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Alejandro Calvillo

07/12/2022 - 12:05 am

Los dealers del “Cártel de la Chatarra”

Diversos estudios publicados en revistas científicas, revisados por pares, han demostrado que NyN prefieren los productos que tienen personajes en sus empaques sobre aquellos que nos los tienen.

El “Cártel de la Chatarra” puede regresar a abusar de niños y niñas (NyN), todo dependerá de lo que decida la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

El nuevo etiquetado sacó a los capos del “Cártel de la Chatarra” de los empaques de los productos no saludables.

Los capos, desde el Tigre Toño hasta el osito Bimbo, los personajes más conocidos por NyN, han logrado ser muy efectivos en enganchar a la infancia para que consuman algunos de los productos menos saludables que hay en el mercado, contribuyendo con ello a generar una adicción al azúcar, a la comida chatarra, desde los primeros años de edad. Estos personajes han sido claves en deformar los hábitos de alimentación de NyN, para hacerlos demandar la compra de productos ultraprocesados, alejando sus paladares del gusto por alimentos naturales, alejarlos de las tradiciones culinarias de sus comunidades.

Tan sólo un ejemplo basta: el Tigre Toño, el personaje más reconocido entre NyN y adolescentes, más que los héroes de nuestra historia, estaba al frente de las Zucaritas, un producto elaborado para su consumo diario que contiene la mayor cantidad de azúcar que puede encontrarse en un cereal de caja en el mercado, hasta un 40 por ciento de su peso es azúcar. Es decir, uno de los peores productos de este género, con el personaje más conocido para enganchar a NyN a su consumo.

Las Zucaritas son un producto con un altísimo grado glucémico, es decir, dispara las concentraciones de azúcar en sangre y obliga al páncreas de los pequeños a realizar un gran esfuerzo para descargar grandes cantidades de insulina, un producto cuyo consumo regular, extendido en el tiempo, contribuye a provocar síndrome metabólico que después deriva en diversas enfermedades crónicas como la diabetes.

La Organización Mundial de la Salud, en su Estrategia Global sobre Régimen Alimentario, Actividad Física y Salud de 2005, el primer documento acordado a escala mundial para combatir la epidemia de sobrepeso y obesidad, señaló que estas estrategias de mercadotecnia dirigida a la infancia “se aprovechan de su credulidad e inexperiencia”.

Aprovecharse de la credulidad e inexperiencia de NyN es abusar de su condición, es sacar provecho de la infancia con fines comerciales, a la vez se genera un grave daño a su salud. Los productos publicitados a la infancia son, por naturaleza, los peores en el mercado. Son los que tienen mayores cantidades de azúcares, sodio, grasas, los que tienen menos fibra, los que presentan una mayor cantidad de aditivos artificiales como colorantes, saborizantes, aromatizantes, texturizadores, entre muchos otros. Los daños no son sólo en sobrepeso y obesidad, se han venido registrando afecciones en NyN y adolescentes que antes eran exclusivas de los adultos como hígado graso, prediabetes, hipertensión.

Estos productos suelen tener en el frente de sus empaques a personajes con enorme poder de atracción en NyN. Diversos estudios publicados en revistas científicas, revisados por pares, han demostrado que NyN prefieren los productos que tienen personajes en sus empaques sobre aquellos que nos los tienen. En diversos estudios clínicos se ha encontrado la misma respuesta en NyN cuando se les ofrece un mismo producto en dos diferentes empaques: uno con personaje y el otro sin personaje, la gran mayoría selecciona el empaque con personaje. Las evaluaciones han ido más allá: se les pide que prueben un mismo producto en dos empaques, con personaje y sin él, y que comenten cuál es más sabroso: la inmensa mayoría señala el producto con personajes.

El etiquetado actual de advertencia en los productos estableció que al tener una advertencia el producto no podría contener ningún elemento atractivo para los NyN, en especial, personajes. Existen naciones como Suecia y Noruega y la región de Quebec que han establecido la prohibición total de cualquier publicidad dirigida a NyN, ya sean juguetes o alimentos, por la simple razón que consideran que se aprovecha de su condición de vulnerabilidad. En México aún no hemos llegado a ese grado de protección del interés superior de la infancia, es más, la prohibición actual al uso de personajes atractivos a las NyN en los empaques con advertencias, está en riesgo tras los amparos que han llegado a la Suprema Corte y que se encuentran en otras instancias judiciales. Los amparos han sido presentados por las empresas que utilizan a estos personajes para aprovecharse de la “credulidad e inexperiencia” de NyN, como señala la OMS.

