Radiografía de la salud pública en México: 26 meses… y nada

07/12/2015 - 12:00 am

La menor esperanza de vida, el mayor nivel de mortandad infantil, el menor gasto total en salud… Las estadísticas de la OCDE sobre el sector salud mexicano indican que tenemos un estado de salud deficiente, una mala calidad de atención e infraestructura insuficiente. Especialistas consultados por SinEmbargo, aseguran que en este sexenio nada se ha hecho por mejorar ni mucho menos por convertir al país en un referente a nivel internacional en la materia.

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México es uno de los países con mayor número de hospitalizaciones por enfermedades crónicas. Esto refleja una deficiencia en el primer nivel de atención, indica la OCDE  Foto: Cuartoscuro

Ciudad de México, 7 de diciembre (SinEmbargo).– La salud es para los mexicanos el segundo indicador de bienestar más importante para aspirar a una buena calidad de vida sólo después de la educación, según el informe “¿Cómo va la vida en México? 2015”, de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). No obstante, el documento ubica a esta rubro en la categoría de “peor resultado”.

Cuando se echa un vistazo a las comparaciones estadísticas en salud de los 34 países miembros de la (OCDE), que reúne a las economías más fuertes del mundo, los números que hablan del sector salud del país rara vez superan o si quiera alcanzan los estándares impuestos por el llamado “club de los países ricos”.

Los números reflejan que México tiene un sistema de salud deficiente, infraestructura insuficiente, factores de riesgo en aumento, bajo gasto en su cuidado y una mala calidad en la atención.

“Tenemos un sistema de salud fragmentado, poco o no muy bien financiado, con problemas de rectoría, de calidad desigual y de eficiencia […] Si comparamos el desempeño de nuestro sistema con los otros países de la OCDE, indica que tenemos muchas cosas que mejorar”, señaló Mauricio Hernández Ávila, director general del Instituto de Salud Pública (INSP), durante una conferencia a finales del mes pasado. “El desempeño no es bueno comparado con el de otros países”, reconoció.

México tiene la menor esperanza de vida de todas las naciones de la OCDE: 74.6 años en promedio, 5.8 años menos que el nivel promedio establecido por la organización (80.4 años). Además, la expectativa de vida en nuestro país es la que aumenta con mayor lentitud en comparación con todos los demás.

De acuerdo con la organización, esto se debe a que en México hay elevados niveles de factores de riesgo para la salud, así como barreras persistentes para el acceso a servicios sanitarios de alta calidad.

“Estamos viendo que probablemente disminuya la esperanza de vida. Traemos una epidemia de enfermedades crónicas muy muy considerable […] y además tenemos una epidemia de violencia […] que le pega a los adultos jóvenes y a los adultos […]; entonces ese año o dos [de esperanza de vida] que vamos a perder es por violencia y por enfermedades crónicas”, destacó Hernández Ávila dureante la conferencia citada.

Hay otras causas de mortalidad al alza. Según las estadísticas, las muertes por enfermedades coronarias van en aumento, contrario a los demás países de la agrupación internacional, que merman esta tendencia. Además, “dietas poco saludables y vidas sedentarias han causado un aumento drástico en los niveles de obesidad, un importante factor de riesgo para desarrollar enfermedades cardiovasculares, diabetes y cánceres”, advierten.

Los niños mexicanos, por su parte, son los que más mueren de entre todos los países miembros de la OCDE, a pesar de que México alcanzó la meta de reducir en dos terceras partes la tasa de mortalidad de niños menores de cinco años entre 1990 y 2015, acorde a los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En entrevista para SinEmbargo, Daniela Díaz Echeverría, miembro de Fundar, Centro de Análisis e Investigación AC, explica que las principales barreras que los mexicanos tienen para acceder a servicios sanitarios de alta calidad y con ello tener un mejor estado de salud incluyen “condicionantes sociales como baja escolaridad, violencia, pobreza, discriminación y desigualdad”, así como “falta de disponibilidad del servicio y de atención de calidad conforme a derechos humanos”.

En este sentido, asegura, es necesario que México cumpla con su obligación de garantizar a los ciudadanos su derecho al “nivel más alto posible de salud física y mental”, tal y como lo establece el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la ONU, a través de “mejorar la disponibilidad de recursos para la salud, así como la calidad, accesibilidad y la aceptabilidad de la misma”.

Sobre el estado de salud y sus riesgos, sólo algunos indicadores mexicanos son positivos: la mortalidad por cáncer es la menor de entre todos los países, las tasas de suicidio, de consumo de alcohol y de tabaco están por debajo del promedio.

