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Malena, mamá de un héroe de la Guardería ABC, lo busca desde 2015; ahora es Guerrera Buscadora

08/06/2019 - 7:11 pm

Cuando desapareció, Manuel tenía unos 10 días de haber conseguido un nuevo trabajo en una mina de Hermosillo. Con su tío, Manuel Antonio de Jesús Castro Quintana, había salido del trabajo, a mediodía, rumbo a un Oxxo a comprar refrescos y papas para comer en su descanso.

“Todavía le habló a su esposa para preguntarle qué hacía falta para la cena”, explicó Malena, “compraron y de regreso a su trabajo, ya no volvimos a saber nada de ellos dos… andaban en una camioneta pick-up azul marino, de la que ya no supimos nada tampoco. En la mina no nos supieron dar razón”.

Por Astrid Arellano

Sonora, 8 de junio (Proyecto Puente).– Manuel Antonio Castro Quintana, en 2009, trabajaba en la gasolinera ubicada frente a la Guardería ABC. El día del incendio, entre el humo y las llamas, ingresó a la bodega a sacar a todos los niños que pudo. Hoy su madre acaba de unirse a las Guerreras Buscadoras de Sonora, para sacarlo a él, de ser necesario, de abajo de la tierra.

Manuel desapareció el 24 de noviembre de 2015 y aunque Malena, su madre, tiene la firme esperanza de encontrarlo con vida, aseguró que está preparada para todo.

Manuel Antonio salió a comprar a un OXXO junto con su tío, jamás se les volvió a ver. Foto: Proyecto Puente.

Afligida, María Elena Quintana Armenta, “Malena”, habla a través del teléfono, desde Acaponeta, Nayarit, donde reside.

“Nosotros tenemos como 18 o 19 años viviendo aquí, pero somos sonorenses”, narró a Proyecto Puente, “me acuerdo que esa tarde, él me habló como a las tres y me dijo que me pusiera a orar”.

Era el fatídico 5 de junio de 2009 y Malena sólo alcanzó a preguntarle a su hijo por qué le pedía eso. “Porque está muy feo aquí, me dijo, se incendió una guardería y hay muchos niños… yo quería que me dijera más, pero me dijo que no, que se estaba metiendo, sólo le dije que tuviera mucho cuidado. Y me colgó”.

En un video de aquella fecha, Manuel aparece con su uniforme verde, de Pemex, con el rostro sudoroso y evidentemente exaltado, desobedeciendo a las autoridades que le impedían volver a entrar a la bodega. Él sólo quería continuar sacando niños. Días después, lo entrevistaron como uno de tantos héroes anónimos, ciudadanos promedio que arriesgaron sus vidas para salvar otras.

En sólo siete segundos, Manuel, de entonces 23 años, se limitó a decir: “No, pues, me metía nomás porque estaban los niños allá adentro, pero hasta después, me di cuenta de que estaba grueso”.

Malena explicó que, por la tarde del 5 de junio, habló una vez más con su hijo, quien le narró que había sido una experiencia muy fea, que la gente había entrado en pánico, que él no alcanzaba a respirar y que, adentro, de tanto humo, no se veía nada… sólo escuchaba los llantos de los niños.

“Él me decía que estaba bien, que lo habían checado [los paramédicos] cuando salió de la guardería, pero duró un tiempo hablando del tema… me contaba que sintió mucha desesperación de ver a la gente que corría de un lado para otro y me dijo que a veces se despertaba en las noches, asustado, porque los gritos se le quedaron a él en su mente”.

Cuando desapareció, Manuel tenía unos 10 días de haber conseguido un nuevo trabajo en una mina de Hermosillo. Con su tío, Manuel Antonio de Jesús Castro Quintana, había salido del trabajo, a mediodía, rumbo a un Oxxo a comprar refrescos y papas para comer en su descanso.

“Todavía le habló a su esposa para preguntarle qué hacía falta para la cena”, explicó Malena, “compraron y de regreso a su trabajo, ya no volvimos a saber nada de ellos dos… andaban en una camioneta pick-up azul marino, de la que ya no supimos nada tampoco. En la mina no nos supieron dar razón”.

Desde la desaparición de ambos, Malena no ha hecho más que pedirle a Dios que le diga qué pasó con ellos y, a la fecha, no hay rastro ni noticia, más allá de la vez que unos extorsionadores le robaron dinero a cambio de entregarle a su hijo, quien nunca llegó. Manuel dejó a su esposa y sus dos hijos pequeños, en espera de su regreso.

A él le gusta mucho platicar, es un poco enojón, pero es una buena persona”, describió Malena a su hijo, “le gusta mucho ayudar a las personas, siempre ve por los demás antes que por él; si se ja, en el video del día del incendio, los policías le dicen que se haga para un lado y yo me acuerdo que él me dijo que no lo querían dejar entrar pero, aun así, lo hizo”.

Por las noticias, Malena se enteró de la existencia de las Guerreras Buscadoras de Sonora y de sus hallazgos de cuerpos enterrados en fosas clandestinas, entonces decidió contactar al colectivo en su extensión ubicada en Hermosillo.

Por la distancia, no le queda más que comunicarse con las Guerreras por WhatsApp, donde está muy pendiente de sus actividades al no poder viajar desde Nayarit para acompañarlas en algún rastreo. Sin embargo, su cuñado -hermano de Manuel Antonio- asistió a una de las reuniones del colectivo en Empalme para entrenarse e iniciar en las labores de búsqueda. Por lo pronto, él se encargará de buscarlos, hasta llevarlos de nuevo a casa.

“Yo anhelo en mi corazón que él esté vivo”, concluyó Malena, “si no hemos encontrado su cuerpo, es porque él está vivo y un día Dios me lo va a regresar… pero también debo estar preparada para todo: Si ellas han encontrado a tantos, quizás también habrá una señal para mí, por eso me uní”.

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