La tecnología más sofisticada para atrapar la atención y el deseo de NyN, así como los mayores avances en la tecnología de alimentos para elaborar productos hiperpalatables, forman parte de estas estrategias de mercadotecnia en la que los personajes cumplen una función esencial al desplegarse al frente de los empaques, siendo la forma más efectiva de enganchar la demanda del producto en el punto de venta.

Los amparos del “Cártel de la Chatarra” incluyen a todas las grandes corporaciones agrupadas en ConMéxico: Kellogg’s con el Tigre Toño y Melvin al frente; Nestlé con su ejército de personajes infantiles en su amplísimo portafolio de productos dirigidos a la infancia; Coca Cola con sus empresas como Santa Clara, con lechitas exageradamente endulzadas; Bimbo con sus pastelillos y botanas Barcel; PepsiCo con sus Sabritas y galletas; Mondelez con sus confituras y ahora con Ricolino que compró a Bimbo, todos juntos forman un gran cártel, el “Cártel de la Chatarra”, con multitud de personajes registrados en su marca.

Estas empresas argumentan que se violan sus derechos de marca al quitarles sus personajes y que estos derechos están por encima del derecho a la salud de NyN. Si los ministros de la Segunda Sala se informan bien, verán que en otras naciones no sólo se han prohibido el uso de estos personajes en el empaque de ciertos productos, se ha prohibido todo tipo de publicidad dirigida a la infancia.

La evidencia, con una gran cantidad de estudios publicándose en los últimos años, señala que estos productos provocan los mismos síntomas que definen el carácter adictivo de diversas sustancias. Se confirma lo que ya se advertía: que el azúcar es adictiva. Esta adicción es buscada en la elaboración de los productos ultraprocesados a través de una gran cantidad de aditivos e ingredientes que buscan cumplir el objetivo principal de las corporaciones que es que cada consumidor consuma más su producto y que el que no lo ha hecho, comience a hacerlo.

El “Cártel de la Chatarra”, este ejército de personajes, desde el personaje de Cheetos que ha llegado a tener la apariencia de un dealer, hasta el “tierno” gansito de Marinela, han tenido la misma misión: ser un elemento de atracción a NyN a productos que tienen un carácter adictivo o semi-adictivo. El asunto de la adicción a la comida chatarra será tema de otros artículos, pero hay que mencionar que el consumo de diversos alimentos ultraprocesados presenta las características establecidas para definir que una sustancia es adictiva: (1) causar un consumo compulsivo, (2) causar efectos psicoactivos (es decir, que alteran el estado de ánimo) a través de su efecto sobre el cerebro y (3) reforzar el comportamiento. Hay un cuarto elemento identificado en el consumo de tabaco que también se registra en el del consumo de diversos ultraprocesados: (4) desencadenar fuertes impulsos o ansias como otro indicador importante del potencial adictivo ( https://n9.cl/sdo4y ).

¿Si los personajes en los empaques inducen al consumo de productos no saludables y adictivos, cómo podríamos definir a estos personajes? ¿Capos o dealers?

Y están todos ellos tocando a la puerta de los ministros, respaldados por las mayores asociaciones empresariales y por los más poderosos despachos de abogados.

Alejandro Calvillo
Sociólogo con estudios en filosofía (Universidad de Barcelona) y en medio ambiente y desarrollo sustentable (El Colegio de México). Director de El Poder del Consumidor. Formó parte del grupo fundador de Greenpeace México donde laboró en total 12 años, cinco como director ejecutivo, trabajando temas de contaminación atmosférica y cambio climático. Es miembro de la Comisión de Obesidad de la revista The Lancet. Forma parte del consejo editorial de World Obesity organo de la World Publich Health Nutrition Association. Reconocido por la organización internacional Ashoka como emprendedor social. Ha sido invitado a colaborar con la Organización Panamericana de la Salud dentro del grupo de expertos para la regulación de la publicidad de alimentos y bebidas dirigida a la infancia. Ha participado como ponente en conferencias organizadas por los ministerios de salud de Puerto Rico, El Salvador, Ecuador, Chile, así como por el Congreso de Perú. el foro Internacional EAT, la Obesity Society, entre otros.

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