No obstante, los últimos estudios económicos de la OCDE en México indican que el país necesita mejorar los resultados en salud y, para hacerlo, requiere que el gasto en el sector sea más eficaz.

GASTO EN SALUD E INFRAESTRUCTURA

“Si se le preguntara al Director del Sistema de Salud de Inglaterra si tiene suficiente presupuesto te va a decir que no. En países en donde gastan mucho más en salud que nosotros siguen diciendo que es insuficiente, porque siempre hay algo en lo que necesitas una demanda de salud adicional […] Nuestro deber es hacer que cada peso rinda al máximo. Esa es nuestra meta”, aseguró José Antonio González Anaya a SinEmbargo, tras ser consultado en un acto público.

La OCDE, por su parte informa que el gasto en salud en México debe ser más eficaz, pues a pesar de que nuestro país es el que más ha aumentado su gasto público en el rubro, el gasto total sigue siendo inferior al de todos los países de la agrupación, sólo con excepción de Turquía: cuando la media del gasto total per cápita de todos los países asciende a un 8.9 por ciento del PIB, en México tan sólo alcanza el 6.2 por ciento.

Aún así, el Gobierno federal, en la reciente aprobación al Presupuesto de Egresos 2016, realizó un recorte de dos mil millones de pesos para el total de gasto para salud con respecto al año que está por concluir. Ahora, el presupuesto para esta sector asciende a 132 mil 216 millones de pesos, mientras que para el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE)  y para el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) se aprobó un gasto de 229 mil 916 y 544 mil 321 millones de pesos, respectivamente.

“El gasto público en salud en el país es muy bajo […] Que México esté por debajo de países como Chile, Brasil y otros, indica que falta gasto público”, aseguró Nelly Aguilera, titular de la Unidad de Análisis Económico de la Secretaría de Salud, también en el acto público.

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Para el año 2016, el gasto en salud sufrió un recorte de 2 mil millones de pesos. Foto: Cuartoscuro

Por su parte, la especialista consultada por este diario digital explica que el presupuesto a la salud es insuficiente debido a que “no hay interés de incluir a la salud como un proyecto de nación; sino una inercia en la asignación presupuestal, respondiendo a un fenómeno muy común a nivel mundial”.

Pero el bajo nivel de gasto total no es el único indicador negativo para México con respecto al gasto en salud: la tasa de gasto en salud directamente del bolsillo de los hogares es la más alta de los países de la OCDE, con un 44.7 por ciento.

“Este indicador es clarísimo”, explica Gustavo Leal Fernández, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Unidad Xochimilco, a SinEmbargo: “Lo que indica es que la gente, como no encuentra satisfacción en la medicina pública, acude a medidas paliativas como los consultorios asociados a las farmacias o automedicación, y ahí se gastan ese -casi- 45 por ciento… Esta cifra describe completamente la incompetencia gubernamental para darle satisfacción o darle salida a la demanda de la población”, comenta.

La OCDE, por su parte, advierte que esta “alta carga” de pago del bolsillo “puede crear barreras financieras en el acceso a servicios sanitarios, particularmente para grupos poblacionales de bajos ingresos”.

“Los elevados desembolsos personales son un factor importante que conduce a las familias a la pobreza”, advierte su estudio económico.

“En suma, lo que tienen los sistemas de salud es muchísimo dinero, pero lo que hay en términos de la atención para la mayoría de la población es un resultado deficiente. Con todo ese dinero”, asegura, “seguramente alguien, menos ellos, lo podría hacer mejor”, expresó Gustavo Leal.

Los indicadores de equipos de salud, por otro lado, también son bajos: México es el país con menos número de camas por habitante (sólo hay 1.6 camas por cada mil), con menos máquinas de tomografía computarizada (5.3 por cada millón de habitantes), con menos aparatos para tomar imagen de resonancia magnética (2.1 máquinas por cada millón habitantes), de acuerdo con los datos de la OCDE. El número de máquinas de mamografía  (9.2 por cada millón de habitantes) y equipos de radioterapia (1.7 por cada millón de habitantes) también son bajos.

Sobre el rezago en términos de infraestructura, Daniela Díaz, de Fundar, aseguró que no se trata sólo de rezago en indicadores de equipos de salud, sino que “México viene de una condición de rezago de infraestructura desde antes”, y que la forma de mejorarla se complejiza porque implica una planeación en cuanto a fortalecer las redes de atención, principalmente la atención de primer nivel.

