartoscuro.

En la Cámara de Diputados federal, asimismo, Morena se llevó el 50.04 por ciento de la votación emitida, mientras que el PRI obtuvo el 27.73 por ciento. Y en cuanto a los legisladores locales, el partido de AMLO consiguió el 41.64 por ciento de la votación, en contraste con el 21.90 que obtuvo el partido fundado, en 1929, por Plutarco Elias Calles.

Además, de las siete presidencias municipales obtenidas por Morena, seis se las disputó al PRI y una al PAN. Mientras que en las últimas elecciones en Sinaloa (2016) el PRI logró mantener 13 de 18 alcaldías, en la actualidad mantiene sólo el control de ocho.

La paulatina derrota del PRI en Sinaloa tiene que ver con el hecho de que “la gente se ha ido dando a la idea de que este Gobierno [del priista Quirino Ordaz Coppel] no va a resolver los problemas”. Y como el PRI sólo ha velado por sus intereses y hecho esfuerzos para garantizar su estadía en los gobiernos del estado, mencionó Guevara Martínez, la población le está dando la espalda.

Con respecto al partido fundado por Andrés Manuel López Obrador, explicó que si los morenistas “hacen un papel decoroso y le devuelven a los mexicanos un país con oportunidades, con libertades, con respeto, sin corrupción y sin impunidad, el PRI podría irse despidiendo del poder para siempre”. Y eso incluiría su presencia en Sinaloa.

Sin embargo, el investigador advirtió que la responsabilidad de Morena “no sólo se circunscribe a hacer un buen papel o a cumplir lo que prometió”, sino que ahora deberá conducirse con una manera diferente de hacer política a la del PRI y la del PAN, de modo que “ya no se necesiten” esos partidos. Si eso es así, comentó, estaríamos construyendo un “camino a la prosperidad”, no sólo en los estados, sino en todo México.

LA DEUDA SOCIAL DEL PRI

Según el doctor Tomás Guevara Martínez y datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), los mayores problemas de Sinaloa son la inseguridad y la delincuencia, la corrupción y la impunidad, el mal desempeño del gobierno, la pobreza y el desempleo, además de la falta de planeación urbanística y las carencias educativas.

“Sinaloa es un estado agrícola. La ganadería y la pesca son sus más importantes aliados. Y aunque la economía está terciarizada -es decir, el Producto Interno Bruto se genera más a partir del comercio- no hay un proceso de industrialización. Ese es quizás el problema más grave. Sinaloa es un estado que ha crecido pero [que] no se ha desarrollado. Es decir, entra dinero pero no hay ni la imaginación, ni la creatividad, ni las condiciones objetivas para que éste sea metido a un proceso multiplicador”, dijo a SinEmbargo el especialista en ciencias sociales.

Para Guevara Martínez, la falta de desarrollo y de crecimiento económico en la entidad se debe a que existen tres grandes grupos que han acaparado el control del estado y que se “recrearon” a la sombra del Revolucionario Institucional.

Uno es el de los “terratenientes modernos” o de “grandes agricultores de exportación” (que tienen más y mejores tierras y que vienen de familias ancestrales que datan de antes de la Revolución). Otro es el de los políticos priistas (que así como hace más de 100 años, siguen pactando con los terratenientes). Y otro más es el del crimen organizado que se dedica a la siembra y venta ilícita de drogas.

De acuerdo con la organización civil México ¿Cómo Vamos?, el 11.5 por ciento de la actividad económica de Sinaloa está enfocada en el sector primario -producción de materias primas como la agricultura, la ganadería y la pesca- “por lo que la contratación de trabajadores en esas actividades es determinante en las fluctuaciones de su mercado laboral”.

Su producción es tan importante que “más de una sexta parte de los trabajadores eventuales de campo del país laboran en Sinaloa”, refiere el Semáforo Económico de la organización. Sin embargo, en el último año, los sectores primario y secundario (actividades industriales) han decrecido en 7 y 4.2 por ciento en Sinaloa, respectivamente. Y a la par, las actividades terciarias (comercio y servicios) crecieron 3.1 por ciento, según el Indicador Trimestral de la Actividad Económica Estatal del Inegi.

Al caer las principales actividades económicas estatales, no sólo se estancó el crecimiento económico de la entidad (que fue de 0.4 por ciento en 2017), sino que “han dejado de existir empleos formales” en Sinaloa, indican el Inegi y México ¿Cómo Vamos? Sólo entre 2016 y 2017, por ejemplo, el estado presentó un decremento de 180 por ciento en la generación de empleos formales registrados ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

La situación se agrava ya que el 46.3 por ciento de los sinaloenses (1 millón 371 mil 643 personas) tiene ingresos inferiores a la línea de bienestar. O bien, ingresos que no alcanzan para adquirir la canasta básica alimentaria y no alimentaria, señalan cifras de la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental (ENCIG) 2017.

Así, a la par que el desempleo afecta al 29.8 por ciento de la población, la pobreza afecta al 30.8 por ciento de los sinaloenses, según cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) y del Inegi.

