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Jorge Alberto Gudiño Hernández

07/08/2021 - 12:05 am

Volver a clases

La tercera ola ha llegado. La variante Delta es más contagiosa y le afecta a los niños.

Escuela en el regreso a las clases presenciales.
“Si muchas universidades decidieron no reabrir para el resto de 2021, suena absurdo que sí lo hagan las primarias y secundarias dentro de tres semanas”. Foto: Daniel Augusto, Cuartoscuro

La próxima semana volveremos a clases en la universidad en la que trabajo. Pese al notable repunte de contagios, hospitalizaciones y muertes, estoy tranquilo pues, de nuevo, mis materias se impartirán a distancia. Nos lo avisaron desde hace más de un mes: sólo se abrirían, de manera presencial, algunas de las materias que necesitan laboratorios y talleres. El resto continuaríamos a través de videoconferencias y herramientas afines para impartir las cátedras sin proximidad. Confieso que esta modalidad es cansada y conlleva evidentes mermas de los procesos educativos pese a que mis alumnos son universitarios. Queda claro que, si se tratara de niños, las deficiencias serían mayores.

Cuando nos avisaron hace varias semanas que el semestre de otoño seguiríamos a distancia, el argumento de la universidad era muy contundente: los estudiantes, que conforman la mayoría de la comunidad universitaria, no están vacunados. Simple y claro. No importaba que los maestros lo estuviéramos pues los chicos de entre 17 y 25 años no lo estaban. Cuando se dio ese aviso, aún sabíamos poco de la variante Delta y de la tercera ola. De hecho, algunos alzaron la voz porque la pandemia parecía un tanto controlada. Aún así, la universidad (varias universidades, en realidad), se escudaron en ese argumento. Más aún, no se metieron en el problema logístico que implicaba especular sobre una posible reapertura a mediados de semestre. Los profesores podíamos tener la certeza de que nuestras clases serían tales, en determinados horarios y desde el lugar en el que trabajábamos. Podríamos planear el resto de nuestras actividades. Por otra parte, también han diseñado protocolos y normativas para aquéllos que requieran ingresar a la universidad para el uso de las instalaciones especializadas. Cada semana recibimos varios correos para informarnos tanto de estas nuevas reglas como de las modificaciones dentro de la universidad para reducir al mínimo las posibilidades de contagios.

La tercera ola ha llegado. La variante Delta es más contagiosa y le afecta a los niños. Si muchas universidades decidieron no reabrir para el resto de 2021, suena absurdo que sí lo hagan las primarias y secundarias dentro de tres semanas. De entrada, sabemos que ninguno de los alumnos estará vacunado. Al menos no por el sistema de salud de México. En promedio, la primaria se acaba a los 12 años, la secundaria a los 15 y la prepa a los 18. En nuestro país no sólo no se está vacunando a los menores de edad sino que no se les considera como parte de la población cuando se publican porcentajes de avance en el proceso y, peor aún, el Presidente ya avisó que no se les vacunará pronto a los mayores de 12 años y menores de 18. De los niños de primaria será mejor no hablar, pues no existen vacunas autorizadas para ellos.

Así que volverán a clases. O, al menos, eso se dice. ¿Urge que los chicos vuelvan? Urge, sin duda. ¿Es imprescindible hacerlo ahora, cuando nos acercamos al pico de la tercera ola, cuando no están vacunados, cuando la nueva variante es mucho más contagiosa y cuando afecta a los niños como ninguna otra de las anteriores? Yo creo que no.

Y sólo hablo de los asuntos sanitarios. Quedan pendientes las estrategias educativas, las relacionadas con el funcionamiento de los inmuebles escolares, las de la logística de los profesores y padres de familia. Así como de la universidad han llegado decenas de correos, de las autoridades apenas han llegado avisos cargados de buenas intenciones. Pero, aun confiando en que todo eso esté cubierto, queda pendiente el asunto del bicho que nos ha tenido en jaque durante año y medio. Hoy por hoy, es una insensatez regresar a la escuela. ¿O usted, sean cuales fueren sus razones, subiría a su hijo a un puente colgando sobre un abismo si le aseguraran que sólo una de cada cien veces el suelo se fractura y la caída es inevitable? Hay que tener mucho temple para apostarle a ese 99 por ciento, aunque suene muy favorable.

Jorge Alberto Gudiño Hernández
Jorge Alberto Gudiño Hernández es escritor. Recientemente ha publicado la serie policiaca del excomandante Zuzunaga: “Tus dos muertos”, “Siete son tus razones” y “La velocidad de tu sombra”. Estas novelas se suman a “Los trenes nunca van hacia el este”, “Con amor, tu hija”, “Instrucciones para mudar un pueblo” y “Justo después del miedo”.

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