“Y esa planeación no existe. Lo que ha habido por parte del gobierno es pensar que se fortalecen las redes de atención construyendo más hospitales de especialidad y construyendo o ampliando hospitales de segundo nivel, llamados hospitales generales. Eso es bueno en sí mismo, pero no significa ni que se cuente con la infraestructura suficiente para atender al 100 por ciento de la población del país, o que sea una estrategia asertiva en cuanto a fortalecer las redes de atención”, expresa.

“La construcción de un hospital en sí mismo no genera mayor atención en la población; se necesita una visión más integral”, señala.

En cuanto a la calidad de la asistencia sanitaria de nuestro país, la OCDE indica que, por lo general, es más baja que en la mayoría de los otros países miembros. “Este es el caso en la asistencia hospitalaria a pacientes admitidos por condiciones agudas como ataques cardiacos (IAM) o ataques cerebrovascular (ACV) isquémico (estos últimos acontecen cuando un vaso sanguíneo que irriga sangre al cerebro es bloqueado por un coágulo se sangre). El porcentaje de pacientes que sobreviven estas condiciones es mucho más bajo en México que en otros países de la OCDE”.

La organización agrega que el número alto de hospitalizaciones que podrían evitarse por condiciones crónicas como asma y diabetes, refleja que el país no tiene un nivel de atención primaria de alta calidad. Además, es necesario fortalecer el acceso a este nivel de atención, apunta.

México sólo cuenta con 2.2 doctores y 2.6 enfermeras por cada mil habitantes. Es el segundo país con menor número de estos recursos humanos por habitante de la OCDE. Foto: Cuartoscuro
México sólo cuenta con 2.2 doctores y 2.6 enfermeras por cada mil habitantes. Es el segundo país con menor número de estos recursos humanos por habitante de la OCDE. Foto: Cuartoscuro

¿Y QUÉ ESTÁ HACIENDO MÉXICO?

“Nada. Vamos en sentido contrario”, asegura Gustavo Leal: “México, lamentablemente, no es ningún modelo a nivel internacional en el sector salud, debido a que lo que ahora  tenemos de por medio es una serie de proyectos de reforma que están trabados, pero que ni siquiera representarían en lo más mínimo una proyección del país hacia el exterior”.

“Dentro del amplio proyecto reformista de Peña Nieto lo que corresponde en el estricto sentido a la reforma de salud y seguridad social es algo que no ha acontecido. Llevamos el sexenio entero de alguna manera tratando de establecer hacia dónde querían ellos llevar la cosa. Peña ha esquivado en estos tres años la principal demanda ciudadana que es justamente la de mejorar los servicios de salud”.

Y para eso, explica, se requería actuar en estrategias de política pública que garantizaran el andamiaje administrativo, de infraestructura y recursos humanos para una buena prestación de servicios. No obstante “se estableció una agenda que no tenía absolutamente nada que ver con esta demanda ciudadana: lo que hubo fue una oferta de reforma macro absolutamente inviable”, asegura.

“La decisión política de lo que debe ser la salud en México está focalizada en un modelo de financiamiento, que deja de lado todo el cuerpo de derechos humanos que entiende que el presupuesto sólo como una herramienta importante para abordar la salud. El modelo actual quiere sostener al ras un financieramente al sistema de salud y eso conlleva a a afectar el acceso a la salud de la población”, dice, por su parte, Daniela Díaz.

“Esto define el por qué el sistema de salud funciona como funciona, y se reforman leyes [como la General de Salud, la del IMSS y la del ISSSTE] para que entre la iniciativa privada […] Lo que se necesita es una política nacional fuerte, con recursos, con participación, que garantice el derecho a la salud de las personas”, complementa.

A través de su texto “Peña Nieto y Mercedes Juan, degradando el derecho a la salud. ¡El final estaba al principio!”, Gustavo Leal sostiene que el Poder Ejecutivo ha perdido 26 meses tratando de establecer una política pública en salud que pretendía “sustituir la seguridad social integral por la protección social mínima”.

Hoy día, dice, el Gobierno federal “apenas aspira a establecer parámetros de suficiencia de personal sanitario capacitado y motivado, dotado de los medios disponibles para brindar la debida atención”.

“Y por ahí debieron de haber comenzado”, apunta en entrevista. “Resulta que hay una enorme distancia entre la petición ciudadana principal, que es la de mejorar los servicios, con esta oferta de reforma macro de Peña Nieto […] Esto es un centro de cualquier tipo de reflexión respecto a porqué la ubicación de México en indicadores internacionales está como está”, concluye.

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