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Leticia Calderón Chelius

08/01/2021 - 12:02 am

El 2020 no ha terminado

Aunque la situación violenta logró controlarse, ese largo día para los estadounidenses no acabará sino hasta que concluya el proceso electoral el 20 de enero cuando tomará el poder el equipo demócrata.

Simpatizantes del presidente Donald Trump se reúnen afuera del Capitolio federal, el miércoles 6 de enero de 2021, en Washington. Foto: John Minchillo, AP.

Si usted es de los que creen que al chocar las copas, brindar por el año viejo, comer uvas al ritmo de las campanadas y hacer una larga lista de deseos y propósitos con eso inicia un nuevo año, me temo que tendrá que repensar esta tradición. Por la dureza del 2020 la mayoría nos aferramos a desear que al concluir el año de alguna manera las cosas tomarían otra forma y perspectiva, sin embargo, tenemos que aceptar que hay mucho de pensamiento mágico en suponer que algo cambia de un día al otro porque damos vuelta al almanaque anual.

La realidad está mostrando que es más ruda que el mismísimo COVID-19, ya que el pico de contagios que ya venía creciendo las últimas semanas se incrementó aún más, no solo por la mayor actividad de la población en general, sino por una cuestión básica que tenemos que aceptar. Estadísticamente entre más somos, el contagio se vuelve exponencial y eso es lo que explica la situación que vivimos en la Ciudad de México y otras ciudades de gran concentración demográfica. Sumado al momento crítico del contagio por COVID que esperamos como un tsunami anunciado, ahora resulta que hay que incluir también “una serie de eventos desafortunados” con los que arrancó el 2021.

El 6 de enero al avanzar el día, el planeta entero empezó a seguir la noticia política más impactante de los últimos tiempos que no puede ser sino el final dramático de un Gobierno, el de Donald Trump, llamado a dejar huella en la historia estadounidense y un hoyo profundo en el sistema político de ese país. Ese día, al mismo tiempo que se llevaba a cabo la elección extraordinaria en el estado de Georgia, cuyo resultado definiría la mayoría en el Senado estadounidense –el Congreso ya contaba con mayoría demócrata–, un grupo de alrededor de 30 mil personas se reunieron en torno a la Casa Blanca para acompañar a su líder y Presidente Trump, quien insistió en condenar lo que él llamó fraude electoral, aunque ya se habían agotado los recursos legalmente previstos en las leyes electorales de cada estado e incluso, la Suprema Corte –de mayoría conservadora– dio certidumbre a los resultados que dan la victoria a Joe Biden.

Ante un discurso incendiario y sin matices, Trump llamó a tomar el Capitolio a donde una turba de sus seguidores más radicales se dirigió, para literalmente entrar a pasearse, tomarse selfies, y ocupar espacios emblemáticos como forma de mostrar control sobre los propios congresista y senadores que fueron resguardados. Las imágenes de un Capitolio prácticamente sitiado en pocas horas recorrieron el planeta entero. En medio del caos y desde algún lugar protegido, el Presidente electo Biden hizo un llamado para que el aún Presidente Trump pacificara a sus seguidores. En dicho mensaje Trump insistió en su triunfo y pese al momento dramático contra la democracia estadounidense, no mostró un mínimo rasgo de arrepentimiento por llamar abiertamente a una posible insurrección sino por el contrario, mantuvo una actitud soberbia y mesiánica.

Aunque la situación violenta logró controlarse, ese largo día para los estadounidenses no acabará sino hasta que concluya el proceso electoral el 20 de enero cuando tomará el poder el equipo demócrata. Desafortunadamente esto no es una película de Hollywood con final feliz, sino el inicio de un momento de quiebre histórico que tendrá implicaciones en muchos escenarios, más allá de que se consiga una estabilidad política básica y se retome lo que es más urgente no solo en ese país sino en el planeta entero, el control de la pandemia y de la economía global.

Sobra decir que estos eventos no solo afectan a los estadounidenses sino, como ya sabemos, geografía es destino y por tanto, a México y a los mexicanos nos impactará por algún lado. Por eso, si usted es de los que creyó que con el 31 de diciembre se iban tantos males como los que nos dejó el 2020, agárrese porque no vamos ni en la primera semana del nuevo ciclo. Otra posibilidad es que usted adopte el calendario chino, en el cual seguimos aún en el año de la rata y no es sino hasta el 12 de febrero del 2021 que concluye el ciclo actual y se inicia el año del búfalo, que de acuerdo a ese calendario cambia de manera importante el escenario y por tanto, todavía podemos creer que no todo será tan rudo y más bien, lo que pasa es que estamos en medio de las últimas coletadas del año que se resiste a irse. Usted elija.

Leticia Calderón Chelius
Dra. Leticia Calderón Chelius Es profesora Investigadora del Instituto Mora. Doctora en Ciencias Sociales por FLACSO y maestra en Sociología de la UNAM. Es Miembro de la Academia Mexicana de Ciencia y del Sistema Nacional de Investigadores (S.N.I).

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