“Hace treinta años la gente decía que en Sinaloa nadie se puede morir de hambre. Y sin embargo, hoy, eso ya no se podría decir. Hay cinturones de pobreza en las periferias de las ciudades. Hay espacios que no han sido debidamente urbanizados y que han permitido la proliferación de delincuentes”, lamentó el doctor Guevara Martínez.

Debido a la precaria situación por la que atraviesa la entidad, el académico dijo que más que un proceso de concientización de su ciudadanía, los reclamos de agricultores empobrecidos, la falta de políticas adecuadas en materia de urbanismo ante el crecimiento de las ciudades -causado por desplazamientos desde las zonas rurales gracias a la tecnificación del campo y al crimen organizado- y la agudización de la violencia, sobre todo, han generado olas de quejas en contra de los gobiernos locales, y por tanto, “la población pasó de ser un espectador a ser un actor” que ahora rechaza al PRI.

No obstante, los problemas de Sinaloa no se acaban allí. De acuerdo con la ENCIG del Inegi, la “tasa de trámites donde la población tuvo contacto con algún servidor público y experimentó al menos un acto de corrupción” fue de 41 por cada 100 habitantes (el doble de la incidencia a nivel nacional). La mayor parte de los agraviados percibió corrupción de las policías (89.3 por ciento), los partidos políticos (84.6), el Gobierno federal (81.6), los diputados y senadores (80.5), además de los gobiernos estatal (79.8) y municipal (76.4).

Además están otros problemas sociales de fondo que las políticas públicas no han logrado dirimir: la falta de acceso a seguridad social (del 49.3 por ciento de la población), el rezago educativo (que afecta al 19.1 de los sinaloenses), la carencia de servicios de salud (que aflige al 15.2 por ciento) y la carencia por acceso a la alimentación (problema para el 29.6 por ciento de los sinaloenses), refiere el Inegi.

VIOLENCIA Y CRIMEN ORGANIZADO

“No existe sinaloense, que de manera directa o indirecta, no haya sido tocado por el dedo del narco. Esto quiere decir que si no es un pariente, si no es un vecino, un amigo, un compañero de la escuela, etcétera, es alguien conocido quien está ligado al crimen organizado. [Allá] todos estamos conectados con ellos [los narcotraficantes]. Es parte de la natividad que tiene el crimen organizado en Sinaloa”, explicó el doctor Tomás Guevara Martínez, coordinador del Laboratorio de Estudios Psicosociales de la Violencia en la UAS.

Su declaración coincide con los resultados de la ENCIG, según los cuales, para el 71.4 por ciento de la población de Sinaloa, la inseguridad y la delincuencia son el mayor problema. Al respecto, la información del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) refiere que la tasa de homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes aumentó, entre 2012 y 2017, en la entidad (al pasar de 40.99 a 43.89).

Lo más relevante en el caso del crimen organizado de Sinaloa, comentó Guevara Martínez, es que se trata de un problema “diferente al resto de los estados porque nosotros tenemos un crimen organizado nativo. Es decir, que nació, que se gestó, que se desarrolló aquí”.

Aunque reconoció que fuera del Cártel de Sinaloa no hay mucha presencia de otros grupos delincuenciales en la entidad (por la “política punitiva del actual régimen”), Guevara aseguró que fue entre los años 40 y 80 que el narcotráfico se encargó de “vitalizar la zona más empobrecida de la entidad, que es la sierra. E hicieron una labor que ni siquiera había hecho el gobierno: elevaron el nivel de vida, pero a costa de la siembra ilícita y el tráfico de drogas”.

Sin embargo, este asentamiento del narcotráfico en el estado no fue sólo parte de un proceso histórico envuelto en necesidades económicas y circunstanciales, sino que, además, “hubo permisibilidad de los políticos que les dieron el espacio -a cambio de propina- para que prosperaran”, explicó.

Tan grave es el arraigo de los grupos criminales y sus ligas con los gobiernos locales, que el académico aseveró que allá, en Sinaloa, corrió el rumor de que el narcotráfico pidió en la sierra que la población votara por el PRI. “Y Badiraguato [tierra de siembra de mariguana, sobre todo] es el único municipio donde ganó el PRI”, señaló el especialista.

Ante este escenario y la llegada de Morena a Sinaloa, Guevara Martínez confió en que “si se bloquea esa permisibilidad, entonces se la van a ver muy mal” los criminales. Y si a ello agregamos el posible proceso de legalización de drogas con la entrada del nuevo Gobierno federal -como lo que ha propuesto la virtual Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero- “van a desarticular, físicamente, a los grupos del crimen organizado”. Y eso, comentó, nunca ha pasado ni con el PRI ni con el PAN.

Efrén Flores
Es politólogo por la UNAM. En SinEmbargo se ha especializado en el análisis de datos. Su investigación periodística es multitemática, pero sobre todo enfocada en temas políticos y económicos.
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