El llamado al Foro por la Pacificación y Reconciliación Nacional hecho por AMLO y dirigido a los chihuahuenses, para que hablen con funcionarios dispuestos a escuchar, nos obligó a comunicarnos con víctimas de agresiones y torturas; estas personas, al saber que iban a ser escuchadas, nos llamaron y enviaron correos y mensajes, y con ellos empezamos a revivir y recordar los momentos más tristes de la ciudad.

Se inscribió el colectivo que apoya y protege a las dolientes de los feminicidios de los noventa, un grupo de heroicas mujeres (y muy pocos hombres) que buscaron, y aún buscan, a sus hijas, y que en su lucha cambiaron muchas de las rutinas, agresivas e indignantes, usadas al investigar delitos contra las mujeres. Desafortunadamente falta mucho para que esta clase de homicidios sean casos aislados y ya no los síntomas dolorosos de una sociedad enferma.

Llegaron víctimas apoyadas por una organización ejemplar que ha establecido una red entre diferentes grupos de mujeres y que ha logrado reivindicar muchos casos locales, entre ellos agresiones de género cometidas por ciudadanos y autoridades que siguen creyendo en la superioridad del varón en esta ciudad cuya economía en gran parte es sostenida por mujeres que trabajan.

Y se acercaron también las familias de las víctimas de la masacre en Villas de Salvárcar, caso que sigue abierto a casi ocho años de que sucedió porque los investigadores no han podido dar con 15 asesinos ni tres administraciones ha podido reparar el daño causado. Una a una se inscribieron al foro hasta que sumaron más de 125 personas listas para hablar frente a las autoridades federales del próximo Gobierno.

Convocar a las víctimas de la violencia en Ciudad Juárez ha sido doloroso, triste y angustiante, pero nos encontramos con la realidad de que la victimización de los seres humanos y la violación de sus derechos fundamentales vienen desde mucho tiempo atrás.

Cuando empezamos a agruparlas según distintos criterios, descubrimos toda una cronología de victimización: voces desde 1970 hasta los 80, 90 y primeros años del 2000; víctimas de la intervención militar de 2008 a 2010; de los agentes federales y municipales entre 2011 y 2013, y de la actual guerra entre cárteles, pues luego de la reducción de la violencia después de 2013, ahora se vive su resurgimiento. Con el estrangulamiento de 11 jóvenes en una casa cercana al aeropuerto, un lúgubre mensaje fue enviado al foro programado para la próxima semana.

Poner fin a esta barbarie fue parte de lo que motivó a los fronterizos a votar por AMLO, porque la esperanza es grande y el dolor es mucho.

Gustavo De la Rosa

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Es director del Despacho Obrero y Derechos Humanos desde 1974 y profesor investigador en educacion, de la UACJ en Ciudad Juárez.

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