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Alejandro Calvillo

07/10/2021 - 12:05 am

Maquillista de Coca Cola

La Academia Mexicana de Ciencias, como si se tratara de la academia de lo que malamente se daba en llamar “un país bananero”, dominado y sometido a una empresa, ha jugado un papel deprimente.

Veneno. Foto: Especial.

En 2006 la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición llamó la atención mundial sobre México, en ningún país del mundo se había presentado el crecimiento del sobrepeso y obesidad en niños que se había registrado en nuestro país. En solamente 6 años el sobrepeso y la obesidad en niños de 5 a 11 años de edad había aumentado cerca de 40%. En 2012, se posicionaba México como el mayor consumidor de bebidas azucaradas y de productos de Coca Cola en el mundo. En 2016, la Secretaría de Salud declaraba emergencias epidemiológicas por obesidad y diabetes, mientras se reportaba que el 70% de los azucares añadidos en la dieta de los mexicanos provenían de las bebidas azucaradas. Los datos se disparaban, si en el año 2000 se presentaron 46 mil defunciones por diabetes, en el 2016 se reportaron más de 106 mil muertes.

Mientras tanto, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), en 2015, había aceptado una alianza con Coca Cola para otorgar el premio  “Rubén Lisker” para el “mejoramiento de la salud de la población mexicana”. Además, el CONACYT ya llevaba alrededor de 40 años otorgando otro premio en alianza con Coca Cola, el Premio Nacional de Ciencia y Tecnología de Alimentos. De esta manera CONACYT, el máximo órgano del Estado mexicano en promover la investigación científica y tecnológica le daba el respaldo a Coca Cola, a la empresa que estaba identificada por tener uno de los mayores impactos negativos en la salud de los mexicanos. La empresa refresquera, realizaba un evento anual con el máximo órgano de promoción de la ciencia y la tecnología del Estado mexicano, poniéndolo a su servicio, para maquillar su imagen, codeándose con los científicos agrupados en el CONACYT. Por un lado, la sociedad mexicana se enfrentaba a los graves impactos del consumo de los productos de esta empresa, a su penetración en todas las comunidades y, por otro, el máximo órgano de ciencia del Estado, salía públicamente de la mano de esta empresa a entregar un premio para el “mejoramiento de la salud”.

Al entrar el gobierno actual, la nueva administración de CONACYT rompió este acuerdo con Coca Cola. De inmediato, la refresquera logró encontrar otro maquillista, nada menos que en la propia Academia Mexicana de Ciencias, el máximo órgano independiente científico del país. Coca Cola cambio el aval y el maquillaje que le daba el CONACYT por el de la Academia Mexicana de Ciencias para convocar a los dos premios que otorgaba anteriormente de la mano de CONACYT. Mientras el país enfrenta una de las mayores epidemias de obesidad y diabetes y la Organización Mundial de la Salud llama a implementar políticas para reducir el consumo de bebidas azucaradas y después de años de que el Relator de Naciones Unidas por el Derecho a la Alimentación, Oliver de Shutter, hablara de la Cocacolonización de México, la Academia Mexicana de Ciencias sale de la mano de Coca Cola a otorgar premios diseñados por la propia refresquera.

La alianza ocurre con la evidencia pública de los escándalos en Estados Unidos por los recursos que Coca Cola había otorgado para la creación del Global Energy Balance formado por especialistas de la Universidad de Carolina del Norte para que difundieran que el sobrepeso y la obesidad no se debían al consumo de ciertos productos, si no al balance entre la energía que cada individuo consume y la que gasta. Cuando se publicaban los metaanálisis que demostraban que las investigaciones sobre el impacto de las bebidas azucaradas en la salud patrocinadas por la industria no encontraban daños, mientras que las investigaciones financiadas sin conflicto de interés encontraban toda la evidencia de estos daños.

La entrega de los premios diseñados por Coca Cola, y en el que apareció de comparsa y aval CONACYT en el pasado, y ahora lo hace la Academia Mexicana de Ciencias, hace aparecer en actos públicos a la plana mayor de la empresa y la Academia. En la entrega de uno de estos premios en 2019, el presidente de la Academia. El Dr. José Luis Morán, declaró: “para nosotros es importante impulsar el desarrollo de la ciencia en diversas áreas del conocimiento a través de iniciativas como ésta”. El director de la Academia debería hacer referencia a la importancia que puede tener que esa institución de nuestro país aparezca dando aval y prestigio a esta empresa. Que respondiera ¿cuál es el sentido primero y último de estos premios?, ¿cuál es el sentido de este acuerdo entre la Academia y Coca Cola? No se requiere mucha formación académica para responder estas preguntas.

Las revistas científicas prestigiadas han establecido principios que impiden la publicación de investigaciones patrocinadas por estas empresas, poniendo en claro el conflicto de interés que existe cuando se colabora de esta manera con los intereses comerciales. En estas revistas, desde The Lancet hasta el Journal of Public Health, se han publicado cientos de artículos sobre el impacto de estos productos en la salud y sobre la interferencia de estas empresas en las políticas de salud pública.

La evidencia hecha pública sobre la captura por parte de las corporaciones, y de Coca Cola en particular, sobre organismos supuestamente independientes, a través de financiamientos, puertas giratorias, convenios y acuerdos, es amplia en la literatura. El hecho de que la Academia de Ciencias de un país entre en alianza con esta empresa representa un estado lamentable de la comunidad científica que la forma.

La Academia Mexicana de Ciencias, como si se tratara de la academia de lo que malamente se daba en llamar “un país bananero”, dominado y sometido a una empresa, ha jugado un papel deprimente. Una Academia que no tiene independencia de los poderes económicos que se han aprovechado de un país que abandono la protección de la salud pública frente a la voracidad de estas corporaciones. En la práctica, sirve a sus intereses y se vuelve cómplice de sus estrategias de maquillaje e imagen, de hecho le sirve de maquillista.

La ciencia no es neutral y las condiciones de salud de la población mundial y el estado del planeta lo demuestran claramente. Existe la ciencia de interés público y esa no está en la Academia Mexicana de Ciencias, al menos no en materia de salud pública.

 

Alejandro Calvillo
Sociólogo con estudios en filosofía (Universidad de Barcelona) y en medio ambiente y desarrollo sustentable (El Colegio de México). Director de El Poder del Consumidor. Formó parte del grupo fundador de Greenpeace México donde laboró en total 12 años, cinco como director ejecutivo, trabajando temas de contaminación atmosférica y cambio climático. Es miembro de la Comisión de Obesidad de la revista The Lancet. Forma parte del consejo editorial de World Obesity organo de la World Publich Health Nutrition Association. Reconocido por la organización internacional Ashoka como emprendedor social. Ha sido invitado a colaborar con la Organización Panamericana de la Salud dentro del grupo de expertos para la regulación de la publicidad de alimentos y bebidas dirigida a la infancia. Ha participado como ponente en conferencias organizadas por los ministerios de salud de Puerto Rico, El Salvador, Ecuador, Chile, así como por el Congreso de Perú. el foro Internacional EAT, la Obesity Society, entre otros.

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